Francisco Guaragna: “Que se hayan postergado los Juegos Olímpicos es una gran oportunidad para mí”

Clasificado a Tokio 2020 en la clase Laser Standard del yachting, el velista de 23 años hace base en la Laguna de Gómez, en Junín.

Por Gastón M. Luppi, de la redacción de DIB.

Nació en Rufino, pero Junín lo considera uno de los suyos. Y gana terreno la ciudad bonaerense: al filo de la cuarentena, Francisco Guaragna (23) tomó unas pocas cosas de su vivienda en Buenos Aires y desde hace cuatro meses se entrena en Junín, y desde mediados de mayo navega en la Laguna de Gómez. Las últimas dos semanas, además, los entrenadores estuvieron en el Club Náutico, donde pudieron desarrollar un bloque de entrenamiento. En el horizonte, los Juegos Olímpicos de Tokio, cita en la que Guaragna será uno de los representantes argentinos de la vela (clase Laser Standard).

“Por el momento nos vamos a quedar en Junín, hasta que mejore un poco todo”, le cuenta Guaragna a la Agencia DIB. “Navegando en la laguna, obviamente, las condiciones no son las de los circuitos, porque no hay muchas olas, es un lugar plano. Pero peor es no estar navegando, como algunos países que todavía no volvieron a la actividad”. Y describe las posibilidades que le brinda la ciudad: “Estoy navegando, puedo ir a un gimnasio, hacer bicicleta… En nuestra disciplina se entrena mucho arriba de la bici para ganar no solo ritmo cardíaco y aeróbico, sino también musculación en las piernas. Acá tenemos una ruta, el camino a la laguna, que son doce kilómetros, está nueva”.

Guaragna volvió a navegar en mayo y con protocolos y permisos mediante las últimas dos semanas fueron de trabajo junto a los entrenadores Alejandro Closs y Nicolás Schargorodsky. “Fue increíble porque navegamos un montón. Los días eran prácticamente de triple turno”. Teniendo en cuenta la experiencia, en unas pocas semanas el cuerpo técnico volverá a movilizarse hasta Junín para trabajar en el Náutico.

En un pasaje de la charla Guaragna cuenta al detalle cómo era el calendario original de 2020. Y ahora, en cambio, no hay mucho planificado. Una posibilidad, por ejemplo, es viajar unos días a Mar del Plata, en agosto. Sin embargo tiene sus complejidades y puede no salir bien: es un deporte que va muy atado a las condiciones climáticas, que varían día a día. Y ya en septiembre, el objetivo es poder viajar a Europa: unos cuarenta días en el “Viejo Continente” para competir en el campeonato europeo y la semana olímpica alemana, con un entrenamiento en el medio en Italia, cruzándose con muchos de los representantes olímpicos de otros países. “Pero dependemos mucho de lo que va a pasar en Europa. Y si hay un rebrote y quedamos varados allá, es un problema”.

A modo de conclusión, “de todas las opciones que teníamos, Junín era la mejor. No es que planteé Junín por la comodidad de estar en mi casa, sino porque para todo lo que necesitábamos hacer, que era más físico que técnico, la mejor era Junín”.

Francisco Guaragna: “Que se hayan postergado los Juegos Olímpicos es una gran oportunidad para mí”
En enero, segundo puesto para Guaragna en la Copa del Mundo en Miami. (Instagram: panchoguaragna)

Un mal necesario

Francisco Guaragna nació en Rufino, de donde es su madre, pero su padre –también hombre de la vela- es juninense. De chico la vida semanal transcurría en Rufino y todos los fines de semana hacían 160 kilómetros para navegar en la Laguna de Gómez. Terminado el secundario “Pancho” se mudó a Buenos Aires, donde además de navegar también se entrenaba en el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Cenard).

Y estaba en Capital cuando el anuncio de la cuarentena se tornó inminente. En enero había logrado la medalla de plata en la Copa del Mundo en Miami; se le “escapó el oro sobre el final”, escribió en Instagram. En febrero viajó al Campeonato Mundial de Laser, en Melbourne. A su vez, fue en febrero cuando la Federación Argentina de Yachting confirmó que Guaragna era el elegido para ocupar la plaza olímpica que correspondía a la categoría, y que justamente había obtenido él.

De breve estancia en Buenos Aires, en marzo tenía viaje hacia Europa. “Planteé que necesitaba diez días más por lo menos para trabajar el físico, y recién ahí viajar. No me importaba ir medio justo en días al campeonato, porque ya conocía el lugar. Y se canceló todo, por suerte no quedé varado en Europa”.

En lugar de Europa, el destino fue Junín: “Agarré tres cosas locas de mi casa y me vine; me quedó todo allá”. No obstante, faltaba para llegar a la Laguna. “Hice la cuenta: fueron 64 días sin navegar. Nunca había estado tanto tiempo sin ir al agua. Por lo general nos tomamos como mucho tres semanas, cuando volvemos de una gira larga o campeonato, que estamos medio pasados de rosca, pero no más que eso”.

En los primeros, antes del cierre definitivo llegó a entrenarse en el gimnasio de un amigo. Y luego su amigo le prestó barras, disco, bicicleta… “La verdad, tenía de todo. Hasta me habían hecho un banco para colgarme y simular la postura técnica de mi barco. En ese sentido, le sacamos mucho provecho a la cuarentena, en cierto modo era lo que necesitaba”.

Una ventaja

Guaragna no quedó satisfecho con su resultado de Melbourne, en febrero. “De Australia volví con el físico deteriorado, había perdido muchos kilos y en seguida tenía que viajar a Europa. En la planificación inicial en ningún momento había tiempo para darle al físico. Por eso este parate creo que a mí me vino muy bien, porque en mi disciplina el físico es el 80%: por más que uno sea muy bueno navegando, si no tenés el físico a tono, el barco no va a ningún lado”.

Y entonces, con los Juegos Olímpicos en el horizonte, “si bien al principio uno lo quiere vivir ya, porque estuvo mucho tiempo detrás del sueño. Pensando en frío, que se hayan postergado es una gran oportunidad para mí. Tengo muchísimo más tiempo para prepararlos y muchísimo más tiempo para crecer deportivamente. Así que lo veo más que nada como una ventaja”.

No obstante, Guaragna aún no tiene claro si el mes que viene viajará a Mar del Plata, o si en septiembre podrá irse a Europa. Entonces, aventurar qué podrá pasar en unos Juegos Olímpicos para los que falta exactamente un año y diez días es en vano. “Las expectativas que teníamos antes de la pandemia ya no existen más. Recién el año que viene, cuando empiece la temporada, vamos a saber dónde estamos parados: cómo estamos, qué cosas afinar y después, ya sobre la recta final, la que juega es la cabeza, hay que laburar mucho la cabeza”.

Por el momento, como en casi todos los órdenes de esta pandemia, los ojos están puestos en Europa. “En Europa está todo bastante normalizado. Pero si bien ellos ahora están en ventaja respecto de mí, creo que cuando les llegue el invierno, y a nosotros el verano, se va a revertir la cosa. Y una vez que se nos termine el verano a nosotros, si Dios quiere, vamos a estar viajando afuera y ahí vamos a tener mucho tiempo de calor. Es pasar estos meses duros de frío y después empieza a mejorar todo, yo estoy seguro de que va a ser así”.

Lejos de Europa, Oceanía es otra historia. “Para Australia y Nueva Zelanda la situación es totalmente distinta, tienen controlado el virus, pueden entrenar con normalidad, y encima son potencia. Cuando un país tiene mucho nivel adentro, no hace falta ir afuera a buscarlo, se potencian solos. Y a veces hasta se juntan los dos países, entonces en un entrenamiento tenés cinco Top 10”.

Está claro, el gran objetivo son los Juegos Olímpicos. ¿Se harán? “Sí, yo tengo fe de que se van a hacer. Hay un circo muy grande detrás que a mí me da la tranquilidad de que es muy probable que se hagan. Pero también existe la posibilidad de que esto no se termine de controlar y que se complique todo”.

Francisco Guaragna: “Que se hayan postergado los Juegos Olímpicos es una gran oportunidad para mí”
Guaragna estuvo en febrero en el Campeonato Mundial de Laser, en Melbourne. (Instagram: panchoguaragna)

Ahora, mejor solo

Francisco Guaragna compite en Laser Standard, una embarcación que tiene una sola persona a bordo. Y en este contexto de entrenamientos con protocolos y cuidados extremos, “es mucho más simple elaborar un protocolo para un deportista que compite en una embarcación individual”. Y cuenta su rutina, antes de la llegada de los entrenadores a Junín: “Desde mi casa iba con el auto al club; en el club no había nadie, yo tenía la llave; armaba el barco, me iba al agua y volvía; y de vuelta a casa, sin ningún contacto con nadie. De a dos, no solo hay que ser muy cuidadoso con las cosas que hace uno, sino con las del compañero, que no sabés con quién estuvo, y viceversa”.

El yachting, promesa de medalla

Detrás del boxeo, con 24 medallas, el yacthing es la disciplina que más medallas olímpicas aportó a Argentina: 10. Claro que desde los Juegos de Atlanta 1996, el boxeo ganó una sola medalla (Pablo Chacón, bronce) contra ocho de la vela, la última de ellas el oro de Cecilia Carranza y Santiago Lange en Río 2016 (Nacra 17 Mixto). Para Tokio 2020 Argentina ya tiene cinco embarcaciones clasificadas.

Según Francisco Guaragna, “Argentina tiene una calidad tremenda de deportistas que pueden llegar a dar pelea en un Juego Olímpico. Después la medalla es circunstancial de ese momento, de esas dos semanas de competencia, y de cómo uno se siente ahí, si está con los planetas alineados. En nuestra disciplina no dependemos solo de los factores personales, sino también de los factores climáticos, que no los controlamos, y un montón de otras cosas. Pero ya lo demostraron Santiago y Cecilia en Río, es posible”.

A propósito, ¿cómo juega en Guaragna el ser parte de una disciplina de la que se esperan medallas?: “En lo personal, como son mis primeros Juegos, no estoy en el foco. Eso por ahí lo sienten más Santi y Ceci, o Facundo Olezza [noveno en Río], que son las caras más visibles de la vela. Eso me sirve a mí porque absorben toda la presión y yo voy más tranquilo. Pero ojo, no quita el hecho de ir con responsabilidad y con hambre, sobre todo”. (DIB) GML

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