Situada a 10 kilómetros al sur de Jerusalén, ciudad palestina de Belén, cuna del cristianismo, se emplaza sobre dos elevadas mesetas. Como lugar de nacimiento de Cristo, esta pequeña localidad de peregrinaje para además musulmanes y judíos, fue lanzada a la escena mundial y su nombre evoca imágenes del Niño Jesús, de los Reyes Magos y de los Pastores.
Rodeada de onduladas colinas que se extienden en dirección al este, hacia el Desierto de Judea, la ciudad ofrece fascinantes vistas de un paisaje antiguo de viñedos, olivos y pueblecitos. Cuenta con un suelo extremadamente fértil cuyos productos son vendidos cada semana en el colorido mercado local.
En el corazón de Belén se encuentra la Iglesia de la Natividad construida sobre la que se considera la gruta en la que nació Jesús (en la época del nacimiento de Jesús, las grutas solían emplearse como establos). Erigida por orden del responsable de la legalización del cristianismo en el Imperio Romano, el Emperador Constantino I, allá por el siglo IV, es una de las iglesias más antiguas que se conservan hoy.
La calle orientada al este desde la plaza del Pesebre a lo largo del lado sur de la iglesia de la Natividad, conduce hacia la Gruta de la Leche. De acuerdo con la tradición cristiana, la Sagrada Familia se refugió aquí en su viaje a Egipto. Los Pozos del rey David, la Tumba de Raquel y el campo de los Pastores son otros de los lugares donde llegan miles de viajeros con el objetivo de conocer un pasado lleno de ricas historias.