El centro vino de la izquierda y José Luis Calderón cabeceó con pique al suelo para poner el 1-0- Luego un disparo de Sergio Catán del borde del área y otro tanto del goleador de Estudiantes pusieron cifras definitivas. “El Pincha” festejó en la casa de Gimnasia: un rugido que sonó en el bosque platense, en aquel 17 de diciembre de 1995. Sin embargo, el encuentro dirigido por Francisco Lamolina estuvo precedido por una de las tantas tragedias que el fútbol le dio a la historia argentina. Los duros enfrentamientos entre hinchas de los clubes más populares de La Plata en las inmediaciones del entonces zoológico, dejó a un joven de 19 años muy mal herido. Martín Orelli, con un disparo en la cabeza, vivió en estado vegetativo 16 meses, hasta que su vida se apagó.
La barra brava de Estudiantes, que por esos años se había convertido gracias a hechos sangrientos en un grupo indeseable, había participado ese domingo de un asado en las instalaciones del club, antes de dirigirse hacia la cancha de su vecino. Eran unos 300 hinchas que se habían juntado en 57 y 1.
Hasta allí llegó, entre otros, el presidente “pincha” de ese momento, Daniel de la Fuente, quien según las investigaciones posteriores entregó 400 entradas gratis a hinchas de su club y dinero para la realización del asado. Al ser indagado, el dirigente reconoció que el día del clásico se reunió con un grupo de hinchas, a quienes les pidió tranquilidad y les dio 100 pesos para que comparan carbón y bolsas de hielo para la bebida.
Lo cierto es que no se adoptó ninguna medida de seguridad en las inmediaciones, sobre todo teniendo en cuenta que los hinchas del “Lobo” pasarían por allí para dirigirse a la cancha. De hecho, pasaron alentando a su equipo. Y lo que debería ser parte del folclore y color del fútbol, terminó en una batalla campal.
Corridas y tiros
Según la reconstrucción que se hizo con diferentes testimonios, un grupo de hinchas de Gimnasia pasó cerca de la entrada de lo que era la cancha auxiliar de Estudiantes cantando contra sus rivales. Parte de los que estaban en el asado, salieron a enfrentarlos.
Los minutos posteriores en el bosque fueron de griterío, corridas, y una lluvia de piedras y botellas. El mayor espacio verde de la ciudad, fundado en 1882 y que alberga diversas especies de árboles como álamos, robles, ombúes y eucaliptos, se convirtió en un escenario de máxima tensión.
Mientras que algunos iban hacia calle 1, otros rodeaban el lago y un grupo de hinchas del “Pincha” se subió a los techos del albergue Dante Demo, donde supieron dormir glorias de la institución y que se demolió en 2019 para hacer el nuevo estadio. Desde allí, al parecer, se disparó contra la multitud que estaba sobre la calle 115 y se dirigía a la cancha de 60 y 118 para ver el partido.
Los disparos provocaron una herida en Gabriel Vargas. Pero quien se llevó la peor parte fue Martín Orelli, un pacífico joven que no era hincha de Gimnasia e iba al clásico “para bancar a sus amigos” del barrio de 24 entre 71 y 72. Chico de barrio, de novio con Andrea y uno de los nueve hijos del matrimonio que componían Juan Ramón y Sara, una bala calibre 32 impactó contra su cabeza.
El mayor dolor
Los primeros minutos fueron de incertidumbre, pero luego mucha gente se acercó a donde permanecía tendido el cuerpo de Orelli. A pesar de que fue llevado al hospital para intentar salvarle la vida, nada se pudo hacer. Aunque para la familia fueron largos meses de agonía, ya que finalmente falleció 16 meses después de aquel disparo desde los techos, que lo había condenado a un estado vegetativo.
Por el crimen, la Justicia detuvo Cristián “Jason” Albornoz, aunque también estuvo en el banquillo el entonces presidente de Estudiantes, Daniel de la Fuente, primer dirigente del fútbol argentino que fue procesado por la Ley de Espectáculos Deportivos por colaborar con dinero con barrabravas.
Albornoz fue condenado en abril de 2000 a seis años de prisión por “homicidio en riña cometido en un espectáculo deportivo”, pero quedó en libertad. A fines del año 1998, la Sala I de la Cámara Penal platense lo había excarcelado debido a que llevaba tres años detenido sin condena. El fallo, en rigor, no pudo probar quién cometió el crimen. Y, según publicó el diario platense El Día, fue considerado “salomónico”, ya que todas las partes que intervinieron en el proceso se mostraron conformes, incluso la madre de la víctima.
En junio de 2000, en tanto, De la Fuente fue sobreseído. En el dictamen, la Justicia consideró que “no pudo acreditarse la materialidad ilícita”, es decir, que la entrega de entradas y dinero a hinchas por parte del dirigente haya sido el desencadenante de la muerte de Orelli.
En 2015, Estudiantes y Gimnasia, fueron condenados por la Suprema Corte de Justicia bonaerense a indemnizar con 380.000 pesos (unos 44.000 dólares del momento) a la familia del joven asesinado. El dinero, claro está, no cerró esa herida, que se mantiene abierta desde aquella tarde fatídica, de disparos, hinchas alcoholizados, corridas en el bosque, de un triunfo “pincha” y de un árbitro que intuyó que suspender el partido sería generar una estampida del público y prefirió jugarlo con condiciones de seguridad mínimas. (DIB) FD
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