Pediatras vuelven a advertir por la caída en las consultas y los controles periódicos

También alertaron por las demoras en la vacunación y detectan abandono temprano en la lactancia materna.

Los especialistas nucleados en la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) volvieron advertir por la caída en las consultas por controles pediátricos, al tiempo que alertaron por las demoras en la vacunación.

Desde la SAP, recordaron un relevamiento realizado el mes pasado en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) por el Observatorio de la Deuda Social Argentina (OSDA) de la UCA, en el que se advierte que un 22% de los hogares demoró la vacunación de sus niños y un 44% postergó la visita de control preventiva de al menos uno de los niños/as a causa de la cuarentena.

También los pediatras detectaron abandono temprano de la lactancia materna y alimentación complementaria inoportuna en los menores de un año, inadecuado acompañamiento a las familias en las etapas madurativas del niño y diagnóstico tardío de patologías, que con controles de rutina pueden ser detectadas precozmente.

“Miedo a concurrir a los centros de salud y vacunatorios, dificultades con el transporte y la circulación y, en gran medida, confusión por mensajes poco claros desde el propio sistema de salud, son algunos de los motivos que permiten explicar esta disminución en las consultas y en la cobertura de vacunación”, indicaron desde la SAP en un comunicado.

“Esta ausencia de consultas está provocando atrasos en el cumplimiento del calendario nacional gratuito y obligatorio de vacunación, sobre todo en el primer año de vida, que es el momento donde se concentra la mayor cantidad de vacunas para prevenir enfermedades muy graves como meningitis, neumonías, tétanos, difteria, coqueluche y sarampión”, subrayó Jorge Cabana, médico pediatra, expresidente de la SAP.

“También puede generar la incorporación de alimentación complementaria inoportuna en los más pequeños, inadecuado acompañamiento familiar en las etapas madurativas de los niños, falta de adherencia a las medidas de prevención y detección tardía de determinadas patologías o condiciones que pueden diagnosticarse precozmente en controles de rutina”, resumió.

Controles en lactantes

Por su parte, Ángela Nakab, médica especialista en pediatría y adolescencia, también miembro de la SAP, destacó que “la ausencia de controles en los recién nacidos y lactantes atenta contra la consolidación de la lactancia materna exclusiva durante los primeros 6 meses de vida, y complementaria hasta los 2 años”.

Una especial preocupación de los especialistas es la demora en consultas que son de urgencia: “Observamos una tardanza exagerada y muy peligrosa de consultas ante cuadros con síntomas claros; estamos viendo internaciones por complicaciones que podrían haberse evitado con una consulta más precoz, como neumonías con derrame pleural y apendicitis con peritonitis, entre otras”, insistió Nakab.

Enfermedades crónicas

Otro foco de alarma está puesto en los chicos y adolescentes que presentan enfermedades crónicas como diabetes, enfermedad renal, cardiopatías, enfermedades respiratorias crónicas, las de origen endocrinológico, inmunodeficiencias, las relacionadas con la salud mental, la enfermedad inflamatoria intestinal, enfermedades neurológicas, hipotiroidismo, tuberculosis y también reumatológicas como la artritis reumatoidea o el lupus, entre muchas otras.

“Todas éstas son patologías que necesitan de un control periódico y en las cuales la falta de consulta médica puede traer aparejadas importantes complicaciones, tanto para el niño como para su familia, requiriendo una red de sostén y acompañamiento permanentes”, sostuvo Nakab.

“En general el niño, niña o adolescente con enfermedad crónica o con capacidades diferentes depende de un seguimiento específico, que es mejor realizado por el profesional que conoce su historia junto a un equipo interdisciplinario. Los cambios de profesional o las ausencias son peor toleradas y pueden atentar contra el éxito del seguimiento”, completó Cabana.

Desde la SAP, enfatizan que están generadas las condiciones para una consulta pediátrica segura, tanto las de control como las de urgencia, y tanto para el paciente y su acompañante como para el personal administrativo, de limpieza, el médico tratante y los demás profesionales de salud que intervienen.

Esto se cumple mediante protocolos muy estrictos que promueven el alejamiento temporal de los turnos, distanciamiento en salas de espera, equipos de protección personal, higiene y disponibilidad de alcohol en gel y lavado frecuente de manos, entre otros. Existe además una separación edilicia muy clara dentro de las instituciones, que mantiene apartada el área para los pacientes sospechosos (por ejemplo, febriles) de los consultorios para niños sanos y los vacunatorios. (DIB/Vida y Salud Hoy)

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