El papa Francisco encendió las alarmas al afirmar que hay que aprender en la vida a “servir y luego hacerse a un lado” y “nunca aferrarse a roles y posiciones” y saber “decir adiós en el momento adecuado”, durante sus palabras en el rezo del ángelus en la plaza San Pedro, que fueron dedicadas al fallecido Benedicto XVI, aunque tras los rumores de renuncia tomaron otra connotación.
Ante los cerca 15.000 fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, según los datos de la gendarmería vaticana, el papa reflexionó sobre la parte del evangelio de hoy que relata el testimonio de Juan el Bautista que “se podría pensar que le será entregado un premio, un puesto relevante en la vida pública de Jesús. En cambio, no. Una vez cumplida su misión, Juan sabe hacerse a un lado, se retira de la escena para dejar el sitio a Jesús”.
“Juan el Bautista nos enseña una cosa importante: la libertad respecto a los apegos. Sí, porque es fácil apegarse a roles y posiciones, a la necesidad de ser estimados, reconocidos y premiados (…) Nos hará bien cultivar, como Juan, la virtud del hacernos a un lado en el momento oportuno, testimoniando que el punto de referencia de la vida es Jesús”, añadió.
En diciembre, el pontífice reveló que, poco después de ser elegido papa en 2013, escribió una carta de renuncia en caso de que problemas médicos le impidieran ejecutar sus deberes.
En declaraciones al diario español ABC, Francisco dijo que le dio la nota al cardenal Tarcisio Bertone, entonces secretario de Estado del Vaticano. El pontífice añadió que asume que el actual número dos del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, tiene ahora esas instrucciones escritas.
Francisco, que cumplió 86 años, se operó en 2021 para reparar un estrechamiento intestinal y ha sufrido desde hace meses por dolores de rodilla que le han forzado a emplear una silla de ruedas. Últimamente se le ha visto cada vez más con un bastón en lugar de la silla de ruedas para desplazarse en público. (DIB)