Por Andrés Lavaselli
Mientras el Frente de Todos desoja la margarita por Cristina, el escenario opositor podría sufrir mutaciones en la provincia. La irrupción de Cristian Ritondo provocó tensiones y sordas amenazas de rupturas en Juntos por el Cambio mientras Javier Milei confirma que no dejará huérfano al territorio bonaerense, lo que altera las ecuaciones de todos. Y a eso hay que sumar la irrupción de un posible candidato de la entente entre Juan Schiaretti y Juan Urtubey, además del enigmático juego del abogado Fernando Burlando.
Ritondo es mencionado desde hace tiempo como un posible candidato a gobernador de Patricia Bullrich. Pero la deserción presidencial de María Eugenia Vidal le dio a esa posibilidad el estatuto de cuasi certeza. Y las tensiones surgieron de inmediato en su sector. La más intensa la protagonizan Joaquín De La Torre y Javier Iguacel, quienes corrían también por la postulación para suceder a Kicillof. Ahora ambos romper con Juntos por el Cambio.
Esas salidas podrían hacer un doble daño: quien los está tentando es Javier Milei. A uno le ofrece ser candidato a gobernador de La Libertad Avanza y, al otro, a diputado. Impacto simbólico doble para una fuerza que descubrió que el coqueteo con “El León”, que Macri y Bullrich prolongaron durante largos meses, puede terminar costándole demasiado caro. Milei no solo les quita votantes, ahora también podría birlarles dirigentes.
El dato ayuda a confirmar una noticia de la semana que pasó desapercibida: Milei, que decidió negar el uso de su sello a candidatos locales en la mayoría de las provincias, no lo hará en Buenos Aires. Y sirve para dar por hecho otro detalle: el jefe liberal no está pensando en Carolina Píparo como candidata a la gobernación, sino como postulante para intendencia de La Plata.
Una cosa comienza a quedar clara: la cercanía ideológica no necesariamente facilita los entendimientos cuando lo que no puede resolverse es la ecuación de poder. Como prueba baste sumar a los trapicheos con Milei la dificultad de PRO –no de Juntos, porque UCR y CC dieron su OK- para incorporar a otro liberal, José Luis Espert. Su ingreso aún no se confirmó sólo porque Bullrich desconfía de que Horacio Rodríguez Larreta esté plantándole un competidor a ella.
Todo el episodio Ritondo, además, dificulta la discusión por la candidatura única, que empujan Diego Santilli y sectores mayoritarios del radicalismo y la CC. “El Colo” es quien mejor mide en las encuetas pero ni así logra convencer a los candidatos nacionales, dicen en su entorno. Lo significativo es que hablan en plural. Es decir: Larreta tampoco está convencido de habilitar la famosa “Y”. ¿Por qué compartir a Santilli con Bullrich?, sería su lógica.
Esa dispersión opositora conviene en principio Frente de Todos, aunque es cierto que Milei también se está quedando con “voto bronca joven” del peronismo. No está tan claro, en cambio, a quién le quitaría votos un candidato bonaerense del todavía innominado frente que conforman Schiaretti y Urtubey ¿Será Florencio Randazzo? Él le prohibió a los miembros de ese espacio mencionarlo como candidato. Aunque todas las fuentes consultadas dicen “por ahora”.
Burlando, que en un momento figuró como la carta tapada de Milei, irá finalmente sin boleta nacional. Es la figura más oscura de la emergencia de este tablero de derecha en la provincia. Su candidatura, circula en los mentideros de la política provincial, tal vez haya que entenderla como un vehículo para que un par de candidato a diputados lleguen al Congreso. El enigma es quién patrocina eso y para qué lo hace.
Mientras, Kicillof parece hacer dado otro paso en pos de su objetivo de retener la candidatura a gobernador: sumó a los piqueteros oficialistas de Barrios de Pie. Ya tenía el apoyo del Evita y de Juan Grabois. Cerca suyo suman a la mayoría de los intendentes y a los gremios, tanto de la CGT como los K. Por eso, el gobernador se envalentonó con Victoria Tolosa Paz cuando planteó la posibilidad de una interna. Cree que en esas condiciones en realidad lo que está planteando la ministra es una negociación por lugares en las listas.
Kicillof equipara la estrategia de Tolosa Paz con la de Martín Insaurralde: subirse el precio para cobrar mejor en una negociación. En el caso del jefe de Gabinete, además de lugares en las listas se trata de sillones institucionales.
El mayor temor del gobernador no son esos desafío, ni por estas horas que CFK lo mande a competir a Nación. Lo que verdaderamente teme es el agravamiento de la situación económica. “No vemos mejoría hacia octubre”, dicen en La Plata. Eso es lo que está detrás de la lentitud para confirmar la fecha de la elección: cuánto más tarde se vote, en peores condiciones económicas estará el votante. Por eso no descarta adelantar, ni siquiera si el candidato a presidente es Eduardo “Wado” De Pedro. Claro que eso sería dar por perdida la Nación. Y nadie cree que Cristina lo permita. (DIB)