Salud digital: qué es y por qué la cardiología está “a la vanguardia” en la atención

Teleconsulta, seguimiento online y recordatorios son solo algunos de los dispositivos inscriptos en esa categoría, una modalidad que crece cada vez más a la luz de los cambios sociales y tecnológicos.

La pandemia de Covid-19 puso a prueba la capacidad de atención de los establecimientos sanitarios, lo cual aceleró la implementación de herramientas tecnológicas de salud digital que estaban disponibles y que permitieron, por ejemplo, dar seguimiento a los esquemas de vacunación, realizar consultas médicas por video llamada, adquirir medicamentos con recetas enviadas por WhatsApp e inclusive realizar un seguimiento a la disponibilidad de camas o respiradores libres en los hospitales.

Pero ¿qué es la salud digital? De acuerdo con la definición de Sebastián Benítez, médico cardiólogo y director del Consejo de Salud Digital de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC), la salud digital es “el uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TICs) aplicado a los procesos de atención sanitaria”.

En este sentido, el especialista añadió que, dentro de las TICs, se encuentran los medios de comunicación y las redes sociales, así como WhatsApp y las aplicaciones que ofrecen ayudas cognitivas y recordatorios.

Además, en un nivel de mayor complejidad, la salud digital utiliza herramientas de inteligencia artificial. “La inteligencia artificial es una evolución muy avanzada de las tecnologías de la información y la comunicación. Es el uso de una cantidad enorme de datos a través de un algoritmo matemático que los evalúa y da un resultado, estos algoritmos son utilizados hoy en día por muchas de las ramas de la cardiología”, explicó Benítez.

Tal como informa la Federación Mundial del Corazón (WHF, por sus siglas en inglés) en el documento ‘Hoja de ruta para la salud digital en cardiología’, a nivel global, ‘las enfermedades cardiovasculares afectan a 500 millones de personas’, debido en parte a factores relacionados con el estilo de vida, como no alimentarse bien o realizar poca actividad física.

La salud digital y la inteligencia artificial contribuirían al autocuidado de los pacientes. ¿De qué manera? Benítez mencionó varios ejemplos de su aplicación en la medicina en general y, particularmente, en cardiología. Uno de ellos es la teleconsulta, ubicada entre los usos más habituales de la salud digital, que se caracteriza por permitir a los médicos llegar a lugares de difícil acceso, ya sea por razones de distancia, de seguridad para un diagnóstico inicial.

De manera similar, la tele-interconsulta hace posible la comunicación entre profesionales de la salud que se encuentran en ciudades o países distantes, lo cual puede ser muy útil y permite crear equipos de trabajo denominados ‘teams’ para resolución de casos complejos. Los “teams”, como por ejemplo los Heart Teams (donde se discuten los implantes o recambios valvulares aórticos, entre otras cosas,) o los Neuro Vascular Teams (en pacientes con enfermedad carotídea o necesidad de una intervención denominada ‘cierre de foramen oval permeable’ en pacientes con stroke), son algunos de los ejemplos.

“Desde Argentina, podemos comunicarnos con un médico de Inglaterra que haya visto muchos casos de una patología que nosotros vimos pocas veces, y así accedemos a conocimiento que no está en los documentos científicos”, comentó Benítez.

Otros instrumentos

Otro instrumento de la salud digital son los dispositivos llamados en inglés wearables, que generan datos mientras la persona los lleva puestos, como el anillo conocido como Oura ring, que registra cuántas horas dormimos y la duración de cada una de las etapas del sueño para mejorar el descanso, o los relojes que detectan el ritmo de los latidos del corazón.

Respecto de los relojes inteligentes, Mario Fitz Maurice, médico cardiólogo especialista en arritmias, ex Director del Consejo de Electrofisiología y Arritmias de la Sociedad Argentina de Cardiología, manifestó que, actualmente, existen varios tipos diferentes que pueden detectar la fibrilación auricular mediante la medición de la frecuencia cardíaca y la identificación de patrones irregulares en el ritmo cardíaco.

“No obstante, aunque los relojes inteligentes pueden tener cierta utilidad en la detección temprana y el monitoreo de la fibrilación auricular, es importante recordar que no están diseñados para diagnosticar o tratar condiciones médicas y no deben ser considerados como un reemplazo para una evaluación médica completa. Es esencial que los pacientes que sospechan que tienen una arritmia cardíaca hablen con su médico para obtener un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adecuado”, aseguró Fitz Maurice.

Pero cuando hablamos de los métodos por imágenes que usamos cotidianamente en cardiología, la penetración de la salud digital es aún mayor: en resonancia magnética, por ejemplo, existen herramientas que facilitan la adquisición de las imágenes con una reducción significativa del tiempo que el paciente tiene que estar dentro del resonador (muchos pacientes no soportan mucho tiempo dentro del mismo y esto limita el estudio).

En tomografía cardíaca la inteligencia artificial nos permite evaluar el flujo coronario de manera no invasiva, cosa que antes de la misma solo podía ser evaluada a través de un cateterismo.

No podemos dejar de mencionar las plataformas de telemonitoreo, que es el seguimiento remoto de pacientes con afecciones clínicas mediante un conjunto de sensores asociados a una plataforma digital que permiten capturar los datos necesarios sobre el estado de salud, procesarlos y enviarlos a una central de monitoreo donde un equipo de profesionales médicos con amplia experiencia y especialización en cada área de cobertura, realiza el seguimiento continuo del paciente; estas plataformas hoy en día se aplican a patologías como la insuficiencia cardíaca o la rehabilitación cardiovascular. El ejemplo más conocido es el del Kun Agüero.

Las herramientas mencionadas anteriormente ya se encuentran disponibles, pero además existen otras en desarrollo que se implementarán en un futuro cercano, como modelos de lenguaje, que podrán escribir, resumir y ordenar la historia clínica de quien acude a la consulta mientras el médico habla con el paciente, dando así también más tiempo para el diálogo y la relación médico – paciente. (DIB)

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