Por Manuel Tejo, de la agencia DIB.
Son más de 400 las especies de aves que recorren los cielos de la provincia de Buenos Aires. Algunas zonas del territorio bonaerense son especiales para su avistamiento, mientras que en otras la trasformación del ambiente por distintas prácticas agropecuarias hace que algunas corran peligro.
“Son un poco más de 400 contado registros extraños, algunas vagantes. Por ejemplo, el ave fragata no está en la provincia de Buenos Aires, pero de vez en cuando se ve en Punta Rasa o en la Bahía de Samborombón”, explica el docente y apasionado por las aves Hernán Tolosa. Y agrega que también existen “algunos casos de aves migratorias que van de Europa a África y pierden el rumbo”.
Tolosa tiene 51 años y vive en la ciudad lagunera de San Miguel del Monte, donde nació. Es trabajador de la Cooperativa Eléctrica local, docente de matemática y biología, fotógrafo aficionado y, desde hace más de una década, difunde a través de distintos blogs los encantos de la flora y fauna bonaerense y argentina. Comenzó a interesarse por la naturaleza de pequeño: leía los libros de la colección Oro Del Saber y jugaba a que un sector de un terreno baldío era un parque nacional. Sin embargo, su orientación hacia las aves surgió en la adultez cuando comenzó a participar de salidas de avistamiento y a fotografiar especies.
“Yo habré visto entre 250 y 300 especies de la provincia. Me gustan mucho los pájaros carpinteros como el carpintero campestre que está en la zona del río Salado. También todas las aves que tienen rojo: el federal, el pecho colorado, el churrinche”, enumera el docente.
En el año 2011, en un posoperatorio de vesícula, Tolosa decidió comenzar a compartir su conocimiento a través de internet y creó su primer blog: Aves Bonaerenses, un sitio que hoy cuenta con más de mil publicaciones sobre los pájaros que habitan en la provincia de Buenos Aires. Después hizo otras páginas que aún mantiene como Flora Bonaerense y Aves de Argentina, y el canal de YouTube Florafauneando.
¿Dónde contemplar?
Los apasionados por las aves son muchos en todo el país. En la provincia de Buenos Aires hay Clubes de Observadores (COAs) en varios distritos del conurbano y en otros municipios del interior como San Nicolás, Ramallo, Baradero, Monte, Lobos, Chascomús, La Costa, Madariaga, Lobería, Necochea, Tres Arroyos, Tornquist, Adolfo Alsina, Bahía Blanca y Villarino.
Tolosa, que participa en el de Monte, cuenta que el avistaje difiere en las distintas zonas de la provincia. “No es lo mismo la zona del Delta y del río Paraná, que es la de mayor diversidad, que el extremo sur. Desde el suroeste bonaerense hay un gradiente hacia el noreste que tiene que ver con la humedad”, cuenta. Asimismo, señala que “la Costa Atlántica va a tener aves que son de mar y eso difiere con el interior”.
En la zona de Monte, Tolosa observó unas 210 especies de las 222 de las que hay registro. “Seguramente cerca del Delta es probable ver 300 especies, ya que ahí hay influencias de las selvas en galería, del Litoral, del Uruguay, que no llegan ya al interior bonaerense”, señala.
Además de los sectores mencionados, el docente recomienda para avistar aves la Bahía del Samborombón, Punta Rasa (en el partido de La Costa) y las lagunas de la cuenca del Salado.
“Chascomús me parece muy interesante. En tanto, la zona de Sierra de la Ventana puede ser, pero ya tenemos menor diversidad. Además, está la costa sur, cerca de Orense, a donde van los cauquenes migratorios que son especies de gansos silvestres que migran de la Patagonia. Uno de ellos es el cauquén colorado que está en peligro de extinción”, aclara.
Al costado del camino
Una de las grandes amenazas que sufren las aves bonaerenses es el impacto que tiene la actividad agropecuaria en los ambientes autóctonos. Esta situación hace que muchas veces se terminen refugiando al costado de los caminos, donde no hay siembras. “La provincia de Buenos Aires solo protege el 1% de su superficie”, indica Tolosa.
Y agrega: “La agricultura mecanizada y con agrotóxicos es un gran problema. En el norte de la provincia de Buenos Aires, el sur de Córdoba y parte de Santa Fe hay grandes estancias donde siembran y fumigan hasta las banquinas. Entonces ahí ni siquiera hay el más mínimo resquicio para las aves. Son desiertos verdes”.
Situaciones similares se advierten en otros municipios de fuerte producción agropecuaria como Tres Arroyos, Lobería y Tandil. “La eliminación de los pastos naturales, del pastizal, es el principal problema. Algunas aves son dependientes de esos ambientes como el espartillero pampeano. Ese es de nuestra zona. Yo lo he visto en Chascomús. Y en Monte lo vi una sola vez”, advierte sobre la dificultad para observar algunas aves en peligro.
Otra especie amenazada por la agricultura es la loica pampeana, de la que “sólo queda un resquicio en Sierra de la Ventana y antes estaba en casi toda la provincia de Buenos Aires”. Además, algunos pájaros bonaerenses, como el cardenal amarillo (presentes en zonas del Río de la Plata y del distrito sureño de Villarino), son capturados como aves de jaula.
Finamente, otra especie en peligro es el cauquén colorado, declarado como Monumento Natural bonaerense en el año 1999 a través de la ley 12.250. “Los cauquenes en la década del sesenta y setenta eran considerados plagas. Entonces los mataban o envenenaban”, explica Tolosa, el archivista digital de los pájaros bonaerenses. (DIB) MT