Polémica en Azul: Carrió dijo que en Fanazul se hacían armas que vendía La Cámpora

La Plata, ago 1 (DIB).- La diputada nacional Elisa Carrió
aseguró hoy que La Cámpora utilizaba las instalaciones de Fabricaciones
Militares de Azul (Fanazul) para “armarse” y vender material que luego
terminaba “en la Triple Frontera”.

Carrió visitó Azul para apuntalar a Omar Duclós, un ex “margarito”
que compite la interna del oficialismo contra el intendente Hernán Bertellys
para intentar volver a la comuna. En ese contexto, consultada sobre el cierre
de Fanazul ocurrido a principios del año pasado, la diputada sostuvo que la
fábrica “era el grupo donde la Cámpora se armaba y se vendía pólvora y armas
junto con el RENAR”.

Carrió dijo que respalda “a la gente que se quedó sin
trabajo y trabajaba hace 20 años. Estamos haciendo una ley y yo tengo el
compromiso, aún en la reconversión”. Sin embargo, aseguró que “hasta hace
cuatro años, fabricaciones militares era el grupo donde La Cámpora se armaba. Y
se vendía pólvora, se vendían armas, junto con el RENAR. Ya no era fabricar
militarmente, muchísimas de esas armas están en Brasil y en la Triple Frontera”.

Enojo de los trabajadores

La secretaria general de ATE Azul, Vanina Zurita, salió al
cruce de las declaraciones de Carrió, a quien acusó de tener “odio y desprecio
hacia los trabajadores”. Además, aclaró que la fábrica no producía armas, sino explosivos
civiles para canteras, el llenado de proyectiles para el ejército y TNT.

“Quieren instalar que la fábrica era de una organización
política cuando había gente que trabajaba hace 20 o 30 años ahí, y que no nació
con el kirchnerismo. Es muy fuerte el nivel de desprecio hacia la fábrica por
parte del gobierno”, manifestó.

“Son absolutamente repudiables los dichos de Carrió, una
señora que tiene un desconocimiento sobre lo que realmente era Fanazul, una
fábrica que tenía 70 años”, aseguró la dirigente gremial, quien indicó que
detrás de los dichos de Carrió “hay un odio y desprecio por los trabajadores,
esto de asociarlos a una militancia, y a esta idea de que el trabajador del
Estado es un ñoqui que no tiene ninguna tarea”.

Zurita aseguró que tras el cierre de Fanazul “se perdieron
220 fuentes de trabajo que perjudicaron no solo a los trabajadores sino a la
economía de esta ciudad”.

“Nos hartamos de llevar proyectos a nivel nacional y
provincial, y al ministerio de Trabajo. La fábrica está cerrada, pero se hizo
todo lo humanamente posible para rehabilitarla, porque los trabajadores
presentaron proyectos, y diseños acerca de lo que se podía hacer y a qué
posible futuro mercado podíamos entrar. Pero el Gobierno fue vaciando de
políticas públicas a cada una de las áreas, o diciendo que esa área funcionaba
mal para justificar los miles y miles de despidos que hubo”, fustigó. (DIB)