Los tratamientos modernos para la hepatitis C cambiaron radicalmente el paradigma de esta enfermedad, tanto que días atrás le valieron el Premio Nobel de Medicina a los investigadores que descubrieron el virus y sentaron las bases para el desarrollo de los antivirales de acción directa, drogas que logran curar en solo 8 a 12 semanas a más del 95% de los pacientes.
La Asociación Buena Vida aprovechó para subrayar que el Estado concretó una nueva compra de estos tratamientos, que ya están entregándose, por lo que continúa con la búsqueda de nuevos pacientes y de aquellos que tengan diagnostico positivo, pero que al día de hoy no han sido curados, algo que pone en riesgo severo su salud.
“El camino hacia la cura de la hepatitis C arranca con el diagnóstico. Saber que se tiene el virus es el primer paso. A partir de allí, hoy están dadas todas las condiciones para curarse rápidamente de una enfermedad grave, potencialmente mortal. El médico tratante tiene que indicar el tratamiento curativo y el prestador de salud proveerlo. En el caso del Estado, ya se compraron más de 2000 tratamientos y está garantizado el acceso a estos”, describió Rubén Cantelmi, paciente curado y presidente de la Asociación Civil Buena Vida.
Además, “esta compra reciente que concretó el Estado incluye los más modernos medicamentos ‘pangenotípicos’, que significa que pueden curar cualquier genotipo o “subtipo” del virus e inclusive a casos de estadio avanzado de daño hepático o con enfermedad renal como comorbilidad. Garantizadas las condiciones de acceso al diagnóstico y al tratamiento nos obliga a reforzar que no hay tiempo que perder en esta batalla a la erradicación del virus”, remarcó Ezequiel Mauro, médico hepatólogo, Coordinador del Programa Nacional de Hepatitis Virales del Ministerio de Salud de la Nación.
“En ocasiones, pacientes con diagnóstico positivo de hepatitis C nos refieren que sus médicos prefieren esperar para indicar el tratamiento, porque su enfermedad no está muy avanzada, por lo que consideran que la obra social, la prepaga o el Estado le demorarán la entrega de medicación”, señaló Cantelmi. “Esto no solo no tiene sustento científico, sino que culmina en un grave error. Lo cierto es que las Guías de Diagnóstico y Tratamiento de este virus en Argentina y en el mundo establecen que todos deben tratarse, independientemente del grado de avance de la enfermedad”, añadió.
Riesgo y detección
El virus de la hepatitis C no duele, no te pone amarillo, no te da síntomas de ningún tipo; pasa inadvertido durante décadas hasta que se manifiesta, pero -mientras tanto- puede ir dañando lentamente y en forma irreversible al hígado, un órgano indispensable para vivir.
Todos podemos haber estado expuestos al virus sin saberlo, porque se contagia por contacto con sangre contaminada, sobre todo años atrás cuando no se tomaban todas las medidas de esterilización en el odontólogo o en la manipulación de instrumental quirúrgico en general, en tratamientos de belleza, en la realización de tatuajes y la colocación de piercings. También son vías de contagio las afeitadoras o inclusive los cepillos de dientes.
“Hoy hay más conciencia y mejores prácticas, por lo que consideramos que es mucho más bajo el riesgo de contagiarse. Sin embargo, nos preocupan todos los que contrajeron el virus entre los años 80 y 90 y vienen conviviendo con la infección hace algunas décadas. Llevan consigo una bomba de tiempo y la enorme mayoría no solo no lo sabe, sino que hoy tienen la gran oportunidad de curarse”, reconoció Rubén Cantelmi. (Vida y Salud Hoy)