En las últimas semanas, la preocupación del Gobierno provincial en torno al coronavirus se trasladó desde el AMBA hacia el interior bonaerense, donde los casos se triplicaron en apenas un mes, con una virulencia que sorprendió a los especialistas.
En pocos días, localidades que se encontraban en fase 5 y casi no habían registrado contagios pasaron a estar en estado de emergencia, con las camas al límite y sin poder frenar la cadena de contagios.
Para los especialistas, este fenómeno se debe en buena medida a un “relajamiento” por parte de una población que, hasta ahora, había tenido poco contacto real con la enfermedad. Pero también apuntaron a la falta de seguimiento temprano de los casos confirmados, algo que consideran clave sobre todo en distritos en fase 4 y 5, donde la circulación de personas es mayor y la aparición de casos puede propagarse rápidamente.
El bioinformático Rodrigo Quiroga, integrante del comité de expertos de la provincia de Buenos Aires, indicó a DIB: “a partir de la primera semana de julio se empezó a ver este fenómeno: subían mucho los casos, de una manera que nunca lo habían hecho en un montón de provincias”. Esto, sostuvo, “coincide una semana después de que se pasó al DISPO (distanciamiento social, preventivo y obligatorio).
“Como toda medida de relajación, genera un efecto de menos cuidado: es medio inevitable cuando uno da la sensación de que la situación está controlada”, indicó Quiroga, quien sostuvo que para evitar esto es necesario un “control de casos rápido”.
Por su parte, el físico Jorge Aliaga -también integrante del comité de expertos bonaerenses- señaló: “solo se puede pasar a DISPO si hay un sistema muy bueno de detección inmediata de contagios y aislamiento de sospechosos”.
Estas coincidencias no son solo discursivas: el comité de expertos le recomendó al gobernador Axel Kicillof avanzar en un esquema de seguimiento de casos y control de contactos estrechos, con el objetivo de frenar la propagación de la enfermedad en el interior.
¿Cómo se desarrollará esa tarea en el interior provincial? Según pudo saber DIB, la Provincia dispondrá de 14 centros universitarios de rastreo: se trata de grupos de especialistas y voluntarios que tiene como misión investigar toda la cadena de contactos estrechos de aquellas personas con sospecha de coronavirus, que se encuentran a la espera del resultado del hisopado.
En principio, se instalarán en el interior 14 de estos centros: actualmente ya están en funcionamiento los de Mar del Plata y Bahía Blanca (dos de las localidades más complicadas), y pronto también se habilitará uno en Tandil. Completarán la grilla Saavedra, Trenque Lauquen, Pehuajó, Junín, Pergamino, San Antonio de Areco, Partido de La Costa, Olavarría, Saladillo, Chivilcoy y Chascomús. La intención es cubrir todas las regiones sanitarias, comenzando por la cabecera donde esté instalado el centro, y luego ampliándose a los distritos más complicados.
Detectives de contactos
El “arquitecto” de este sistema es Guillermo Durán, Director del Instituto de Cálculos de la UBA e integrante del comité de expertos bonaerense. El especialista explicó a DIB que el sistema será similar al que hoy funciona en el Conurbano, y estará enfocado en el rastreo de todos los contactos estrechos del presunto caso positivo, con el objetivo de disminuir la circulación del virus.
El sistema, que estará bajo la órbita de la Jefatura de Gabinete, consiste en realizar un seguimiento telefónico de cada caso sospechoso, para intentar determinar todos los contactos estrechos que tuvo durante los días en los que empezó a sentir los síntomas.
“Partimos de los casos sospechosos para ganarle tiempo a la enfermedad”, indicó Durán, al tiempo que precisó que a los contactos estrechos de estos posibles casos “se los llama por teléfono para ver cómo están y pedirles los contactos estrechos de las últimas 72 horas”.
Una vez individualizados “les pedimos que se aíslen y les preguntamos por sus síntomas”. Si su contacto estrecho finalmente da positivo, se lo trata cómo potencial paciente Covid: le piden que se mantengan 14 días en cuarentena estricta, y hacen un control telefónico para monitorear posibles síntomas. En caso de que su contacto sea negativo, se le informa la novedad y se interrumpe el seguimiento.
Con esto, Durán expresa que “la idea es cortar esa cadena de contagios. Si alguien estuvo en contacto con un caso positivo deberá estar dos semanas guardado”, para evitar propagar la enfermedad. Los expertos creen que de esta forma podrán reducir la velocidad de contagios, como hizo el programa Detectar en los barrios populares.
Un ejemplo que utilizan para graficar cómo se transmite el virus en comunidades pequeñas es el de Los Toldos (General Viamonte). Con un solo caso positivo ya recuperado, la localidad tuvo dos nuevos contagios a principios de agosto, de dos policías que trabajan en el AMBA. Un mes después ya había más de 100 contagios, y según reconstruyó el municipio, el 95% estaba relacionado con esos dos primeros casos originales. (DIB) JG