Los colores del oeste riojano

El Cañón del Triásico y sus 250 millones de años invitan al viajero a meterse en pasado atrapante.

Con sus coloridos atractivos geológicos, arqueológicos y naturales, el Cañón del Triásico es un increíble espacio abierto al turismo en la cercanía de Villa Unión, en la provincia de La Rioja, lindante a San Juan. Ubicado dentro de la Reserva Municipal “Banda Florida, el paisaje que predomina en la región es de un relieve montañoso de escasa vegetación.

Al realizar la excursión, los turistas transitan el mismo suelo en el que vivieron los dinosaurios del período triásico de la era mesozoica. El paseo ofrece una trayectoria por lugares de interés histórico y geológico. En su circuito turístico de 25 kilómetros, en gran parte por lechos secos de ríos, ofrece estaciones y miradores dedicados a la geología, la arqueología, la flora y el paisaje.

Tras pasar un portal de madera, o Punto de Ingreso, se recorren paisajes rocosos consolidados durante millones de años, cuya quietud y silencio parecen retrotraer al génesis o un mundo aún no habitado por humanos.

Los paseos se realizan siempre con guías autorizados en camionetas 4×4, todo el año salvo durante las raras crecidas por lluvias de los ríos secos, que puedan impedir el paso, en una zona con precipitaciones anuales de no más de 150 milímetros.

Buena parte del circuito se realiza por lechos secos.

El circuito Cañón del Triásico está dentro de la Reserva Municipal Colorados de Banda Florida y su nombre obedece a una combinación del color predominante de su superficie y el nombre de la localidad más próxima.

Banda Florida está a unos tres kilómetros de la ciudad de Villa Unión, cabecera del departamento del mismo nombre, y por allí se accede al Cañón tras cruzar el cauce del río Bermejo, normalmente seco.

Buena parte del circuito se realiza por lechos secos, en los que los vehículos circulan entre altos paredones con variados estratos geológicos claramente visibles. Tras observar algunas rocas metamórficas en la entrada se llega a la primera estación, una zona sembrada de bolas de piedra iguales a las de la famosa “Cancha de Bochas” del Valle de la Luna, por lo que se la denominó de manera similar: “Campo de Bochas”.

Estas “concreciones líticas”, algunas mayores que un balón de fútbol, se formaron por sedimentos adheridos a un núcleo, como las perlas de las ostras, pero durante miles de años, que posteriores movimientos de tierras y de aguas les dieron su aspecto esférico.

Sobre la historia geológica del lugar, se está entre el límite del pérmico, la era paleozoica, y el triásico, en la mesozoica, por lo que se calcula la edad del Cañón en unos 250 millones de años.

En tanto, la flora del lugar puede vivir con sólo 150 milímetros de precipitaciones anuales. Entre esas jarillas, retamas, breas, chañares, algarrobos y tuscas pasa un tramo pedestre en subida, que llega a unos miradores, pequeños promontorios cónicos cubiertos de pedregullo suelto. (DIB)

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