Manuel Tripano, el joven de Necochea que se consagró campeón del mundo en canotaje slalom

Tiene 19 años y el fin de semana pasado logró el título Sub 23 (C1) en Eslovaquia. Es el primer título mundial que logra un argentino en esa disciplina. Empezó a remar a escondidas de su madre, a los 2 o 3 años. A futuro: les apunta a los JJ.OO. 2028.

Manuel Tripano, campeón del mundo Sub 23 en canotaje eslalon. - Instagram -
Manuel Tripano, campeón del mundo Sub 23 en canotaje eslalon. - Instagram -

Por Gastón M. Luppi, de la redacción de DIB

Estaba feliz por haber hecho una buena final. Pero fue tan buena su bajada en Liptovsky Mikulas (Eslovaquia) que le daba el segundo puesto en el Campeonato Mundial Sub 23 de canotaje slalom. Y en pleno festejo por esa medalla de plata, Manuel Tripano supo que una penalización a un rival lo convertía en el primer argentino campeón del mundo en la especialidad.

De Necochea, el fin de semana pasado a los 19 años Tripano hizo historia para el canotaje argentino en Eslovaquia, una parte del mundo donde se ve el mejor canotaje slalom del planeta. Con su canoa (C1) superó la semifinal con el octavo registro y en la final debió hacer su carrera y después esperar el descenso de otros siete competidores. Tal como manda el protocolo, siguió a esos otros palistas desde una carpa, en el sitio reservado para quienes tienen tiempo de podio. Y pasaban los competidores y Tripano seguía con el mejor tiempo, nadie lo superaba.

“Apenas terminé mi bajada de la final, lo celebré. Estaba muy contento de haber terminado una final del mundo, el mayor objetivo que tenía hasta ese momento”, le explica Tripano a la agencia DIB, todavía en Europa, ahora en Cracovia (Polonia). “Es muy difícil terminar un descenso sin errores. Cuando vi que lo hice en 95,27 segundos, le pregunté a mi papá: ‘¿Alcanzará?’”. Y el padre, su entrenador, se suma a la charla: “Los otros te van a tener que ganar”, recuerda Javier su respuesta. “Para podio quizá me alcance”, pensaba el joven palista.

Por el aire, Manuel Tripano, el campeón mundial. - Instagram -
Por el aire, Manuel Tripano, el campeón mundial. – Instagram –

Sentado, Tripano seguía las bajadas de los otros competidores que en el mismo recorrido habían tenido una mejor semifinal que él. Nadie lo superaba. Ni siquiera el francés Yohann Senechault, quien tampoco sufrió penalidades, pero fue 21 centésimas más lento. “Quedó atrás por nada. Este deporte se caracteriza por ser tan cruel o tan bonito por centésimas”.

Y para el final, el checo Lukas Kratochvil, el mejor semifinalista. “Bajó fuerte, pero yo ya no estaba mirando, estaba celebrando mi segundo puesto. Terminó un segundo cuarenta y pico más rápido que yo: ‘Listo, segundo puesto’, a celebrar con los italianos, los españoles, los polacos. Pero en un momento fui a abrazar a mi papá y vino otro de los competidores con un teléfono, me mostró que Kratochvil había sido penalizado con dos segundos por tocar la puerta 5… No lo podía creer: campeón del mundo. Se descontroló todo, me tiraron para arriba…”.

En Eslovaquia sonó el himno argentino: “Uf, uf… Muy fuerte”, sintetiza Tripano. “Siempre aspirás a lo mejor. Caminando hacia la Facultad (estudia Kinesiología-fisiatría), en los entrenamientos, antes de dormir… Siempre te encontrás pensando cuál es tu sueño, cuál es el objetivo. Y terminó pasando, no lo podía creer. Con el himno, no podía contener las lágrimas. Y encima mi papá en la premiación… Fue un momento inolvidable”.

A escondidas

El canotaje viene de familia, con padre y tío palistas. Y los inicios de Manuel tienen su historia. Hijo varón, “a los 2 o 3 años empezamos a remar, a escondidas”, explica el ahora campeón mundial. Y toma la palabra el padre, Javier: “La madre no me dejaba llevarlo a remar. Entonces, hicimos un pacto de varones: ‘El sábado es nuestro, vos no le decís nada a tu mamá’. Teníamos una canoa especial, guardada con un trajecito térmico y un remito. Me acuerdo de llevar la mochila con el turrón, la manzanita y hasta un pañal por las dudas. Remábamos con la canoa en agua quieta y mantuvimos el secreto unos seis años, hasta que empezamos a bajar aguas rápidas. Y un día vino un grupo de Mar de Plata, que hacían el ‘Quequenazo’, sacaron unas fotos bárbaras, las publicaron en Internet y eso nos delató: Manuel estaba bajando una cascada gigante, tuvimos que blanquear la situación”.

A partir de ese momento, el hijo pudo remar sin esconderse, y la hermana Lola se sumó al canotaje. De Manuel “vinieron los campeonatos nacionales, los selectivos, el seleccionado nacional, los Juegos Evita, los Bonaerenses, pista, velocidad… Una trayectoria enorme”, repasa el padre.

“Un camino largo”

Este título del mundo es, por ahora, el punto más alto de unos cuantos años de trabajo. “Es un camino largo”, le explica Manuel Tripano a DIB sobre su carrera deportiva. En Cracovia, en la misma ciudad y pista en la que anda por estos días, tuvo sus primeras competencias internacionales en Europa, en 2019. Luego la pandemia dejó todo en stand by. Es más: tuvieron un intento de viaje pero no pudieron tomar el avión: “Fuimos a Ezeiza y volvimos. Era en plena Santa Rosa, parecía que íbamos en una lancha”, recuerda sobre aquel frustrado viaje.

Padre e hijo, Javier y Manuel Tripano. - Instagram -
Padre e hijo, Javier y Manuel Tripano. – Instagram –

Pasó la pandemia y Manuel y su padre viajaron para entrenar a Europa. En su despedida de la categoría junior, en 2022 fue finalista mundial en Ivrea, Italia. Ya el año pasado, en Cracovia, alcanzó la semifinal entre los Sub 23. Y ahora, su logro máximo.

Ya antes de la competencia, durante los entrenamientos, “me venía midiendo con los otros competidores y mi papá siempre repetía: ‘La canoa va rápido, la canoa va rápido, va bien’”. “La expectativa era llegar a la final. Pasé la semifinal con una penalidad de dos segundos, fui octavo de los diez que clasificaban”.

Y el padre aporta un dato clave: “En la final todos los botes son iguales, porque hay un diseño nuevo que es superador. Pero ‘Manu’ corrió con una canoa que era de un diseño más antiguo. Cuando ganó, en el control miraban como diciendo: ‘No puede ser’, compitió dando ventaja”.

Manuel Tripano, en acción junto a su canoa. - Instagram -
Manuel Tripano, en acción junto a su canoa. – Instagram –

Historia reciente pero ya pasada. Es que gracias al esponsoreo de Puerto Quequén, Tripano pudo adquirir una canoa nueva -del último modelo y con su remo- con la que comenzará a competir pronto, período de adaptación mediante.

Canoas vs. Kayaks

Manuel Tripano fue campeón del mundo en C1 (canoa individual). En las canoas, los palistas van arrodillados y utilizan un remo de una sola cuchara. En los kayaks (K1), en cambio, el competidor va sentado y la pala tiene dos cucharas. Por ahora, Tripano compite en las dos modalidades y en este mundial de Liptovsky Mikulas fue 24º entre los kayaks. “Objetivo más que cumplido, creo yo”, opina.

“El deporte en sí, es lo mismo”, explica. “Consta de hacer un circuito, bajar lo más rápido posible sin tocar las puertas. El kayak se caracteriza por una navegación más veloz, un poco más riesgosa. También cambia la posición de salto y navegación, y la estrategia de carrera. En la canoa, uno va atado, está más alto, el bote es más ancho. Con una sola cuchara, se pierde la mitad de la remada y hay que tener mucho más equilibrio y técnica. En mi caso, yo puedo cambiar de lado, que también es una característica mía, el dominio de ambas manos”, describe Tripano.

Manuel Tripano cuenta con el apoyo de Puerto Quequén. - Instagram -
Manuel Tripano cuenta con el apoyo de Puerto Quequén. – Instagram –

Sobre si es posible hacer ambas, “muy pocos hacen las dos, y ser bueno en las dos es difícil”, explica. Y hasta cuándo seguirá con las dos, “hasta donde se pueda”. El objetivo “es apuntarle a canoa y mejorar”. “Pero tampoco quiero dejar el kayak”, le aclara a DIB.

Es cierto, no solo obedece a cuestiones deportivas. Dos tipos de bote en Argentina, dos en Europa, y los traslados, tiene sus complejidades. No obstante, mientras adaptan su nueva canoa, va a aprovechar para trabajar con el kayak, que lo tiene “un escalón más abajo”, opina su padre.

Los Juegos Olímpicos de 2028

La hoja de ruta de Manuel Tripano incluye el próximo ciclo olímpico rumbo a Los Ángeles 2028. En ese camino, los Juegos Suramericanos 2026, en la provincia de Santa Fe; luego los Juegos Panamericanos de 2027, en Lima, y ese mismo año el clasificatorio olímpico.

Manuel Tripano, entre la corriente y las puertas. - Instagram -
Manuel Tripano, entre la corriente y las puertas. – Instagram –

Ahora Manuel mirará los Juegos de París, pero ilusionado con Los Ángeles: “Es mi objetivo. Tengo muchas ganas de ir, así que quiero preparar el ciclo olímpico con todo”.

Río Quequén

Tripano es uno de los tantos palistas destacados a nivel nacional y hasta internacional que bajan las aguas del río Quequén. “Un factor muy especial que tiene el Quequén es que el agua va a estar siempre”, y menciona al complejo Paraje las Cascadas, las escuelas municipales de Necochea y de Lobería. “Tenemos una de las pistas nacionales más importantes, cuna de tantos deportistas”.

El Quequén “es un recorrido que aunque no sea tan fuerte, quizá con poca profundidad en algunos lugares, permite trabajar como para llegar adonde llegué yo. Porque entrenando allá, con una buena adaptación acá, es suficiente”.

Y aporta el padre a la dimensión del éxito de su hijo, justamente en tierras donde el canotaje slalom es potencia: “Si desde Argentina, sin los mejores recursos, pudimos llegar, está marcado el camino para que tantos otros atletas del país y de Latinoamérica sigan empujando para que nuestro deporte sea un poco más equitativo”. Y cuenta una anécdota relacionada con la consagración de su hijo: “Algo que resultó estremecedor fue que aquellos países que no tienen tanto desarrollo, festejaban en el podio con nosotros, como si el triunfo fuera de ellos”.

“Para que el nuevo campeón del mundo surja de Sudamérica”

Tras la consagración, Manuel Tripano recibió saludos y felicitaciones de todos lados. Incluido el saludo de la australiana Jessica Fox, “que sería la Messi del canotaje slalom”, explica sobre la ganadora de una medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, bronce en Río de Janeiro 2016 y oro y bronce en Tokio 2020. Y toma la palabra el padre, Javier: “Hay una historia que une a ‘Manu’ con Jessica Fox. Ella donó a la Federación Argentina de Canoas una pala mini de slalom y una chaqueta. Como ‘Manu’ estaba en proyección, se le prestó esa pala y esa chaqueta. Y venían firmadas por Fox, con una leyenda: ‘Para que el nuevo campeón del mundo surja de Sudamérica’”. “Me emociono”, dice el padre sobre ese recuerdo. “Manuel usaba esa pala a los 8, 9, 10 años, y ahora Jessica Fox nos está felicitando por el campeonato”. (DIB) GML

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