Hacia el control de la psoriasis: educación y nuevos tratamientos

La psoriasis es una enfermedad que afecta a entre el 2 y el 3% de la población, y que genera un impacto importante en la calidad de vida del paciente. Se manifiesta en placas rojas en la piel y escamas blancas, que se desprenden fácilmente, y afecta también el cuero cabelludo, las uñas y las articulaciones.

Para abordar los distintos aspectos vinculados con la patología y tras un relevamiento sobre las necesidades que atraviesan los pacientes de todo el país, se realizó Psoriatika 2020, el Primer Congreso Argentino para pacientes con enfermedad psoriática.

El encuentro, que se desarrolló de manera virtual el 28 y 29 de agosto, fue organizado por la Asociación Civil para el Enfermo de Psoriasis (AEPSO) —entidad que está celebrando sus 15 años— con el apoyo de la Sociedad Argentina de Psoriasis (SOARPSO), la Sociedad Argentina de Reumatología (SAR) y la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD).

La psoriasis no es contagiosa: es una enfermedad inflamatoria sistémica crónica, de base genética y mediada inmunológicamente. Se manifiesta en placas rojas en la piel y escamas blancas, que se desprenden fácilmente, y afecta también el cuero cabelludo, las uñas y las articulaciones.

Al ser una enfermedad evidente, genera estigmatización y discriminación hacia los pacientes. Por eso, los especialistas que participaron en Psoriatika insistieron en la importancia de concientizar a la comunidad.

“La psoriasis produce un fuerte impacto emocional en la autoestima. Los pacientes sufren ansiedad, depresión y vergüenza. En encuestas refirieron que el 83% suprimió actividades deportivas, el 74% refirió tener baja confianza y el 35% evitaba tener relaciones sexuales”, enumeró la dermatóloga Nora Kogan, quien estuvo 30 años a cargo del Consultorio de Psoriasis del Hospital Ramos Mejía de Buenos Aires.

Pero como explicó el dermatólogo Alberto Lavieri, coordinador del ‘Grupo de Trabajo de Psoriasis’ de la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD), “la piel es sólo la punta de un iceberg, lo que podemos ver en la superficie. Hay muchas cosas a las que debemos estar atentos. Al tratarse de una enfermedad sistémica, compromete a otros órganos”.

Su principal comorbilidad es la artritis psoriática, que puede afectar al 30% de los pacientes con psoriasis: ellos deben lidiar no sólo con la estigmatización, la picazón y el dolor en la piel, sino también con dolores y problemas articulares.

“El componente fundamental de la artritis psoriática es el dolor. Pero puede haber otros signos como la inflamación, con los dedos rojos, calientes o hinchados; la dactilitis o dedo “en salchicha”; y la rigidez por la mañana o después de estar mucho tiempo sentado”, detalló el reumatólogo Enrique Soriano, ex presidente de la Sociedad Argentina de Reumatología.

Estos signos de alarma pueden aparecer en articulaciones, tendones, dedos y columna. “En general la artritis psoriática es posterior o simultánea a la psoriasis, pero en dos de cada 10 pacientes el compromiso musculoesquelético puede ser anterior a la aparición de las lesiones en la piel”, advirtió.

 Además de la artritis psoriática, otras comorbilidades están asociadas a esta patología: enfermedad inflamatoria intestinal, trastornos cognitivos y depresión (por un mecanismo inflamatorio a nivel del sistema nervioso central), hígado graso, síndrome metabólico y disfunción endotelial (la misma placa de la psoriasis se produce en el nivel de la capa interna de los vasos sanguíneos) y coronariopatías. “Hay hasta un 58% más de posibilidad de sufrir un infarto de miocardio en psoriasis severas que no son tratadas”, remarcó Lavieri.

Las opciones de tratamiento

Si bien no existe una cura para la psoriasis, hoy el control de la enfermedad es posible, ya que nuestro país dispone de una amplia variedad de tratamientos y terapias: desde las cremas, el metotrexato, la fototerapia, los viejos biológicos, hasta llegar a los nuevos biológicos.

“En los últimos 15 o 20 años, si en algo se ha avanzado es en la psoriasis. Comprendemos más la enfermedad y las terapéuticas, y dermátologos, reumatólogos, endocrinólogos, nutricionistas y psicólogos tenemos las herramientas para acompañar en este camino”, evaluó Ariel Sehtman, presidente de la SAD.

“Las opciones terapéuticas anti interleuquina 23 cuentan con una eficacia aprobada muy alta y logran aclaramiento completo y duradero de la piel, con una dosificación de pocas aplicaciones al año”, señaló Lavieri.

Desde la Universidad de Baylor, Texas, el dermatólogo Darío Kivelevitch explicó que la psoriasis se produce por una desregulación en el sistema inmune. Determinados genes que participan de una u otra manera en esa regulación “le ponen un freno al sistema inmune. En la psoriasis el sistema inmune entra en una especie de loop y se retroalimenta cuando debería haber parado”, lo que genera la psoriasis, además hay una interacción con el medio ambiente porque sabemos que ciertos estímulos pueden gatillar la enfermedad.

Kivelevitch también destacó la innovación de estos fármacos, que logran remisiones prolongadas y anticipó que están en estudio más terapias dirigidas y se está empezando a hablar de biomarcadores que permitan definir de antemano quién puede responder a un tratamiento. “Siempre les digo a mis pacientes que están tristes porque tienen psoriasis que si les dieran un tiempo para tener esta enfermedad, elijan este. El presente es brillante y el futuro lo es más aún”, remarcó. (DIB/Vida y Salud)

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