Dunas de Tatón, una joya oculta de Catamarca

Un turista en una duna de Catamarca.

Orillado a la cordillera de los Andes, el noroeste argentino es una tierra invadida por gigantes de arena. En ese contexto, se encuentran algunas de las dunas más imponentes del mundo y que supieron saltar a la fama en cada Rally Dakar que se corrió en la región.

Ubicadas cerca de las pequeñas ciudades de Tinogasta y Fiambalá, estas dunas catamarqueñas ocupan una zona de climas tórridos cuya columna vertebral es la Ruta Nacional 60. Se puede ir en vehículo, pero solo si se lo estaciona sobre la ruta y lo que todos recomiendan es contratar una agencia y recorrerlas en 4 x4. Porque es difícil el manejo en la arena y más si se alcanzan casi los 3 mil metros de altura.

Cerca del pueblo de Saujil, 10 km al norte de Fiambalá, la llamada “duna mágica de Saujil” se eleva 90 metros con una pendiente de 45 grados, lo que la hace perfecta para el sandboard. Dada la granulometría de la arena lo que la asemeja al talco, es el lugar ideal para practicar dicho deporte como también lo es para tomar fotografías y pasar un buen rato de diversión. 

Pero para llegar a la gran joya de esa provincia, hay que pasar Saujil y Medanitos, y transitar unos 30 km hasta Tatón para dar con una de las dunas más alta del mundo, con una cima que alcanza los 2845 msnm. Fue bautizada “Federico Kirbus” en homenaje a quien la descubrió, un periodista, escritor y divulgador de la geografía, historia y curiosidades de la Argentina y Sudamérica.

Es casi un 30% más elevada que la “Duna Grande”, que se alza en Ica, Perú. Sin embargo, la totalidad de esta formación geológica es impresionante, tanto, que sus dunas fueron calificadas por el geólogo Alfred Stelzner como “glaciares de arena”. (DIB)

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