La Plata, nov 7 (DIB).- El Museo Municipal Paleontológico
Legado del Salado (Mumpa) de Junín se está preparando para la mudanza: antes de
fin de año abrirá su nueva sede, ubicada a la vera de la Laguna Gómez y a unos
200 metros del yacimiento donde se han hallado gran cantidad de fósiles de gran
importancia para la región.
“El museo abrió en 2010 y funciona desde entonces en el
Colegio Normal, pero en el hallazgo de fósiles trabajamos desde 2005”, señaló a
DIB José María Marchetto, director del Mumpa, espacio que cuenta con piezas de
unos 30 géneros diferentes de animales que habitaron en suelo bonaerense hace
miles de años, entre 10 mil y 19 mil aproximadamente.
En tanto, tras la canalización del río Salado, se produjeron
diversas crecidas y bajantes que permitieron que aparecieran muchos restos fósiles, de gran
importancia paleontológica.
“Un momento clave ocurrió en el verano de 2018, cuando el
río bajó mucho de golpe y apareció una cantidad terrible de material”, explicó
Marchetto, y precisó: “El museo tiene más de 2 mil piezas y continuamente con
la creciente y bajante del río aparece material nuevo, lo del 2018 llamó tanto
la atención porque entre otras cosas aparecieron cuatro cráneos casi completos:
uno de un equus neogeus, emparentado con el caballo actual; uno de tigre
dientes de sable; un cráneo de arctotherium, oso extinto sudamericano; y uno de
estegomastodon, que tuvo parentesco con el elefante actual”.
La nueva sede
El entusiasmo por la pronta inauguración de la nueva sede del
museo se le nota a Marchetto, quien junto a sus colegas, trabaja con mucha
pasión por la recuperación del patrimonio natural de la zona.
“El museo nuevo va a tener una sala de exposición con
material fijo, conformado por piezas que son muy grandes, que no es bueno que
se muevan; también va a haber una sala para muestras itinerantes, una réplica
del tigre dientes de sable tamaño natural, de cuando el animal estaba en vida,
hecha por el paleoartista de Ramallo Miguel Lugo, quien hizo una escultura de
otro animal que se llama macrauchenia, que está justo frente al museo, como
entrando, y también va a tener una zona de trabajo con puerta vidriada para que
la gente pueda vernos trabajar, ya que nuestra labor no consiste solo en
rescatar el fósil, hay que limpiarlo, acomodarlo, reforzarlo, clasificarlo”,
subrayó Marchetto.
En el grupo de trabajo del Mumpa participan varios
especialistas, como la profesora Marcela Torreblanca, quien inició la actividad
de la institución. También están la antropóloga Leticia Balocco, el geólogo
Carlos Scandolera, y a través de un convenio con la Universidad de San Luis se
sumó la paleontóloga Natalia Lucero. “A este equipo de idóneos se acercó un
grupo de personas, que me incluye, que hemos hecho las capacitaciones que
estuvieron a nuestro alcance para poder realizar la actividad como corresponde,
dentro del marco de la Ley Nacional de
Protección de Patrimonio, la 25.743, e hicimos contacto con gran variedad de
profesionales a nivel nacional e internacional que continuamente nos están
orientando con la actividad”, indicó el director de la institución.
Qué hacer si se encuentra un fósil
Marchetto hizo especial hincapié en la necesidad de explicar
qué debe hacer y qué no una persona que sin conocimiento científico halla
restos de lo que pudieran ser fósiles. “Es necesario que se sepa que alguien
que cree haber hallado un fósil lo primero que tiene que hacer es no tocarlo.
El material solo puede ser retirado por una persona que tenga los permisos
legales y el conocimiento para hacerlo que en este caso, en Junín, los tenemos
los integrantes del Mumpa”, recalcó Marchetto.
“Los fósiles están sueltos y la gente los trae, es
entendible, pero de ser posible, lo ideal es que la gente no toque nada: se
debe avisar al centro de referencia de la localidad y dar referencias certeras de
dónde están los huesos para poder ir a retirarlos”, apuntó el también docente
de biología y química, y añadió: “Lo ideal es que no lo toquen ni suelto ni
enterrado, ya que a veces uno encuentra gran cantidad de material que pertenece
a un animal y va viendo lo que hay alrededor, se va fijando, y llega a un lugar
donde hay más que está enterrado, in situ, en su sitio original, y al encontrarlo
se puede entender de qué capa del suelo venía el registro y con eso calcular
mejor la antigüedad y todos los datos científicos como corresponde, si eso se
saca del lugar y lo lleva se pierde esa información”.
Marchetto expresó que también hay que tener en cuenta que
“los fósiles no tienen valor económico y no son de nadie, son patrimonio
cultural del sitio donde se halló, y lo que se busca es tratar de preservar el
material para que todo el mundo lo pueda disfrutar, estudiar, y para que todo
el mundo pueda aprender”. (DIB) AR