El Calafate despierta los sentidos

Con propuestas para disfrutar de la naturaleza y también de lo urbano, El Calafate se presenta como un destino seguro para disfrutar todo el año.

Ubicada a 320 km de Río Gallegos y sobre la margen sur del lago Argentino en la cordillera andina, El Calafate es una pintoresca villa, un remanso de paz y vegetación. Y aunque ofrece una amplia variedad de actividades, para los viajeros del mundo esta ciudad en pleno crecimiento es sinónimo de aventura en los grandes bloques de hielo.

Su nombre, hace referencia a un arbusto espinoso de flores amarillas en primavera y cuyos frutos morados de verano se utilizan en diversas preparaciones gastronómicas típicas de la región. Según la tradición, quien lo come alguna vez regresará por más. Pero la realidad indica que quien conoce El Calafate no quiere irse jamás.

La ciudad, conocida como la capital nacional de los glaciares, forma parte de un área mayor que incluye una superficie más importante a nivel turístico de aproximadamente 650 km2, en la que se concentran las más imponentes muestras paisajísticas de la Patagonia Austral Argentina.

Cuna de tehuelches y araucanos, este sitio sorprende por el desarrollo de los últimos treinta años. De hecho, la población es pasó de unos 400 habitantes en los ’80 a la actual, que supera los 22 mil habitantes. Y eso se refleja en la gran oferta de alojamientos, para todas las necesidades. Por eso uno se sorprende al salir a caminar por sus calles onduladas, ya que hay zonas en donde es más común ver grandes hoteles que casas de familias.

La avenida Libertador es el lugar donde se concentran los comercios. Buena y variada gastronomía, regalerías, pastelerías, con alfajores y chocolates, y casas de artesanía, se levantan con sus frentes estilo patagónico, de chapa, madera y piedra. Una buena opción para los que les gusta contemplar los paisajes y conocer las costumbres del lugar es realizar un city tour. Este permite recorrer las Cuevas de Walichu, la ciudad y sus alrededores, para admirar las típicas y primeras construcciones de los pioneros y la Bahía Redonda con la avifauna del lugar.

Una escapada que puede hacerse sin que demande mucha planificación, es la visita a la Reserva Ecológica Laguna Nimez. A pocas cuadras del centro y junto al Lago Argentino, el sitio es ideal para los amantes de la observación de aves. Hay alrededor de 80 especies, entre los que se destacan flamencos, cauquenes, cisnes de cuello negro, bandurrias, teros y patos. Con un circuito de 2.500 metros, el recorrido puede hacerse sólo, sin necesidad de ir con guía.

Para los que buscan acercarse al pasado, hay que darse una vuelta por el Museo Regional El Calafate, que cuenta con una importante colección de materiales arqueológicos encontrados en la zona patagónica. Hay boleadoras, piedras talladas, puntas de flechas, otras armas y muchísimas herramientas. También se pueden observar distintas muestras paleontológicas. Pero otra posibilidad es pasar un buen rato en el Centro de Interpretación Histórica, una muestra permanente de los últimos 100 millones de años en la Patagonia Austral.

Otra experiencia obligatoria es la visita al Museo Glaciarium, una vivencia visual interactiva y educativa del Hielo Patagónico y de los glaciares de la región, con sus áreas temáticas, efectos escénicos y lumínicos, se ingresa en el mundo del hielo, la Tierra de Glaciares.

El Yeti Ice Bar, es un bar de hielo que se ubica en el centro de la ciudad. Se ingresa a una ante cámara de frio, con una temperatura promedio de + 5° C que sirve para prepararse y así aclimatarse de a poco a la temperatura bajo cero. Dentro de la caverna del Yeti los visitantes experimentarán temperaturas de -8° a los -12°. Con la entrada incluye las capas térmicas, guantes y crampones. Pero cuando el sol aparece, la aventura dice presente. Y el hielo espera.

Una de las aventuras más elegidas es caminar sobre el glaciar. (Turismo El Calafate)

Rumbo al hielo

Al entrar al Parque Nacional Los Glaciares, el paisaje pasa de la estepa al bosque andino patagónico, donde predominan especies como la lenga, el ñire y el coihue. El parque tiene unas 700 mil hectáreas, fue creado como área protegida en 1937 y desde 1981 integra la lista del Patrimonio Natural de la Humanidad de la Unesco.

Recorrer los circuitos lleva alrededor de dos horas, pero todo dependerá del “apuro” que cada uno tenga. Muchas veces, cuando se va en excursión que incluye un recorrido en barco para tener otra mirada del glaciar, el tiempo para contemplarlo desde las pasarelas es poco. Por eso, lo ideal es ir con paciencia.

Si la idea es tener un contacto más directo con el glaciar, el Moreno lo permite. Existe una excursión increíble que nos lleva al interior del bloque de hielo. Con sus variantes “mini trekking” o “Big Ice”, caminar sobre su majestuosidad es una experiencia que hay que vivir al menos una vez en la vida. En una embarcación se cruza el Brazo Rico, y tras veinte minutos se llega a la costa oeste. Una vez en tierra, comienza una caminata sobre la morena del glaciar (el sitio donde la tierra y el hielo se unen), de unos 40 minutos, hasta llegar al hielo mismo. Y allí empieza, con crampones y arneses, y siempre junto a dos guías, una caminata que será sinónimo de descubrimientos.

Durante unas seis horas (si se elige la excursión larga) se exploran cavernas, sumideros, lagunas de color indefinible y cuevas de un blanquísimo hielo. Luego de caminar hacia el interior de ese desierto de hielo, llega el momento del descanso. Cada uno saca su almuerzo y los viajeros se sientan no sólo a reponer energías, sino a contemplar esas especies de catedrales de hielo que los rodean en medio del silencio conmovedor.  

Entre las actividades más significativas además de las tradicionales visitas a las cercanías del Glaciar Perito Moreno, es posible experimentar las navegaciones para acceder a los mágicos tesoros del Parque Nacional los Glaciares. Una de ellas comienza en el Puerto “Bajo las Sombras”, a 7 km del Mirador del Glaciar, desde ahí la embarcación se escurre por el Brazo Rico del Lago Argentino permitiendo apreciar los témpanos de hermosos tonos azules, y desprendimientos que se producen en la cara Sur del Glaciar Perito Moreno.

No menos atrayente es la salida desde el Puerto Moreno, ubicado al pie de las pasarelas del paseo costero, sobre el Canal de los Témpanos, desde ahí, se navega para avizorar las rupturas de hielo de la pared Norte del Glaciar, mientras la gran altura de sus paredes frontales alucina a los turistas por su impactante magnitud.

Otro impacto visual que propone la navegación de este destino turístico, es en uno de los lugares más colorido del Parque Nacional Los Glaciares, el Seno Mayo del Lago Argentino, este es uno de los sectores con mayor humedad del Parque, y por lo cual la vegetación es única y se puede apreciar en dos caminatas que potencian la experiencia al máximo, cascadas, ríos, glaciares colgantes, una vivencia sin igual que encanta a cada visitante.

Siguiendo con estas espectaculares opciones sobre el agua, la excursión Todo Glaciares, parte del Puerto Punta Bandera, a 47 km de la ciudad, en este recorrido de varias horas, se puede apreciar los Glaciares Upsala y Spegazzini, adentrándose en las bahías que éstos mismos conforman, visualizar el cordón de témpanos ubicados a 14 km del Glaciar Upsala, deja sin aliento a los visitantes por las vistas alucinantes, una navegación entre espectaculares icebergs de enormes tamaños y formas, caminatas por el bosque, terminan de conformar una alternativa para conocer los rincones de la Patagonia.

Paisajes inmensos y aventuras extremas gracias a las 4×4. (Turismo El Calafate)

El pasado pétreo

La orografía de El Calafate, presenta sin dudas lugares privilegiados para recorridos en 4×4, ascendiendo a diversos cerros y contemplando la imponente Cordillera de los Andes. El ascenso al cordón montañoso Huyliche, ofrece además de la vista panorámica de El Calafate y del Lago Argentino, la posibilidad de visitar el Laberinto de Piedra de los Sombreros Mexicanos, un recorrido de 35 km sobre la línea de Cerros situados detrás de la localidad.

También ascendiendo por el Cerro Huyliche, se puede acceder a los Balcones de Calafate, para observar los bloques erráticos, con una vista panorámica excepcional a 900 metros de altura. También se puede ascender al Balcón Superior desde donde se puede apreciar todos los brazos del Lago Argentino, incluyendo el Brazo Sur, y en un hermoso día despejado se puede apreciar el Monte Fitz Roy. Aquí es posible combinar con un trekking con vistas al lago por la cara Norte, con guía local, y experimentar el pasado de la Tierra en un valle del Cretácico con extrañas y únicas formaciones geológicas, entrando en contacto con la naturaleza y el aire puro en altura.

Una de las opciones adrenalínicas más impresionante, es el descenso en tirolesa en un exclusivo circuito de cinco líneas de zipline de 2.920 metros de longitud, sobrevolando la montaña solo como pueden hacerlo los cóndores, una experiencia activa todo el año.

Lagos, cavernas, figuras rupestres, fauna y estepa patagónica, ideal para la interpretación de fósiles marinos; y avistamientos, que descubren el delicado equilibrio del ecosistema regional que varía según se va tomando altura sobre el nivel del mar. (DIB) FD

Nota del suplemento De Viaje que edita agencia DIB

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