Por Andrés Lavaselli
La profundización de la pelea en el PRO nacional, que el lanzamiento de Horacio Rodríguez Larreta no hizo más que exponer en toda su profundidad, tiene consecuencias directas en la Provincia. Aquí, una reunión de intendentes bastó para dejar en claro que, además de sus desafíos retóricos al jefe de Gobierno porteño, Patricia Bullrich se prepara para dar una batalla fáctica que tendrá al territorio bonaerense como escenario.
Los alcaldes de PRO se habían reunido hacer dos semanas en Olavarría. Ahora volvieron a hacerlo en La Plata, con una precaución que salvó una omisión anacrónica de aquel primer encuentro: esta vez en la foto final aparecieron mujeres, aunque para completar el cupo debieron recurrir a legisladoras, ya que la fuerza carece de alcaldesas. Pero lo central es que detrás de esa imagen de unidad y corrección política se ocultó un debate de tono elevadísimo.
Una primera novedad: Cristian Ritondo asumió personalmente la defensa de las posiciones de Bullrich. Se supone que el exministro de María Eugenia Vidal es el representante en la provincia de su antigua jefa. Si lo sigue siendo, no se comportó como tal. Estuvo a la par, por el nivel y la profundidad de sus intervenciones, de Néstor Grindetti, Javier Iguacel y Joaquín De La Torre, los precandidatos oficiales del bullrichismo.
¿Y qué mensaje transmitió Ritondo que no transmitieron los representantes formales del espacio? Que no hay lugar para acuerdos que permitan que candidatos locales se peguen a más de un postulante a presidente y gobernador. Y eso, básicamente, porque Bullrich no lo permitirá, salvo en casos muy excepcionales como Mar del Plata. De hecho, en el sector dicen que lanzarán al ruedo unos 45 postulantes locales propios en los próximos días.
En pleno rediseño de su estrategia bonaerense, la jefa de PRO está a la vez abocada a tender puentes con la UCR y arma equipos técnicos, coordinados por Alberto Foreight. El destino final de Ritondo se resolverá cuando se defina el de Vidal. Es decir, cuándo Mauricio Macri decida qué hacer. Eso sí, que el expresidente la haya recibido el mismo día que se lanzaba Horacio Rodríguez Larreta alienta en Bullrich la esperanza de ser la elegida si él finalmente define no jugar. Es cierto que además Macri vio a Vidal también en esas horas, lo que deberçía matizar su entusiasmo.
“En Juntos por el Cambio no hay lugar para chicanas”, dijo Diego Santilli a la salida del encuentro platense. Se interpretó como un alusión a las críticas de Bullrich al discurso anti grieta que eligió Larreta para lanzarse. Seguro apuntó allí. Pero tal vez no solo a eso: Ritondo acababa de amenazar a un alcalde PRO con plantarle un candidato en su distrito –un futbolista exselección nacional- si persistía en su apoyo a Santilli. Así de dura es la pelea. Otro alcalde dijo que si hay más de un candidato local en su distrito no garantiza la paz social.
Larreta, mientras, hizo un ingreso ruidoso de campaña en la provincia. En una entrevista le dijo al periodista Fernando Delaiti, de este medio, que “los bonaerenses han sido perjudicados por la coparticipación; por donde lo mires, es una realidad”. Es cierto que el planteo incluyó la idea de rediseñar de forma integral el sistema de reparto de fondos. Pero el candidato tocó un cable de 10 mil voltios: todo el peronismo provincial le saltó encima a raíz de la pelea que promueve ante la Corte por el dinero que Alberto Fernández le devolvió a la Provincia.
Mientras, en el Frente de Todos la pelea entre el Presidente y Axel Kicillof alcanzó un punto alto. Las señales previas de distanciamiento habían sido varias, pero el Gobernador dio un paso sin retorno: en la mesa del Frente pidió un candidato nacional competitivo. Fue una alusión casi directa a que Fernández defina su situación o, más directamente, a que decline su postulación. A Kicillof comenzó a preocuparle lo obvio: el arrastre negativo que un candidato presidencial con mala perfomance puede tener sobre su propia candidatura. Fue justo antes de que se lance Daniel Scioli.
La respuesta de la Rosada pareció correr por parte de Fernando “Chino” Navarro. Señaló, un poco tarde, que el gobernador no es bonaerense. En La Plata dicen que en parte lo jizopara apuntar a Cristina, porque siente el Preisdente siente que fue ella quien movió los hilos que lo asilaron en la reunión de la Mesa del Frente. Como fuere, lo curioso es que al líder del Evita, a quien cerca de Kicillof vinculan al jefe de Gabinete, Martín Insaurralde, le respondió su ladero de militancia. En un acto en La Matanza Emilio Pérsico dijo que “en la provincia de el compañero que está en mejores condiciones (electorales) es Kicillof. Fue una confirmación de que La Patria de lxs Comunes, la herramienta electoral del Evita, disputará municipios (incluido el que gobierna Fernando Espinoza, lo que obligará al Gobernador a hacer equilibrio entre ambos) y alguna gobernación. Pero no la bonaerense. (DIB)
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