Por Andrés Lavaselli
En un escenario político que atraviesa un pico de estrés, los intendentes del oficialismo y la oposición ganan espacios de acción: un protagonismo ligado a la resistencia de algunas medidas nacionales que derraman el ajuste sobre las comunas, pero que también se vincula a los movimientos sísmicos que están reconfigurando algunos espacios partidarios.
Uno de los escenarios dónde esta semana se notó esa efervescencia fue la Federación Argentina de Municipios (FAM), que preside el matancero Fernando Espinoza. Allí, el jueves alcaldes peronistas del conurbano y el interior acordaron armar una especie de lluvia de presentaciones judiciales con dos recortes clave: el del Fondo Compensador de transportes y el Fondo Nacional de Incentivo Docente.
Esa movida, de la cual la kirchnerista Mayra Mendoza ofició como vocera, estuvo ostensiblemente coordinada con la carta que hoy le envió Axel Kicillof al ministro de Economía, Luis Caputo. Kicillof materializó de esa manera el “reclamo administrativo” por los recortes de fondos a los que lo viene sometiendo el presidente Javier Milei junto con el resto de los Gobernadores.
Con otro tono pero idéntico objetivo, otro grupo de alcaldes, de ADN no peronista se juntó en Capital. Se trata de la Red Federal de Intendentes (RFI), que reúne a unos 40 alcaldes, la mayoría de ciudades enclavadas en provincias como Santa Fe, Entre Ríos, Neuquén o Río Negro, aunque también hay alguna bonaerense como Mar del Plata, gobernada por el PRO Guillermo Montenegro.
Sin puentes con sus pares peronistas, estos alcaldes se alarmaron por lo mismo que los otros: la asfixia financieras a las provincias tarde o temprano recae en los municipios. Son confluencias sin coordinación política aún. Sedan mientras que a nivel de gobernadores se plasman en conversaciones que traspasan la grieta, como la que mantuvieron Kicillof con su par de Mendoza, Alfredo Cornejo.
En Tandil, se escribió otro capítulo el jueves también de la activación de los intendentes. El radicalismo juntó por primera en lo que va del gobierno de Milei vez a su Foro de alcaldes. Cumplieron la formalidad de confirmar a Maximiliano Suescún, de Rauch, como sucesor al frente de ese espacio de Miguel Fernández, el exalcade de Trenque Lauquen.
El radicalismo provincial sigue tensionado por las diferencias entre seguidores del senador Maximiliano Abad y del diputado Facundo Manes, pero en este caso, todos adhirieron a una agenda de reclamos que tiene a la falta de fondos en la mira. Algunos reclamos apuntan a la órbita provincial, pero otros son de imposible cumplimiento si el financiamiento nacional se corta.
En esa reunión sobrevoló además un clima de fin de ciclo: el de Juntos por el Cambio, una coalición que ya no tiene en la provincia un especio institucional que la unifique como tal. Suescún habla en público de ese espacio como algo del pasado. Las desavenencias vienen de hace un tiempo, como lo demuestra la ruptura de los bloques parlamentarios, pero los coqueteos de PRO con LLA las exacerbaron.
El radicalismo está en alerta además por la aparición de un caso idéntico al del peronismo Julio “Chocolate” Rigau, pero en el Senado y con un protagonista -Hugo Muguerza- que tiene un pasado lejano en ese partido pero algunos describen como cercano a PRO y con participación necesaria de afiliados a otros partidos de la alianza que implosionó. Es un rio revuelto no ajena a viejas querellas internas. (DIB) AL