El caso del consumo de cocaína adulterada, que dejó al menos 17 muertos y unas 56 personas hospitalizadas, generó además colapsos en guardias de hospitales del conurbano bonaerense y otro tipo de incidentes, ante la desesperación de los familiares de las víctimas. En ese marco, en Hurlingham, un grupo de jóvenes atacó violentamente a un patrullero.
El hecho ocurrió en las inmediaciones del hospital municipal San Bernardino, donde estaba apostado un móvil de la Policía bonaerense. Según trascendió, al enterarse de la muerte de una de las personas que había ingresado en grave estado al centro de salud, algunos de sus familiares atacaron el vehículo: lo patearon, lo apedrearon, saltaron encima del techo y arrojaron cemento sobre el parabrisas. Finalmente, otras personas allí presentes los alejaron de la escena, en medio de un marco de gritos y llantos desconsolados.
El fiscal general del departamento judicial San Martín, Marcelo Lapargo, a cargo del caso, consideró en que aunque podría tratarse de un ajuste de cuentas entre bandas narco, se trata de un hecho “absolutamente excepcional”.
En declaraciones a distintos medios, Lapargo expresó que “la gente dice que esto pasa en Centroamérica o en otros lugares, pero la verdad que nunca”.
Asimismo, apuntó: “Puede ser un ajuste de cuentas, pero es conjetural. Yo digo que esto es absolutamente excepcional, no es algo que suceda habitualmente para que yo pueda compararlo con otro caso y decirle ‘esto es lo que pasa en un ajuste de cuentas entre bandas’, porque no tenemos antecedentes”.