Brujas, eterna y romántica

Al noroeste de Bélgica, Brujas es una de las urbes medievales mejor conservadas de Europa. Con pintorescos canales, museos atrapantes, tiendas de chocolate y un centro histórico declarado Patrimonio de la Humanidad en 2000, fue hasta el siglo XV una de las ciudades más prósperas del continente. Hoy, es una de las más elegidas por turistas que se sorprenden a cada instante al caminar por ese colorido casco antiguo.

Sus orígenes se remontan al siglo IX, en la época de los vikingos, y fue en el siglo XII cuando el núcleo urbano adquirió el título de ciudad, cuyo nombre no procede de ningún proceso judicial contra antiguas curanderas, sino de la raíz flamenca bryggia que quiere decir “muchos puentes”.

Plaza Mayor

Grote Markt, o la Plaza Mayor, es el corazón de Brujas y el punto en el que empiezan y terminan muchas de las rutas a pie por el centro histórico. En esta plaza, rodeada de edificios medievales con pintorescas fachadas, sobresale la Torre Campanario Belfort, su edificio más impresionante y en el que estamos seguros, te quedarás con la boca abierta. Además de esta torre, en el centro de la plaza hay una estatua en honor a los héroes locales Jan Breydel y Pieter De Koninck, protagonistas de la “Batalla de las espuelas de oro” en 1302 cuando el duque de Flandes y algunos campesinos se enfrentaron contra los ejércitos franceses que buscaban dominar la zona.

Plaza del Burg

Anexa a la plaza principal, está la del Burg, que en la actualidad destaca por el edificio del Ayuntamiento, una de las visitas que no debés dejar de hacer. Originario de 1376, tiene una espectacular fachada de estilo gótico flamígero. Algo que no se debe perder es la Sala Gótica, con sus pinturas murales del 1900 y bóveda policromada. También está la Basílica de la Santa Sangre. En esta pequeña iglesia, el viajero se sorprende por la gran riqueza arquitectónica que hay en la planta superior, construida en estilo gótico en el siglo XV.

El Lago del amor, al sur del casco histórico. (Visit Bruges)

El Muelle del Rosario

Muy cerca de la plaza del Burg, el Muelle del Rosario es uno de los lugares más bellos y fotografiados de toda Brujas. Ideal para enamorarse o ir en pareja, de este lugar parten excursiones por los canales que llevan a través de edificios medievales, casas con fachadas clásicas, un mercado de antigüedades, bares y restaurantes.

Mercado del Pescado

Conocido como Vismarkt, data de 1821 y allí el viajero encuentra restaurantes y los mejores artesanos del país. También aquí se encuentra la Plaza de los Curtidores, popular entre los artistas y de ambiente agradable e íntimo para admirar las pinturas con una mente creativa.

La Orilla Verde

Sobre los canales se destaca el Groenerei o “la Orilla Verde”, al sur de la Plaza del Burg y donde cobran protagonismo los puentes medievales Johanele y Caballo. De entre todos los edificios que componen el canal Groenerei, construido en el siglo XI, la Casa del Pelícano es uno de los que más resalta por su antigüedad 1714 y por haber sido una vivienda de beneficencia donde además se curaba a enfermos. En tanto, en el canal Potterierei se erigen los arcaicos astilleros Spiegelrei y Spinolarei, de especial interés dado que desde allí se puede ver el Poortersloge, un edifico de estilo gótico tardío que sirvió de encuentro de comerciantes extranjeros y de la alta sociedad local.

Museo de Groeninge

De los 26 grandes museos, el de Groeninge posee una de las mejores colecciones para amantes de la pintura de todos los tiempos: desde primitivos flamencos como Jan van Eyck hasta surrealistas como Delvaux o Magritte. Además cobran protagonismo las producciones del renacimiento de Brujas con trabajos de Pieter Pourbus del siglo XVI, y muchos otros autores clásicos y modernos que son exhibidos de manera temporal y permanente. Una visita rápida de sus once salas lleva alrededor de dos horas.

Lago del Amor

Tras una larga caminata por la ciudad, hay que detenerse a descansar y el mejor lugar es el Minnewater (Lago del Amor), el parque más romántico y encantador. Está ubicado al sur del casco histórico y es la puerta de entrada a Brujas. Desde su puente, construido en el año 1970, se pueden obtener maravillosas vistas panorámicas y apreciar los cientos de cisnes que disfrutan en el agua. Según cuenta la leyenda, en 1488 el pueblo ejecutó a uno de los administradores de Brujas llamado Pieter Lanchals, cuya familia presentaba en su escudo de armas la figura de un cisne blanco. Como castigo, la corte de Maximiliano de Austria condenó a la población a mantener los cisnes en sus lagos y canales hasta la eternidad. Hoy se agradece.

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