La inflación de diciembre trepó al 3,8% y de esta manera el 2021 cerró con una suba acumulada del 50,9% por ciento, de acuerdo a los números oficiales que acaba de informar el Indec.
La inflación de 2021 fue la segunda más alta desde 1991 -el récord fue el de 2019- y fue impulsada básicamente por las subas en los alimentos -que acumularon un incremento en doce meses del 50,3 por ciento. (
Para diciembre el mercado anticipaba una inflación de 3,4%, de acuerdo al promedio de las proyecciones que elabora el Banco Central, que fue superado por el número oficial informado hoy. Se trata de la suba intermensual más alta desde abril pasado, cuando la marca fue 4,1%.
La división de mayor aumento en el mes fue Restaurantes y hoteles (5,9%), impulsada por el pico habitual del turismo al comenzar la temporada de verano. Bebidas alcohólicas y tabaco (5,4%) fue la segunda categoría de mayor incremento mensual, debido principalmente a la suba de 7% en el precio de los cigarrillos.
Los alimentos y las bebidas sin alcohol también registraron un alza superior al promedio, de 4,3%, derivado principalmente del encarecimiento de la carne sobre fin de año. A pesar de las medidas oficiales de control de precios para las fiestas, con “cortes navideños” en grandes supermercados, el asado mostró una suba de 15,9% en el mes, la nalga escaló 12,8% y el cuadril, 10,8%.
Los economistas, en general, resaltaron que a diferencia de otros años en los que hubo inflación elevada, esta vez no hubo devaluación ni tampoco aumento significativo de tarifas.
Según el economista Joaquín Waldman, el 51% de inflación implica que por décimo sexto año consecutivo la Argentina está entre los 10 países con más inflación del mundo y que la desaceleración de 2020, año en que la inflación fue 36,1%, habría sido solo transitoria.
“En 2021 la inflación se aceleró en prácticamente todo el mundo, pero no a los niveles nuestros. Y a pesar de que nuestro problema es significativamente mayor, reaccionamos más tarde que el resto de los países de la región”, señaló Waldman. Además, esa inflación generó distorsiones de precios relativos (por el atraso del tipo de cambio y las tarifas) que harán más difícil una política para bajar la inflación en el futuro.
Hacia adelante, el pronóstico no es alentador: las estimaciones relevadas por el Banco Central anticipan una aceleración de los precios con nuevos picos de 4% para marzo y abril, valores que no se registraban desde el primer trimestre de 2020. Concretamente, el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) prevé una inflación de 3,7% en enero y febrero y un pico de 4% en marzo y abril que daría inicio de una desaceleración; mayo marcaría 3,6% y junio, 3,5%.