Con una emotiva ceremonia en el Estadio Olímpico, Tokio cerró esta noche (mañana argentina) los Juegos de la XXXII Olimpíada. Y no es poco: Japón sacó adelante unos Juegos por supuesto atravesados y limitados por la pandemia, a lo que se sumó el extremo calor de la capital nipona. A las 22.08 de Japón (10.08 del domingo argentino) Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional, dio por cerrados los Juegos y ahora se inicia un inusual paréntesis de tres años hasta París 2024.
La ceremonia repitió varios de los recursos de la Apertura: poco despliegue sobre el campo de juego y muchos videos. Sin embargo, la música y sus intérpretes parecieron darle a este cierre un clima más festivo, alegre, distinto de aquel que marcó la ceremonia de apertura, con mucho de pandemia, Tokio en estado de emergencia, sin mucho para festejar.
La noche en el Estadio Olímpico se presentó calurosa, a tono con el clima que tuvieron las semanas de Juegos. No obstante, el tiempo jugó una buena pasada y la lluvia que estuvo presente durante gran parte del domingo se hizo a un lado a la noche para que la fiesta, de poco menos de dos horas y media, se pudiese desarrollar con normalidad.
De las curiosidades que entregó esta ceremonia pandémica, París recibió la posta y organizó en la mismísima capital francesa su espectáculo que convocó al público, contó con la presencia de deportistas olímpicos, incluyó el vuelo de aviones y participación del presidente Emmanuel Macron desde lo alto de la Torre Eiffel. La interpretación de “La Marsellesa” fue emocionante.
El segmento parisino duró 6 minutos y 50 segundos. Cinco años atrás, en Río de Janeiro, los japoneses habían copado el césped del Estadio Maracaná y deslumbrado al mundo con su propuesta para 2020. Claramente, poco de eso pudieron llevar adelante en 2021.
De la cultura japonesa, uno de los segmentos más interesantes fue el de las danzas tradicionales: Ainu, Ryukyu Eisa, Nishimonai Bon Odori y Gujo Odori. También hubo DJ, cantantes locales, orquesta y mucho de deportes urbanos.
Además del himno japonés, griego, francés y olímpico, en la noche se escuchó dos veces el himno de Kenia. Es que durante la clausura se realizó además la ceremonia de premiación de las maratones femenina y masculina. Entre las mujeres ganó Peres Jepchirchir, escoltada por su compatriota Brigid Kosgei. Y entre los hombres el vencedor fue el también keniata Eliud Kipchoge, el hombre que busca bajar las dos horas, que ayer en Sapporo repitió la victoria de Río con un tiempo de 2h08m38s.
Una vez más, durante la ceremonia y en los discursos institucionales volvió a hacerse hincapié en el poder del deporte y los mensajes de esperanza, solidaridad y paz para hacer frente y superar este mundo en pandemia. De hecho, fue sin duda una de las particularidades de estos Juegos: millonarias inversiones en escenarios que se mostraron relucientes, pero sin público.
La presencia argentina
El abanderado argentino en esta ceremonia de cierre fue Pedro Ibarra, referente de la selección argentina de hockey sobre césped, campeón olímpico en Río 2016. Y junto a él un puñadito de deportistas argentinos, los medallistas olímpicos del vóley y no mucho más; el resto aprovechó los viajes que se fueron habilitando para volver al país.
Fue el punto final para la presencia argentina en estos Juegos, que en términos de medallas compartió el 72º puesto del medallero con San Marino, con una de plata (“Las Leonas”) y dos de bronce (vóley y rugby masculinos). A su vez, la delegación sumó nueve diplomas olímpicos (de los puestos 4 a 8): Lucas Guzmán, quinto en taekwondo; Victoria Travascio y Sol Branz, quintas en vela; Facundo Olezza, sexto en vela; los séptimos puestos de Paula Pareto en judo, la selección masculina de hockey, Santiago Lange y Cecilia Carranza en vela, el básquet masculino y el salto por equipos de la equitación; y el octavo lugar de Agustín Vernice en canotaje.
Pero estos Juegos, además, dejaron momentos de muchísima emoción para el deporte argentino. Entre ellos, la despedida de Pareto, el triunfo de Lange y Carranza en la “medal race” de la Clase Nacra, y el reconocimiento que recibió Luis Scola al abandonar el estadio y ponerle punto final a su carrera en el encuentro que, frente a Australia, marcó la eliminación de Argentina. (DIB) GML
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