Panorama político bonaerense: Lo que Kicillof cree que evitó y lo que viene

Por Andrés Lavaselli

El anuncio sobre la cuarentena de ayer no fue una más para Axel Kicillof. El gobernador habilitó la vuelta de las clases presenciales y un mecanismo de progresivas y periódicas flexibilizaciones porque cree haber superado el riesgo de colapso sanitario que temió todos estos meses. Ahora, espera que hacía fin de año se cumpla una promesa del gobierno nacional: comenzar con la vacunación del personal sanitario y los grupos de riesgo.

“Teníamos todas las fichas para que esto explotara, el costo fue alto pero lo evitamos, el modelo funcionó”. Esa evaluación corresponde a un ministro de trato diario con el Gobernador y está referida al modo en que se manejó el ASPO, sobre todo en el Área Metropolitana. El tiempo verbal es revelador: el gobierno cree que solo una tragedia podría desestabilizar la situación y que de ahora en más el camino es unidireccional hacia una creciente liberalización.

Salvo por las medidas referidas a la educación –el plan ATR y la parcial vuelta de la presencialidad en 24 distritos del interior- lo anunciado se parece bastante a un blanqueo de decisiones que los vecinos, hartos de una cuarentena larguísima que en muchos casos los complicó mucho en materia económica, tomaron por su propia cuenta. “Son cuestiones que venían funcionando a un 40 o 50%, ahora ese porcentaje crecerá bastante”, admiten en el Ejecutivo.

Esa descripción apunta al take away plus, el personal doméstico y las reuniones sociales, habilitadas ahora en el AMBA para hasta 10 personas. Ahora, a esa apertura sucederá una gradual normalización escalonada que básicamente profundizara la senda ya emprendida. Para seguir con esos ejemplos: habrá antes de fin de año OK para que los bares y restaurants también funcionen con mesas interiores, para que las trabajadoras puedan ir a más de una casa y para reuniones de más de 10.

En esa hoja de ruta, a fines de diciembre o principios de enero se estaría vacunando al personal sanitario, la policía y los principales grupos de riesgo. La fecha no es una especulación de Kicillof, sino un dato que le hizo llegar el gobierno nacional. En provincia creen que si ocurre asi, el nivel de inmunización, aunque parcial, permitiría bajar definitivamente la tasa de mortalidad y dejar el terreno listo para arrancar 2021 con normalidad, a excepción del transporte y los espectáculos masivos, que seguirán restringidos.

Ruidos

Ese plan que comienza a llevar alguna certeza a nivel sanitario, se despliega en medio de un pico de incertidumbre económica, que para colmo viene acompañada de evidentes tironeos políticos al interior del oficialismo. Es cierto que Kicillof logró cerrar las paritarias con docentes y estatales sin conflictos, pero el otro expediente urgente, la negociación por la deuda en moneda extranjera, no experimentó avances que permitan presumir un acuerdo el martes, cuando vuelve a expirar el plazo de negociación, ya siete veces prorrogado.

El ministro de Economía, Pablo López, linkea esa morosidad a, entre otras cuestiones, la escasez de dólares. No es la única implicancia política de los desbordes en la cotización del billete verde, sometido a un ataque especulativo que lo llevó, en su versión “blue”, al mismo nivel relativo que tenía en mayo de 1989, previo al estallido del final de Alfonsín. Llegó allí después de crecer un 21% desde el 16 de septiembre, el día en que se anunció el penúltimo paquete de medidas restrictivas para contenerlo.

El dato, al igual que el voto sobre Venezuela en la ONU, está en el centro de las tensiones de sectores del oficialismo con el gobierno nacional, al que cuestionan contenidos, modos y eficacia. Visto desde provincia importa porque sin estabilidad cambiaria no hay recuperación económica que aleje perspectivas de tensión social. Algo que preocupa sobre todo por el Conurbano y sobre todo porque se ingresa en  vísperas de fin de año, un período siempre crítico en ese plano.

En el entorno de Kicillof registran el enojo de, pero están CFK, convencidos de que la vicepresidenta está tan comprometida “como siempre” con el destino político de Fernández, al cual el suyo –y el de Máximo Kirchner- están indefectiblemente anudados. No hay, hasta donde alcanzan a ver desde La Plata, tensiones entre ese trío, aunque pueda haber puntos de vistas disímiles en algunas cuestiones. A Sergio Massa lo ven más reticente, pero lo que importa es que la alianza del gobernador con el presidente goza de la misma buena salud.

Hay, eso sí, diferenciaciones tácticas. Por caso: a diferencia de Fernández, Kicillof no irá por la presidencia de PJ. El Gobernador avisa desde ya que resigna, incluso, algo –solo algo- del manejo de la lapicera electoral si con eso facilita un acuerdo de sectores para la integración de listas que le permita  ilusionarse al menos con su objetivo de fondo: ampliar la representación del FdT en el Senado. Es algo complicado porque esa elección se definirá en el interior. ¿Debate anticipado? Sí, pero así es la política.

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