El viajero que se dirige por la Ruta 5 hacia La Pampa se va a encontrar, a unos 80 kilómetros antes de llegar al límite provincial, con una localidad muy especial. Si se desvía y entra, podrá apreciar las prolijas calles y las avenidas con ramblas en el medio, decoradas con árboles que en primavera se desbordan de flores. Y cuando guiado por las palmeras se encuentre con la plaza San Martín, rodeada por el imponente edificio de la Municipalidad y por la bella parroquia de Nuestra Señora de los Dolores, sabrá que está en “La Perla del Oeste”, como se conoce a Trenque Lauquen.
El apodo llegó en la década del ’60, aunque la ciudad tiene una historia que comienza el 12 de abril de 1876. Ese día, al arribar el coronel Conrado Excelso Villegas -que estaba al mando de una de las comandancias del Plan Alsina- a orillas de la laguna Trenqué Lauquén (“Laguna Redonda”, en el lenguaje mapuche), decidió asentar un campamento militar para obtener agua potable para sus tropas. Desde allí se organizó después la última escalada de la Campaña del Desierto, con la captura del cacique Pincén el 6 de noviembre de 1878. En el lugar donde se estableció una de las carpas, transformada con el tiempo en una construcción de ladrillo, se construyó luego el Palacio Municipal, que conserva en su interior los restos del primitivo edificio, declarado Monumento Histórico Nacional. Allí funciona el Museo de la Comandancia.
En julio de 1886 se creó el partido homónimo, que ocupaba mucho más que las actuales 550.000 hectáreas, a las que se vio reducido luego de la creación de las comunas de Tres Lomas, Rivadavia, Pellegrini y Carlos Tejedor.
Con el correr de los años, Trenque Lauquen atrajo a inmigrantes españoles (en su mayoría, vascos, que comenzaron con la lechería), italianos y franceses, deseosos de trabajar esta tierra óptima para la explotación agropecuaria.
Así se fue forjando una ciudad pujante y progresista. Su característico trazado, propio de una cuadrícula romana, con amplias calles y arbolados bulevares, deja traslucir a la vista de sus visitantes la sensación de orden y limpieza. “La ciudad sin otoño”, la bautizaron unos turistas franceses, al observar que en pleno mes de abril no “se arremolinaban hojas secas por el piso”.
La Perla del Oeste, con unos 33.000 habitantes según el último censo, es una ciudad llena de pulmones verdes, entre los que se destacan las nueve plazas y el Parque Municipal General Conrado Villegas El predio envuelve la laguna que le dio origen a la población y en su interior, se puede acceder por un puente al anfiteatro municipal Cacique Pincén, en el que se organizan espectáculos musicales y de danzas.
Personajes
Por estas calles caminaron personajes como los futbolistas Ernesto “Tecla” Farías y Manuel “Nolo” Ferreira, muy queridos por los hinchas de Estudiantes de La Plata. También fueron visitadas por el artista Rodolfo Campodónico, quien vivió en Trenque Lauquen e impulsó el Movimiento Muralista Argentino. El poeta Almafuerte vivió y dio clases en la ciudad. Ahora andan por acá el atleta Germán Lauro, figura olímpica en Londres 2012, campeón argentino, sudamericano e iberoamericano en lanzamiento de bala; y el piloto de TC Sergio Alaux, nacido en Pigüé pero radicado aquí. Y entre otras figuras trenquelauquenses se destaca Gerardo Otero, ex ministro de Economía bonaerense y que ahora se desempeña como jefe de Gabinete en el Ministerio de Obras Públicas de la Nación.
La música también pasó por Trenque Lauquen y dejó dos conjuntos tan diferentes como reconocidos: Los Indios Tacunau, que la vienen rompiendo en el folklore y el tango desde 1966, revelación del Festival de Cosquín 1969; y La Sobrecarga (ex Igoagrio), banda de dark rock nacida en los ‘80.
Además, la ciudad ofrece una gran cantidad de posibilidades culturales. Uno de sus tesoros patrimoniales es el Teatro Español, un edificio clásico italiano, que actualmente se halla en refacción. En tanto, la Biblioteca Pública Rivadavia, inaugurada el 17 de mayo de 1903, organiza ferias del libro y talleres culturales.
No todo es cultura o paseos: Trenque Lauquen es cuna de la deliciosa Vauquita y tiene una de las mejores chocolaterías del país, Cauca, cuya fábrica se estableció en la zona en 1928.
Este tranquilo paraíso, lleno de “sombras españolas” (como dice una canción de La Sobrecarga), se encuentra a apenas seis horas de la Ciudad de Buenos Aires y vale la pena una escapada. (DIB) MM