La militante de la organización de derechos humanos H.I.J.O.S. que denunció que fue golpeada, abusada sexualmente y amenazada en su propia casa, dio una entrevista al programa Habrá consecuencias, de Radio El Destape, donde habló por primera vez de lo sucedido.
La joven, Sabrina Bölke, contó lo que pasó con mucha conmoción en la voz. En diálogo con Ari Lijalad, reflexionó y relató el episodio aclarando que no iba a “entrar en detalles morbosos”. No obstante, su testimonio es muy grave, ya que el accionar de las dos personas que la atacaron se dio en democracia.
“Salí de mi trabajo a la noche, a las ocho y cuarto de la noche. Cuando llegué a mi casa y abrí la puerta había dos personas atrás de la puerta esperándome. Y cuando ingresé a mi domicilio me tomaron por la espalda, me tomaron por el cuello, me redujeron, me insultaron, me amenazaron, me golpearon. Estuvieron torturándome entre 15 y 20 minutos. Luego me ataron y me apuntaron con armas. Dijeron que me venían a matar”, expresó. “En ese momento y como ahora estoy en estado de shock, estoy tratando de entender qué es lo que pasó”, agregó.
“Cuando sacaron las armas y me apuntaron pensé que mi vida iba a terminar ahí. Les pedí que no le hicieran daño a mi gato, tengo un gato como mascota, cuando los miré me siguieron golpeando y me pidieron queme de vuelta. Cuando me negué me siguieron golpeando y me ataron, con alambres y vendas. Me taparon la cabeza, todas esas cosas, no quiero profundizar en eso porque es difícil de narrar pero es lo que pasó. Cuando se fueron dijeron que si yo decía que ellos estuvieron ahí, iban a volver y que efectivamente me iban a meter un tiro”, subrayó.
La joven, en su crudo relato, aún con miedo en cada palabra, dijo que al principio pensó que “era un asalto”, en medio de los golpes. “Soy una trabajadora, mi salario ni siquiera llega a la canasta básica, soy una militante de a pie que jamás tuve una responsabilidad de nada”, aclaró, y apuntó: “Les dije que no tenía nada. Ni siquiera tenía plata en la billetera. Cuando cobro pago las deudas y era día 5 del mes. No tengo nada. Qué me van a robar si soy una laburante. Y ahí me dijeron ‘nosotros sabemos todo de vos, que estás en derechos humanos, nosotros vinimos a matarte”.
La firma en la pared
La joven contó que al regresar a su casa luego de ser atendida en el hospital Pirovano, vio que “en una de las paredes habían escrito las siglas de VLLC (Viva La Libertad Carajo) y la palabra “ñoqui” en su habitación. “Cuando volvimos vimos que habían roto cosas de valor, no se robaron nada, rompieron mucho, aparte de todo lo que narré, que eso es romper una persona, que no tiene que ver conmigo, tiene que ver con cualquier ser humano, rompieron cosas materiales”, indicó Sabrina.
Consultada sobre la pintada y la firma VLLC, que se identifica con la ideología libertaria del presidente Javier Milei, la militante sostuvo: “Yo trato de ser muy cuidadosa con todo esto. Yo no le puedo echar la culpa, en términos judiciales, a que esto tenga que ver con un aparato estatal. Pero sí es verdad que un caldo de cultivo de odio, de violencia, hay desde hace un tiempo ya. Y habilitan este tipo de cosas. Yo no tengo pruebas, pero sí está todo en la Justicia”, agregó.
En esa línea, dijo que esperó a hablar de lo ocurrido, incluso con sus amigos y familiares, una vez que estuviera la denuncia y la causa en marcha. “Aportamos a la causa y esperamos este tiempo para que mi voz se escuchara con el mayor de los resguardos y la seriedad posible, la idea no es solamente exponerme a mí ni decir algo que esté fuera de lugar. Cuando tuvimos todos los elementos salimos a hablar”, aseveró.
“Vida suspendida”
Con mucho respeto, el periodista Ari Lijalad le consultó a Sabrina sobre el abuso sexual que trascendió en la denuncia. La joven dijo que “ocurrió” pero que “no puede profundizar en eso”.
Ante la pregunta “vos cómo estás ahora”, la joven sostuvo: “Estoy asustada, mi vida quedó suspendida, le quiero pedir disculpas a mis amigas, amigos, mi familia, desde el 5 de marzo no he podido ser la misma persona, no he podido tener el mismo diálogo fluido que uno tiene con la gente que quiere. Y no poder contarles que estoy atravesando esto porque todavía hay miedo. Yo tenía una vida normal. Tocaba el piano, trabajaba, mi idea era retomar los estudios, jugar al fútbol, volver al club. En este momento trato de seguir adelante, de qué manera, cómo voy a salir sola a tomar el colectivo”.
Sobre el hecho, y por qué le pasó a ella en su rol de militante por los derechos humanos, remarcó: “No sé si el punto es por qué yo o por qué no yo. Yo creo que lo que tenemos que pensar es que lo que pasó está mal. Podemos pensar distinto y tenemos que poder debatir. Es algo que tiene que ver con lo humano”. (ACR)