Ariel Fernández está orgulloso y se le nota: hace 71 años, su abuelo, un inmigrante español, fundó en Tres Arroyos con un socio un modesto corralón. Ahora, él comanda la última mutación de Trafer, una empresa que desde entonces se trasformó en líder en argentina en el diseño, la construcción y la mecanización
¿Cómo ocurrió el milagro? Bueno, no hubo tal cosa: la de Trafer es una de los ejemplos de la industria asociada al agro que florecieron en el territorio bonaerense contra los vientos y las marea con que suelen azotar esos emprendimientos la economía Argentina. A puro trabajo fue la cosa.
Desde los 70, Trafer es otra cosa: una compañía con una planta de 5000 metros cuadrados en el Parque Industrial de Tres Arroyos, en el sur de la provincia. Es un establecimiento de avanzada, una mesa laser que corta el metal, lo que antes se hacía con una amoladora, un robot soldador, un torno de control numérico.
Gracias a ese salto abismal hacia adelante, ahora pueden construir plantas de silos de 50 mil toneladas, algo impensable en los viejos tiempos del corralón. Ariel dice que hay dos factores clave: uno es el rol de la banca pública, que otorga créditos a tasa subsidiada en pesos que los bancos comerciales retacean.
“La facturación es difícil de medir en términos contables, porque hay muchos factores de distorsión como los saltos inflacionarios y devaluatorios”, le explicó Fernández a DIB. Sin embargo, dijo que “después de la fuerte recesión de 2018 y 2019, sobre fines de 2020 tuvimos un incremento muy significativo. Según mi interpretación y la de muchos colegas, tiene que ver con el rol de la banca pública que da crédito barato, porque la verdad es que comprar una máquina que estamos viendo hoy en la Expoagro se complica de otro modo”.
El segundo factor tiene que ver con el ADN de las empresas como Trafer, que se profesionalizan sin perder su espíritu familiar.
“Estamos en una transición de la segunda generación, que es la de mi viejo y mii tío, a lo que es la tercera generación a la que tengo el privilegio de protagonizarla. Básicamene creo que la transformación tiene que ver con cuestiones de gestión interna, distintas dinámicas que se venían desarrollando en la segunda generación y que es un desafío poder modelarlas para la tercera”, dice Ariel
¿En qué consiste”. Lo explica fácil: “Las segundas generaciones se han caracterizado por centralizar todo el conocimiento y que toda la toma de decisiones pasaba por una o dos personas. Mi primer desafío fue descentralizar todo ese conocimiento y crear áreas. Nos subimos a las normas de certificación de calidad 9001 y nos permitió también desarrollar un sistema de gestión normativo sobre la base del cual mucha de la gente que se va incorporando a la empresa en distintas áreas ya sabe lo que tiene que hacer y cómo tiene que hacerlo. Eso simplifica mucho la cuestión traumática que implica para las Pymes que se te vaya una gestión estratégica”. (DIB)