La Iglesia renovó las advertencias por la situación social con una misa en La Matanza

La Iglesia Católica volvió hoy a criticar la situación social en Argentina, con alusiones explícitas al efecto de las políticas del gobierno nacional en los barrios populares aunque sin mencionarlo directamente, durante una misa que encabezó el arzobispo Oscar Ojea en el santuario de la Virgen de Caacupé, ubicado en Ciudad Evita, partido de La Matanza.  

La intervención de Ojea se da en un contexto especial, marcado por la elevación del perfil público de la Iglesia como crítica del desfinanciamiento de la ayuda social por parte del Ejecutivo, sobre todo después de escándalo por la retención de comida social en depósitos oficiales del ministerio de Capital Humano.

En paralelo, la Iglesia tuvo que disculparse porque en dos misas recientes se cantó contra el presidente Javier Milei, una expresión que algunos sectores calificaron de “militante”. El arzobispo de Buenos Aires, Juan Ignacio García Cuerva, recordó que la misa es “sagrada”  y el obispo auxiliar Gustavo Carrara, que ofició una de esas ceremonias, pidió “humildes” disculpas.

“En una crisis, la solidaridad tiene que ser más grande, tenemos que aportar responsabilidad. No tenemos que tirar la comida, porque falta en muchos hogares. Es un momento difícil, de necesidad”, dijo Ojea hoy en en su homilía, en la que también mencionó “el enojo” de la gente porque la ayuda no alcanza.

La misa se realizó en homenaje a la presencia de las mujeres al frente de las iniciativas de ayuda social en los barrios, especialmente en los comedores y merenderos. Ojea resaltó su labor, tras una catarata de acusaciones del gobierno libertario respecto a la existencia de la mayoría de los comedores y el rol de las organizaciones sociales como articuladores entre el Estado y la gente.

Sin hacer menciones directas, las palabras de Ojea tuvieron un inequívoco significado político al decir que “cada uno sabe cuál es la responsabilidad que le toca”. “Yo también soy responsable de la necesidad del hermano, no me puedo lavar las manos”, sostuvo durante la homilía a la que asistieron unas 300 personas.

Sin hacer menciones directas, las palabras de Ojea tuvieron un inequívoco significado político al decir que “cada uno sabe cuál es la responsabilidad que le toca”. “Yo también soy responsable de la necesidad del hermano, no me puedo lavar las manos”, sostuvo durante la homilía a la que asistieron unas 300 personas y que giró en torno necesidades alimentarias de la gente y el compromiso de ayuda.

En ese contexto, Ojea hizo mención a lo que recientemente le había comentado un referente de barrios populares, quien le dijo que “a veces la gente viene enojada a los barrios, a buscar comida. Ahora me arrancan la comida, la comida falta y tenemos que decir no hay más”.

“Padre, me arrancan la comida, ahora me arrancan la comida, no me esperan”, contó Ojea que le dijo un feligrés. “Estamos enojados y a veces ese enojo es cuando la comida falta, cuando llega un momento en que decimos no hay más. Entonces son nuestras mujeres las que tienen que soportar ese enojo y lo que se llega a decir como: “Ustedes se quedan con la comida y se guardan la comida”, señaló el jefe de la Iglesia argentina en un pasaje con  especiales resonancias con la actualidad política.

Días atrás, el propio Papa Francisco se mostró interesado recientemente en la realidad social argentina, según contó el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, con quien sostuvo en Roma dos audiencias privadas el mismo día. (DIB)

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