Más de un millón de chicos saltean alguna comida diaria por la crisis, según Unicef

Solo tres de cada diez niños no sufren privaciones de los derechos básicos por la situación económica; diez millones comen menos carne y toman menos leche que hace un año.

Solo tres de cada diez niños no sufren privaciones de los derechos básicos por la situación económica. (Unicef)

Más de un millón de chicos en la Argentina saltean alguna comida –desayuno, almuerzo, merienda o cena– por falta de recursos como consecuencia de la situación económica, y solo tres de cada diez no sufren privaciones a sus derechos básicos, según la nueva encuesta de Unicef sobre la Situación de la Niñez y Adolescencia a nivel nacional.

“Los datos de la encuesta muestran las dificultades que tienen los hogares con niñas y niños para generar ingresos suficientes y, de esta forma, acceder a alimentos y afrontar gastos corrientes básicos. Esto se produce en un contexto donde las partidas presupuestarias de la Administración Nacional dirigidas a la niñez y adolescencia muestran una caída del 25% en términos reales en los primeros 5 meses de 2024 con relación al mismo período de 2023”, indicó Sebastián Waisgrais, especialista en Inclusión Social y Monitoreo de Derechos de Unicef Argentina.

Los resultados abarcan hasta mayo de 2024 y señalan, además, que los ingresos del 48% de los hogares argentinos no alcanzan para cubrir los gastos mensuales corrientes con una diferencia de 7 puntos más con respecto al año anterior, cuando así lo manifestaban el 41%, y de 15 puntos más si la referencia es 2022, cuando eran el 33%.

Además, el trabajo revela que diez millones de chicos comen menos carne y toman menos leche que hace un año.

En las familias también se redujo el consumo de verduras y frutas (58%) y solo aumentó la ingesta de fideos y harinas (24%), de acuerdo con la octava encuesta a hogares, una medición de alcance nacional que Unicef Argentina realiza de manera ininterrumpida desde 2020.

El dato más dramático es que más de un millón de niños deja de comer alguna comida (desayuno, almuerzo, merienda o cena) por falta de dinero. En siete de cada diez hogares donde esto sucede, la persona a cargo se encuentra ocupada y, dentro de ellas, más de un 60% de manera informal.

A la vez, tres de cada diez familias tuvieron que recurrir a algún préstamo o fiado para comprar comida y más de la mitad de los hogares, donde viven casi siete millones de chicos, tuvieron que dejar de comprar algún alimento por falta de dinero.

“Frente a la insuficiencia de ingresos, las familias se endeudan, dejan de comprar alimentos nutritivos o medicamentos, lo cual empeora significativamente la calidad de vida de sus integrantes”, explicó Luisa Brumana, Representante de Unicef Argentina. “Estos datos sobre la situación socioeconómica buscan contribuir a la toma de decisiones para el desarrollo de políticas que permitan a estos hogares salir de la pobreza, de acuerdo a nuestro mandato de cooperación con los Estados nacionales y provinciales”, señaló. 

El estudio revela que en nueve de cada diez familias los ingresos no alcanzan para comprar la misma cantidad de productos básicos que en 2023, mientras que en el 82% los ingresos no logran solventar gastos específicos de los chicos, como útiles escolares, transporte, vestimenta y calzado.

Menos controles de salud

En este contexto, en un 23% de los hogares se dejaron de comprar medicamentos; en un 32% se redujeron los controles médicos y odontológicos; y en un 41%, se utilizan ahorros para gastos corrientes. Además, en los sectores medios un 9% de las familias tuvo que desafiliarse de la prepaga o cambiar a los niños de escuela, y aumentó el uso de la tarjeta de crédito para la compra de alimentos.

Una de las contradicciones que señala el informe es que las dificultades para acceder a la canasta básica alcanzan incluso en una mayor proporción a quienes son beneficiarios de prestaciones sociales: “Estas restricciones tienen lugar en un contexto en el que más de la mitad de los hogares accede a alguna política de transferencias de ingresos. En este sentido, el 93% de las personas encuestadas cree que los programas de protección social que brinda el Estado son necesarios, pero en el 68% de los hogares que reciben estas prestaciones el dinero les alcanza para menos de la mitad de los gastos”, apunta el informe.

Con trabajo registrado también hay pobreza

En un 30% de los hogares cuya persona a cargo cuenta con un empleo registrado, tampoco se cubre las necesidades básicas. “Esto refleja una situación que se observa también al analizar los perfiles de pobreza de los hogares con niñas y niños: el tener un empleo no resulta situación suficiente para salir de la pobreza”, dice el informe.

En un 15% de los hogares con niños alguna persona adulta ha perdido el empleo durante 2024, representando a por lo menos 980.000 personas. “Un 82% de los hogares (con niños) indican que sus ingresos no le alcanzaron para hacer frente a estos gastos, un crecimiento de 20 puntos con respecto a 2023. En particular, destacan las dificultades para comprar libros, hacer excursiones o salidas (49% de los hogares en ambos casos), afrontar los gastos de transporte (35%), calzado y vestimenta (34%)”, agrega.

Ante estas situaciones, un 23% de los hogares está endeudado y más de la mitad de ellos pertenece al 40% de los hogares más pobres. Un 31% de los hogares con niñas y niños tuvieron que recurrir a algún préstamo o fiado por parte de algún comercio para comprar alimentos.

Restringir consumos

Frente a este panorama, en los casos más sensibles, las familias restringen el consumo de alimentos. Un 52% de los hogares tuvieron que dejar de comprar algún alimento por falta de dinero, 11 puntos más que en 2023 y el valor más alto de toda la serie de encuestas. Son 3,3 millones de hogares en donde viven casi siete millones de chicos. Un 90% dejó de comprar carnes, leche y otros lácteos. Asciende a 67% en hogares con AUH y con Prestación Alimentar e incluso alcanza un 35% en el caso de los hogares con jefes o jefas registrados.

Es decir, se reduce significativamente el consumo de alimentos centrales para la nutrición de la infancia (carne, verduras, frutas y lácteos) y aumentan aquellos más baratos y menos nutritivos (fideos, harina y pan).

De este modo, durante el último año se registró que aproximadamente un cuarto de los adolescentes realizaba tareas laborales y que un 12% buscaba trabajo. (DIB)

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