Por las calles de La Habana

Cumplió cinco siglos de historia en 2019 llenos de venturas y desventuras, de amores y odios. Con aires coloniales y siempre música de fondo, así es La Habana, el corazón de Cuba que late más allá de la revolución. Fue un 16 de noviembre de 1519, bajo la sombra del árbol del Ceiba y tras oficiar la misa e instaurar el Cabildo, que se “inauguró” la ciudad, una más de las siete villas fundadas por el conquistador español Diego Velázquez de Cuéllar.

San Cristóbal de la Habana nació y creció enriquecida por taínos oriundos, españoles, franceses e ingleses, conquistadores, corsarios, piratas, esclavos arrancados de su África natal, chinos de Macao, Hong Kong y Taiwán que remplazaron o se unieron a los esclavos en los campos de caña de azúcar. Hoy, ya sin Fidel Castro, ni su hermano Raúl que dejó el poder en 2018, la isla sigue siendo un sitio donde los viajeros llegan de todo el mundo para entender por qué este lugar siempre fue un imán para grandes artistas y turistas.

El centro histórico, donde plazas, iglesias, palacios y los estrechos callejones adoquinados resistieron 500 años, es un pequeño barrio que concentra 242 manzanas y más de 3 mil edificios señoriales habitados por unos 75 mil habaneros. Aunque por muchos años partes de estas callejuelas estuvieron muy castigadas por el paso del tiempo, en los últimos años hubo una fuerte inversión para recuperar el patrimonio. El artífice encargado de su transformación fue el Historiador de la Ciudad, Eusebio Leal Spengler, que había dejado a Cartagena de Indias bella y lustrosa.

La Plaza Vieja, con orden de creación emitida hacia 1559, está rodeada de recuperados edificios y tiene en su centro una fuente que constituye una réplica en mármol de Carrara de la que antaño suministraba agua a los vecinos que utilizaban ese lugar para refrescarse en la época de calor, intercambiaban sobre las noticias más recientes o practicaban operaciones comerciales. También en un pasado, fue un lugar donde se vendían esclavos.

La Habana, con sus colores y tradiciones que perduran en el tiempo. (Archivo)

A dos cuadras de allí, rumbo al Malecón (la costanera) encontramos otra plaza imperdible: San Francisco de Asís, que está frente a la antigua iglesia de San Cristóbal, hoy lugar que funciona como conservatorio de música clásica. Las otras plazas que no pueden dejar de visitarse son la de Armas y de la Catedral.

La primera, lugar donde se fundó La Habana, está rodeada por el Templete, donde se celebró el primer consejo de la ciudad  y el Palacio de los Capitanes Generales, hoy devenido en museo. Una curiosidad frente a este hermoso edificio de arquitectura barroca es la calle Tacón de adoquines de madera. A pocos metros está el Castillo de la Real Fortaleza, que terminó de construirse en 1577 y cuenta con valiosos objetos de naufragios, como monedas de oro y plata, y réplicas a escala de carabelas y galeones.

La Plaza de la Catedral, en tanto, está rodeada de lugares para comer y de diversos atractivos arquitectónicos para descubrir. Uno de ellos es el Palacio de los Condes de Casa Bayona, que alberga el Museo de Arte Colonial. Pero a donde no debe dejar de ingresar es a la propia Catedral, una de las más sobrias iglesias del barroco americano de 1748.

A todo ritmo

Cada cubano es músico, cantante y bailarín. Eso se siente en cada rincón de la ciudad, gracias a la imborrable huella que dejaron artistas como Celia Cruz, Compay Segundo, Bebo Valdés, Buenavista Club Social o La Nueva Trova Cubana, de la mano de Silvio Rodríguez y Pablo Milanés. Hay bares y hoteles donde hay espectáculos dignos de ver, siempre con algún cóctel típico en la mano.

Es que justamente hay hoteles que marcaron un tiempo en la capital cubana, y al menos pasar por sus entradas para tomar una fotografía es parte del viaje. Uno de ellos es el neoclásico Hotel Inglaterra, el más antiguo de Cuba, sito en el Paseo del Prado, que Elmore Leonard menciona en su novela Cuba Libre. También está el renovado Iberostar Grand Packard, desde cuya piscina infinita se divisan el Morro y el Fuerte de La Cabaña, o el Hotel Sevilla que sale a relucir en la película basada en el libro Nuestro Hombre en la Habana de Graham Greene. También merece un flash el Hotel Santa Isabel, donde siempre se alojaba el ex presidente estadounidense Jimmy Carter cuando llegaba a la ciudad.

La Catedral, de estilo barroco americano y de 1748. (Agencia Xinhua)

Muchos de los visitantes que llegan a la isla también son atraídos por el pasado del escritor estadounidense Ernest Hemingway, que fue un enamorado confeso del lugar e hizo de La Habana su hogar y su espacio sagrado. En el casco el escritor vivió una temporada en la habitación 511 del Hotel Ambos Mundos, donde se le ocurrió el argumento de Por quién doblan las campanas. Con lo que ganó por la novela, construyó la Finca la Vigía, que convirtió en su dirección permanente en La Habana. Hoy en día está abierta al público y se puede visitar.

Obviamente hay museos del Tabaco, del Ron, del Automóvil y otros que también merecen ser visitados. Pero a un par de cuadras de la Plaza de Armas, se llega hasta otro ícono: el Capitolio, igual al de Washington. Allí, con autos de décadas pasadas transitando en las calles, se toman las típicas fotografías de la ciudad. También cerca está el Memorial Granma, la plaza contigua al Museo de la Revolución, donde hay diversos objetos relacionados con la revolución cubana.

Y ya alejado del casco histórico está la mítica Plaza de la Revolución, una de las más grandes del mundo y en donde reúne al pueblo en marchas multitudinarias todos los 1º de mayo. Allí uno se puede sacar la tradicional foto junto a la gigante figura del Che y de Camilo Cienfuegos. También se puede visitar el monumento José Martí y un museo.

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Cuándo ir

Los mejores meses para viajar a Cuba son desde mediados de noviembre hasta mediados de abril, durante la temporada seca.

La moneda

Los precios de todos los productos y servicios están reflejados en pesos convertibles cubanos (CUC) únicamente. Para cambiar sólo hacerlo en casas oficiales u hoteles, que se manejan con un mismo valor. 1 CUC = 1, dólar

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