Caleta Olivia, un destino con aires marítimos

La ciudad santacruceña invita a disfrutar de las mejores vistas de la costa atlántica.

Caleta Olivia, en el ingreso al litoral marítimo de Santa Cruz, propone en época de calor varias actividades para disfrutar de sus acantilados y playas de aguas azules, de una variada avifauna en la que se destacan los lobos marinos y las gaviotas, y de la naturaleza.

El Paseo Costero, un recorrido por la Ruta Azul, como se denomina a la Ruta Nacional 3, ofrece una ventana para apreciar el paisaje costero patagónico, sus acantilados, sus playas de arena fina y canto rodado, sus más de 100 especies de aves y sus casi 20 de fauna marina, los principales atractivos. El Paseo, que se extiende unos cinco kilómetros de norte a sur de la ciudad y que se puede recorrer a pie o en bicicleta, finaliza con una vista panorámica al puerto Caleta Paula.

La bajamar hace posible que en este sitio se puedan realizar caminatas bordeando la caleta, avistar cormoranes, petrieles y gaviotas y, en las rocas, mejillones, caracoles, estrellas y erizos de mar y algas verdes, rojas y pardas. Este espacio natural, además, cuenta con diferentes especies de la fauna patagónica, como guanacos, martinetas, liebres europeas, caranchos, aguiluchos, cuis chico y águila mora, entre otros. Además, tiene, durante todo el año, la flora característica de los suelos áridos con arbustos bajos, como el duraznillo, el quillimbay, la uña de gato, el zampa y el coirón llama.

La historia sobre los inicios de la actividad petrolera en Argentina es otro de los atractivos. La misma se puede apreciar en la arquitectura de la ciudad, que llevan su clara huella en el monumento Obrero Petrolero Gorosito, de casi 13 metros y una clara simbología, y en varios museos y centros culturales.

La historia de la actividad petrolera también se revela en el parque temático “26 de junio”, un sitio al aire libre donde se exhiben piezas petroleras, y en el Pozo O12, donde en 1944 se descubrió petróleo en la zona por primera vez.

La Lobería Punta Sur, a diez kilómetros de la ciudad, es otra de las opciones. Esta reserva constituye un apostadero de lobos marinos de un pelo de una población importante que se puede avistar en cualquier época del año.

Las playas sobre la costa atlántica, en la temporada de verano, son ideales para descansar, disfrutar la paz y la naturaleza y para practicar deportes náuticos y pesca deportiva. Los ejemplares que se pueden capturar en el golfo San Jorge son el pejerrey patagónico y el róbalo, durante todo el año, y entre diciembre y marzo se consiguen rayas, tiburones cazones gatopardo y gatuzo, pez gallo, mero y palometa.

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