Nado sincronizado: “Cuando empecé, me dijeron: ‘El varón tiene que ser macho, bien fuerte, bien duro’”

En los Juegos Olímpicos de París 2024 los varones podrán competir por primera vez en las pruebas de natación artística. La mirada de Bruno Lázzaro, referente de la disciplina en el país.

Por Gastón M. Luppi, de la redacción de DIB

Los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018 fueron presentados en su momento como los Juegos del 50 y 50, aquellos en los que la mitad de los 4.000 participantes eran mujeres y la otra mitad, varones. Y los Juegos de Tokio, en 2021, también estuvieron muy cerca de esa proporción. Muy distinto de aquellas primeras ediciones en las que la presencia femenina -cuando hubo- fue prácticamente inexistente.

En el camino de esta paridad, paradójicamente, en Tokio 2020 hubo mujeres en todas las pruebas, pero no fue así por el lado de los hombres. Es que por ejemplo la natación artística y la gimnasia rítmica solo contaron con participación femenina.

Sin embargo, en parte ya no será así en París 2024. Es que a finales del año pasado el Comité Olímpico Internacional hizo lugar a la propuesta de World Aquatics (nuevo nombre de la federación internacional de natación) y hasta dos hombres podrán formar parte de los equipos por ahora -solo- femeninos del nado sincronizado.

“‘¿Cómo puede ser que el waterpolo permite mujeres y el nado sincronizado no permite varones?’. ‘Voy a ser el primer varón’, decía en broma”. – Juliana Peralta / Instagram: jperaltaphoto

“Es superemocionante. Estamos creciendo, cada vez somos más varones en este deporte”, le cuenta a la Agencia DIB Bruno Lázzaro, de 37 años, representante argentino en natación artística. “Siempre me pasa lo mismo cuando digo: ‘Hago nado sincronizado’. ‘Ay, lo veo en las olimpíadas, ¡pero son solo mujeres!’, me responden. Esto nos va a ayudar a ser más visibles y a ver si finalmente se suman varones a practicarlo”.

En París competirán diez equipos de ocho deportistas cada uno, de los cuales hasta dos podrán ser varones. “Lo de los equipos con inclusión de uno o dos varones es nuevo. En algún torneo local sí se ha abierto esa posibilidad para que los varones puedan estar”, explica Lázzaro. “En el país no hay varones, estoy yo y después hay un chico más en la categoría juvenil. A él se le permitió competir en equipo; si no, no podía competir en nada”.

Lázzaro llegó a la natación artística preso de sus palabras. “Hice waterpolo desde los 7 años hasta los 19. En waterpolo éramos muy unidos a las chicas de nado sincronizado y yo siempre les decía: ‘¿Cómo puede ser que el waterpolo permite mujeres y el nado sincronizado no permite varones?’. ‘Voy a ser el primer varón’, decía en broma. Me interesaba la locura que hacen debajo del agua, como ‘guau, ¡qué difícil que es eso!’. Y en 2019 me escribió una amiga, Irina Badurek, una grosa, con carrera impresionante en el nado sincronizado, para ver si podíamos arrancar a hacer el primer dueto mixto de Argentina”.

“Todavía siguen diciendo que el equipo son once. No, somos trece, hay una categoría nueva, dueto mixto”. – Gentileza Bruno Lázzaro –

Lázzaro, además bailarín, conocía algunos de los movimientos de la disciplina. “Los hacía muy mal, pero los sabía hacer”, cuenta. En el primer entrenamiento empezaron a trabajar rutina y, “con solo 16 entrenamientos”, la dueña del club les propuso que se presenten en el Argentina Open. “Fue una locura, pero salió bien: tuvimos el segundo lugar, no lo podíamos creer. Yo solo quería terminar la rutina sin ahogarme”, bromea.

Este año Lázzaro se sumará al equipo que por ahora solo integran las mujeres. Y además está preparando el solo, su performance individual. ¿Por qué recién ahora llegan los hombres al sincro? “Esto es una opinión mía, con mi vida y con mis traumas: desde mi punto de vista, tenían pensamientos viejos. La natación artística, al igual que la gimnasia rítmica, son movimientos muy ‘femeninos’, muy romántico, y para mí querían que siga siendo así”, le explica a DIB, y describe: “Cuando empecé, me dijeron: ‘El varón tiene que ser macho, bien fuerte, bien duro’. Para mí son cosas que atrasan, y eso ahora está cambiando”.

Los Juegos de París ya están en el horizonte de la artística, y Lázzaro lo celebra. Pero a los 37 años, admite: “Flasheo con alguna olimpíada, me encantaría, pero mi edad me juega en contra. Además, no tengo nivel para las olimpíadas. Está bien que somos pocos los varones en el mundo, pero son las olimpíadas, me falta”.

Entre sus objetivos, el próximo año Buenos Aires será sede del Mundial LGBT. “Estoy apuntando a eso, a presentarme en el solo”, cuenta Lázzaro, que describe cuán incipiente es el deporte en el país, y los obstáculos para practicarlo. “En Buenos Aires hay un chico más, y en Córdoba había otro pero dejó. No es fácil, las cargadas, el bullying: que ‘es un deporte de mujeres’ y esas cosas, el pibe terminó dejando”.

A nivel regional, Brasil y Colombia son potencia, “grosísimos, muy muy buenos”. “En Brasil y en Colombia hay varios varones, entonces ahí la competencia se pone más feroz”, analiza. En cambio, en Argentina hay que remarla: “Las veces que nos llevaron a Sudamericanos fue insistir, insistir, insistir e insistir para que nos lleven. Todavía siguen diciendo que el equipo son once. No, somos trece, hay una categoría nueva, dueto mixto”.

Superexigente

El despliegue -y la exigencia- de la natación artística es, sencillamente, admirable. “Es otro mundo”, describe Lázzaro. “Vengo de la danza y pensaba: ‘Esto me va a costar pero ya tengo una idea’, y no. Se cuenta diferente, los movimientos son diferentes; son más gimnásticos que artísticos. Es una locura de disociación, de trabajar sin oxígeno. Es realmente un alto rendimiento de la hostia”.

“Vengo de la danza y pensaba: ‘Esto me va a costar pero ya tengo una idea’, y no. – Juliana Peralta / Instagram: jperaltaphoto

En una rutina de dos minutos y medio, “si no te ahogás, hay que cambiar la rutina. Te tenés que ahogar, tenés que dar todo lo que puedas dar. Es algo muy exigido y cuesta mucho hacer rutina. Es un trabajo complejo y de mucho tiempo, de mucha investigación y trabajo con el cuerpo, porque se me puede ocurrir un paso fantástico, pero si no me sale… Es meterse a ver videos, ver qué es lo que se puede sacar, y la música, la edición; un trabajito de 24-7”.

Además de las danzas, Lázzaro viene también del waterpolo. Sin embargo, no se comparan. “En waterpolo, por más que todo el tiempo estás flotando, sin agarrarte de las paredes ni tocando piso, en momentos estás respirando. En la natación artística no parás, y no respirás, entonces el agotamiento es otro. En waterpolo he terminado cansado pero nunca me pasó de concluir un partido y sentir que me voy a hundir, que me voy a ahogar. En el nado, de la rutina salís escupiendo agua y buscando al guardavidas para ver si te está mirando”.

La pelea de Bill May

El estadounidense Bill May es el primer campeón del mundo -varón- de la natación artística. Él siempre se dedicó al nado sincronizado, claro que no estaba habilitado para participar de competencias oficiales a nivel internacional, pues no había pruebas para los varones. Hasta que la federación internacional (FINA, por aquel entonces) incluyó el dueto mixto en los Mundiales de Kazán 2015. “May fue el primero que empezó a golpear puertas y a hacer presión para la inclusión”, sintetiza Lázzaro.

Sin embargo, meses atrás, cuando se anunció la incorporación de los hombres en los Juegos Olímpicos, también se escucharon voces críticas. Por ejemplo la de la rusa Svetlana Romashina, ganadora de siete medallas de oro en los últimos cuatro Juegos. Romashina plantea que no todos los países cuentan con varones para los equipos, o cómo deben modificarse las rutinas y los riesgos que eso implica. Y al ser optativo -ninguno, uno o dos hombres-, ¿quién tomará esos riesgos?

El estadounidense Bill May “fue el primero que empezó a golpear puertas y a hacer presión para la inclusión”. – World Aquatics –

A partir de este punto, Lázzaro opina que “un poco de razón tiene”. “El varón tiene más fuerza y más potencia que la mujer, entonces las levantadas van a ser más fuertes si tenés dos varones. Aunque eso no significa que las mujeres no puedan llegar a la misma fuerza que el varón”.

En la natación artística hay dos tipos de rutinas: técnica y libre. La técnica incluye una secuencia de movimientos -los elementos- y dentro de estos están las levantadas. “En la rutina libre podés no hacerlas, pero es raro, vas a perder porque no tenés levantada”, analiza Lázzaro, a la vez que plantea un desafío: “En la generalidad, el varón tiene más fuerza y la mujer, más flexibilidad. Pero también es una obligación para que los países vayan a buscar varones. Hay un montón de varones a los que les gusta”.

Sin duda, falta. Pero la inclusión de los varones en París 2024 es un primer gran paso. “Ya se está hablando, ya se está viendo, ya empezó el cambio. Eso es buenísimo”, cierra Lázzaro. (DIB) GML

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