Un viaje al mítico oasis de Siwa

A más de 600 kilómetros de El Cairo y cerca ya de la frontera con Libia, el oasis de Siwa brota como uno de los escenarios más vírgenes y exóticos de Egipto. Aislado en el extremo noroeste del infinito desierto que se abre paso más allá de la cuenca occidental del río Nilo, este complejo de lagos, lagunas, manantiales y acequias es el resultado de un verdadero milagro.

A pesar de que el oasis fuera anexado a Egipto a principios del siglo XVIII, no fue hasta 1984 cuando se construyó la primera carretera asfaltada que le permitiera enlazar con el resto del país. Asimismo, el hecho de que hasta 1992 los extranjeros aún necesitaran un permiso del exasperante Ejército egipcio para poder acercarse al lugar ha provocado que Siwa haya mantenido cierta insularidad hasta hace bien poco.

La apertura al turismo, sin embargo, no produjo la masificación del lugar. La cercanía con la inestable Libia y lo remoto del lugar ha mantenido este lugar alejado de las hordas turísticas. Y eso lo convierte en un verdadero paraíso para viajeros.

En el interior del pueblo, la principal atracción es la espectacular fortaleza de Shali, una ciudad fundada en el siglo XIII y habitada hasta 1926, cuando tres días de tormentas dañaron críticamente los edificios de su interior.

También se destaca el Templo de la Revelación de Amón, el famoso Oráculo de Siwa. Este lugar mágico rivalizó con otros recintos adivinatorios como Delfos o Mileto y fue un importante centro de peregrinación en el mundo antiguo con visitantes tan ilustres como el mismísimo Alejandro Magno. Los faraones pasaban temporadas en el lugar para atraerse la gracia de los dioses.

Para quienes estén cansados de historia antigua, Siwa cuenta con numerosos manantiales fríos y calientes escondidos entre las palmeras. (DIB)

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí