Una cena familiar, un sueño y un viaje por el mundo de un año

La Plata, oct 16 (DIB).- Todo comenzó en plena cena, en 2017, cuando el dólar rozaba los $15. El sueño de un viaje, fuera de lo común, empezó a tomar forma. “Si no fuera por el colegio de los chicos, nos íbamos un año de viaje”, le dijo Sergio rodríguez a su esposa, Silvina. “Y dale, hagámoslo”, respondió ella, y los días posteriores ya no fueron lo mismo.

En su casa de la localidad bonaerense de Francisco Álvarez, comenzaron a planificar (fueron 18 meses) esa escapada por el mundo. Hicieron números una y otra vez, mientras la moneda norteamericana empezaba a despertarse. Viajar por poco tiempo no les permitiría un ahorro en los gastos que tenían en su vida diaria. Por eso fueron por más. “Nos ahorrábamos el alquiler de la casa, vendimos los autos y muebles, no íbamos a gastar en el colegio de los chicos o la obra social”, cuenta Sergio, licenciado en finanzas, desde Liverpool, una de las más de 45 ciudades en los casi 35 países que ya llevan conocidos en unos nueve meses.    

El inicio fue por Nueva Zelanda. Partieron el 29 de diciembre de 2018 junto a sus dos hijos, Matías de 14 y Micaela de 12, quienes mezclan la alegría del viaje con la sensación de extrañar lo que dejaron en Argentina. “Ellos extrañan porque al regreso retoman la escuela desde donde dejaron y pierden sus compañeros. Yo a una oficina no vuelvo más”, dice Sergio en diálogo con De Viaje de agencia DIB.

Australia, Indonesia, Singapur, Hong Kong, China, Emiratos Árabes, Sudáfrica, Egipto, Grecia, Turquía, Rusia, Noruega, Alemania, Países Bajos, Bélgica, República Checa, Italia, España, Gran Bretaña y Canadá son sólo algunos los países que la familia ya recorrió y registró en las redes sociales (en Instagram, Facebook y YouTube son @losrodriguez360). Si bien los primeros tres meses fueron planificados, a esta altura van viendo sobre la marcha qué destino elegir.

“En todos los países la pasamos muy bien. Tal vez en Egipto fue lo más complejo, más que nada porque te sentís como acosado por los locales. Después Singapur nos sorprendió a todos, por ser moderno y muy seguro. Y nos gustó mucho Praga y Edimburgo”, agrega Sergio, quien no le teme a la barrera del idioma. “Sé muy poco inglés, pero con gestos y con lo que saben los chicos y mi señora nos arreglamos. Hay que tener actitud. En Rusia pedíamos con dedos la comida, nos traían otra cosa y bueno? probábamos”, cuenta.

Cómo solventar el viaje, más allá del ahorro en la vida en argentina, es todo un tema. El padre de esta familia viajera sigue trabajando y se conecta con sus socios a través de la computadora. Ella también sigue con sus traducciones de portugués, aunque reconocen que los ingresos son menores. “Planificamos un dólar a $15, compramos los vuelos a Nueva Zelanda a $32, arrancamos el viaje a $38 y estamos en $60. Pero nos hubiese pasado en Argentina también. Dejando de lado esa parte, el viaje se puede hacer de forma muy económica”, dice Sergio, y entre risas grafica: “El que convierte, no se divierte”.

Los Rodríguez ya recorrieron playas paradisiacas en el sudeste asiático, la Gran Muralla china, las pirámides de Egipto, el Muro de Berlín y el Coliseo de Roma; durmieron en departamentos de cuatro dormitorios, en una habitación de seis metros cuadrados de un hostel o en una carpa en el medio de la selva sudafricana.

Todavía quedan unos meses de viaje. Bajarán por el continente americano para llegar hasta Argentina, donde los espera la familia, su perro Spike, y nuevos sueños que, tal vez, tengan que ver con viajes. (DIB) FD