Por Gastón M. Luppi, de la redacción de DIB
Este lunes y martes, a las 8.50 y a las 10.30 de la mañana argentina en el Centro Nacional de Deslizamiento de Yanqing (se podrá ver por ar.marca.com/claro/), habrá acción para Verónica Ravenna, la representante nacional en el luge de los Juegos Olímpicos de Invierno Beijing 2022. Presente en los Juegos de la Juventud de 2016 y en los Olímpicos mayores de 2018, esta participación en China llega precedida de complicaciones económicas, la pandemia y hasta el extravío de su trineo. A su vez, y a sus 23 años -cumple 24 el 19 de este mes-, podría marcar el punto final de su carrera.
“Para ser honesta, fue la temporada más dura que tuve en los quince años que hago esto”, le cuenta Ravenna a la Agencia DIB, días atrás, horas antes de viajar hacia China. Y empieza a enumerar: “Entreno con el equipo alemán, que son un montón, y tuvimos varios casos de covid; el trineo perdido; carreras que no me fueron como yo quise… La verdad, fue una temporada muy dura”.
Nacida en Buenos Aires pero radicada en Canadá en su infancia, hace unas pocas semanas recibió la confirmación de que estaba a clasificada para Beijing. Es que en noviembre compitió en China, en la misma pista que lo hará ahora, y luego partió hacia Europa, aunque el trineo se quedó en el camino. Según lo que se puede contar, “por temas como pasan con las valijas, que a veces se pierden, o que no llegan cuando tienen que llegar, unos veinte atletas terminamos sin los trineos para tres de las seis carreras de clasificación”.
“A muchos atletas les dijeron que compartan trineo. Pero los trineos son tan personalizados, no son como un par de esquí que podés agarrar los de otra persona, que mis entrenadores dijeron que era un riesgo muy grande subirme a un trineo que no conociera. Así que me tuve que quedar tres semanas ayudando a entrenar, a hacer de coaching, al resto de los atletas de nuestro grupo”, repasa.
A bordo del trineo Ravenna alcanza los 130 kilómetros por hora. Allí la importancia de contar con trineos personalizados. “Nosotros siempre decimos: es como si alguien de Fórmula 1 se subiera al auto de otra persona y la primera vez vaya de 0 a full sin conocer bien cómo reacciona el auto, cómo están todas partes que necesita…”. Y ni siquiera hay mucho tiempo practicar: “Apenas tenemos unas siete largadas antes de las carreras. No es que te podés tomar varias largadas lentito, de abajo, para después ir subiendo”.
A propósito de esto último, una bajada al llano para quienes no dominan -no dominamos- el luge: “Es como empiezan los chiquitos: en vez de empezar de arriba, las pistas tienen opciones para entrar desde más abajo. O sea, se puede hacer la mitad de abajo de la pista, y obvio al no tener tanto recorrido, y no empezar de tanta altura, se vas más lentito”.
Está claro, entrenar como un principiante no es lo ideal en el tramo final de una clasificación olímpica. “Fue mucho estrés, hasta que cambiaron la manera de clasificar. Para nosotros, estar sin trineo durante tres semanas es mucho. Estamos acostumbrados a empezar a principios de septiembre y lo máximo de tiempo libre que tenemos es la semana de Fiestas. Así que tres semanas es bastante”.
La primera semana de este año fue la última competencia de clasificación y luego se conoció la lista de países invitados. Para ello había que cumplir determinados requisitos (por ejemplo, una cantidad de carreras hechas, puntaje y haber estado dos semanas en la pista olímpica) que Ravenna reunía y de allí que se aseguró un lugar en Beijing.
Tercera experiencia
Verónica Ravenna fue diploma olímpico -séptimo puesto- en los Juegos de la Juventud de 2016, en Lillehammer, Noruega. Y dos años después estuvo en los Juegos Olímpicos de Invierno en PyeongChang, Corea del Sur. Allí, con un 24º puesto, su participación no pasó desapercibida en el país. Además, fue abanderada en ambas ceremonias de cierre. Y ahora toma parte de sus segundos Juegos Olímpicos de mayores. “Me siento mucho más relajada que hace cuatro años. Y también me siento que física y mentalmente, y mi trineo, estamos mucho mejor que hace cuatro años”.
Sin embargo, la respuesta sobre las expectativas da un giro: “Más que nada porque no sé qué va a pasar. Tal vez estas cuatro bajadas para las olimpíadas sean las últimas, o tal vez decida ir por cuatro años más. Hay muchas cosas en el medio, así que más que nada quiero tener cuatro bajadas en las que sienta que hice lo mejor que pude, que representé a mi país no solo durante los últimos quince años, sino que en esas cuatro bajadas representé a todos, a mi familia, a mis primos, amigos, a toda la gente que no conozco pero que me manda ‘mesajitos’”.
La ayuda para esos otros deportes
Verónica Ravenna cumple 24 años el 19 de este mes. “Fácil, tengo para hacer un Juego Olímpico más”, le dice a la Agencia DIB. Sin embargo, “está un poco complicado con la ayuda de Argentina, y el tener que compartirla con los esquiadores. Se tornó muy costoso y tenemos que ver si cuatro años más es algo posible, o si ya mis padres dicen ‘no, después de quince años, llegamos hasta acá”.
Ravenna recibe ayuda de la Federación Internacional de Luge. “Nos da plata por cada carrera y generalmente ese dinero ayuda a cubrir el costo del hotel. Pero luego tenemos los vuelos internacionales, los trineos, cada par de botitas del calzado son 300 y pico de dólares, los trajes, otros 300, 400 dólares… Este año tuve la suerte de contar con una beca especial del Comité Olímpico, que ayuda un poco, pero no se llegan a cubrir todos los gastos”.
Según ella, en Argentina el apoyo se concentra en los deportes más conocidos, como el caso del esquí en los deportes de invierno. Sin embargo, a estos Juegos de Beijing se clasificó también una representante en patín de velocidad, la neuquina Victoria Rodríguez López, por primera vez en la historia. “Eso demuestra que Argentina tiene muchos atletas en deportes distintos que si les dan apoyo, llegan relejos”.
Y completa la idea: “Hay mucho apoyo para el esquí, que clasifica para todos los Juegos. Para mí se tendría que rever cómo se da el apoyo y ayudar también a esos deportes en los que claramente Argentina puede llegar. Para mí Argentina puede llegar a tener una delegación, un equipo tres veces más grande que el que tenemos, pero es rehacer el programa, y es un poco complicado”.
Argentina acudió a estos Juegos con una delegación de seis deportistas. A los Juegos de 1998 habían ido tan solo dos, y desde entonces fueron once (2002), nueve (2006) y siete (2010, 2014 y 2018).
Objetivos
En cuanto a las posiciones, el objetivo de Verónica Ravenna para estos Juegos es intentar mejorar el 24º puesto de 2018. “Y lograr el mejor resultado de una mujer argentina en un Juego Olímpico sería un extra”. Hasta aquí, la mejor posición para una mujer argentina fue el 17º puesto logrado por la barilochense Macarena Simari Birkner en la prueba combinada de Salt Lake City 2002, en Estados Unidos; allí su hermana María Belén fue 20ª.
¿De qué se trata?
“El luge es un deporte olímpico de invierno que junto al bobsleigh y al skeleton representan distintas modalidades de descenso en trineo”, sintetiza la enciclopedia online Wikipedia. A propósito, Verónica Ravenna le había contado a DIB que no hay posibilidad de practicar luge en Argentina. “Las pistas son muy caras y por lo general solo las hacen para las olimpíadas. Hasta que Argentina no tenga una olimpíada de invierno, no creo que tengamos pista”.
El primero
El barilochense Franco Dal Farra fue el primero de los argentinos en competir en estos Juegos Olímpicos de Beijing. Abanderado junto a Francesca Baruzzi, fue 49º -sin completar la prueba- en el esquiatlón 15km+15km. (DIB) GML
NOTA SUGERIDA: https://dib.com.ar/2021/02/con-tokio-2020-en-veremos-ellos-les-apuntan-a-los-otros-juegos-olimpicos/