Javier Milei participó este sábado del Tedeum del 25 de Mayo en la Catedral porteña junto a la vicepresidenta Victoria Villarruel y todo su gabinete, incluido el cuestionado Nicolás Posse. El Presidente escuchó el duro discurso del arzobispo porteño, monseñor Jorge García Cuerva, en el que el primado aseveró: “Nuestra gente está haciendo un esfuerzo muy grande”. En horas del mediodía partió rumbo a Córdoba para hablar en un acto en el Cabildo que reemplazará al frustrado Pacto de Mayo con los gobernadores. El evento se transformó en una presentación del mandatario junto a sus ministros.
Junto al mandatario también estuvieron la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, y los ministros Diana Mondino (Relaciones Exteriores), Luis Petri (Defensa), Sandra Pettovello (Capital Humano), Luis Caputo (Economía), Mariano Cúneo Libarona (Justicia), Patricia Bullrich (Seguridad) y Mario Russo (Salud).
En la previa de la jornada estuvieron como telón de fondo las versiones que dan como un hecho la salida del jefe de Gabinete, Nicolás Posse, quien a pesar de las especulaciones sobre su presencia finalmente fue de la partida, pero su llegada pasó desapercibida para el Presidente, quien lo ignoró al momento de saludar a sus ministros durante el evento.
En la ceremonia, que duró 45 minutos, el arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina ofreció un fuerte mensaje en el cual criticó la corrupción, el narcotráfico y los aumentos de sueldos de la política. García Cuerva advirtió que “hay que acompañar con hechos y no solo con palabras el esfuerzo de la gente”, y convocó a una “alianza social para la esperanza, inclusiva y no ideológica”. Y afirmó: “Nuestra gente está haciendo un esfuerzo muy grande, nosotros no podemos hacernos los tontos. Hay que acompañar con hechos y no solo con palabras ese enorme esfuerzo de nuestra gente”.
“Una reflexión de todos los actores de la sociedad argentina”
El arzobispo comenzó su homilía diciendo que “el mensaje que compartiré quiere ser un aporte, a la luz de la Palabra de Dios, para la reflexión de todos los actores de la sociedad argentina, convencido que entre todos construimos la Patria, más allá de saber que, luego, puedan ser tomadas frases aisladas para querer alimentar la fragmentación”.
García Cuerva señaló que la conmemoración del 25 de Mayo “habilita muchos escenarios y posibilidades. Podemos acercarnos desde distintas y lícitas miradas para la vida y salud de una comunidad: muchos podrán apelar a diagnósticos de situación; otros podrán hacerlo en clave de crítica y denuncia tantas veces profética: otros podrán hablar y mencionar proyectos y compromisos a futuro recordando acciones y omisiones de unos y de otros, donde siempre serán necesarios el disenso y el debate”.
“Pero en este momento -continuó- la clave nos la da la propia celebración del Te Deum que, en primer lugar, es un himno de agradecimiento, es un himno que nos invita a reconocer y regenerar nuestra vida como sociedad, desde la gratitud”.
El primado afirmó que “estamos invitados a probar la fuerza subversiva de la gratitud que no se sustenta en la violencia ni el desprestigio del otro, que no construye en base a la denigración ni manipulación, sino que es capaz de despertar la fuerza de la solidaridad como forma de construir la historia, y de la creatividad como dimensión esencial para generar nuevas posibilidades”.
“Es esa misma acción de gracias que se habrá hecho sentir dentro del templo cuando el hombre de la mano paralizada fue curado por Jesús. Hoy también nos ponemos delante de Dios como Nación, y le pedimos que nos cure”, insistó. “Porque parecemos tener las manos paralizadas para el encuentro que construye fraternidad, las manos paralizadas para abrazar a los heridos por la soledad y la tristeza, las manos paralizadas para ser solidarios con los que menos tienen; y también le pedimos a Dios nos preserve de las manos manchadas de sangre por el narcotráfico, las manos sucias de la corrupción y la coima, las manos en el bolsillo del egoísmo y la indiferencia”.
“Tenemos que tomarnos en serio las parálisis de nuestro pueblo. Sabemos que hay parálisis que no se pueden procrastinar. Su postergación, en nombre de un futuro prometedor, generarían consecuencias nefastas por irreversibles en la vida de las personas y, por tanto, de toda la sociedad. Un precio muy alto a pagar que no nos podemos permitir: la malnutrición en la primera infancia; la falta de escolarización y accesibilidad a los servicios de salud; los ancianos y jubilados incapaces de sostenerse diariamente con un mínimo de dignidad, son algunos de esos ejemplos impostergables”, destacó el arzobispo porteño.
“No podemos hacernos los tontos”
García Cuerva pidió que “nos preguntemos: en estos tiempos tan difíciles ¿qué estoy haciendo por los más pobres? Porque fácilmente nos sale reclamar a otros que se comprometan, pero yo ¿qué hago?”. “Porque nuestra gente está haciendo un esfuerzo muy grande no podemos nosotros hacernos los tontos, hay que acompañar con hechos y no solo con palabras ese enorme esfuerzo, y por eso siguen doliendo algunas acciones de la dirigencia divorciadas de la ciudadanía de a pie, como los tan comentados ‘auto aumentos’ de sueldos de hace algunas semanas”.
Hacia el final de su prédica, García Cuerva señaló: “Hace unos días el Papa Francisco nos decía a los argentinos ‘que la grieta se termine, no con silencios y complicidades, sino mirándonos a los ojos, reconociendo errores y erradicando la exclusión’ e invitaba también al mundo a una alianza social para la esperanza, que sea inclusiva y no ideológica. Para eso, y entre otras cosas, deberemos desterrar la conocida ‘doble vara’ que no nos permite ser ecuánimes, porque nos expresamos desde el prisma partidista que nos empaña, nos obnubila y nos hace injustos, y terminamos defendiendo lo indefendible”.
“No es lo mismo unirse que confabular, no es lo mismo fraternizar y forjar la cultura del encuentro que ser cómplices del mal con el sólo ánimo de destruir al otro, de pensar estrategias para que al otro le vaya mal, creyendo que ‘cuanto peor, mejor’. Eso nos destruye a todos y carcome los cimientos de la Patria, es como un sismo que no nos permite nunca ponernos de pie”, destacó el purpurado.
Y cerró: “Desde este momento y hasta el Te Deum del año próximo queremos comprometernos delante de Dios a generar todas las acciones de gobierno y políticas públicas necesarias para que la acción de gracias de hoy no quede encerrada en la catedral y congelada en este día, sino que continúe en las calles y en la vida de todos los argentinos que se descubren sanados en su dignidad, dignificados en su trabajo, esperanzados en el futuro de sus hijos y nietos, hermanados en la tan ansiada unidad nacional, reconstruyendo la Patria, nuestra Argentina que tanto amamos y, a la vez, tanto nos duele”. (DIB) MM