Nora Lezano: “Me gusta laburar con el error, el accidente o lo inesperado”

La Plata, ago 9 (Por Martín Raggio, de la agencia DIB).-Nora Lezano es considerada una referente a la hora de hablar de fotografía a músicos, pero no solo por ser retratista, sino por redoblar la apuesta de “El Principito” y hacer visible lo esencial (del rock). La artista de espíritu inquieto supo hacerse un nombre dentro de un ámbito tan machista como es el rockero. Después de más de 25 años de trayectoria sus imágenes ya icónicas recorren el país en la muestra fotográfica FAN, que esta vez pasará por la capital de la provincia de Buenos Aires.

La exposición podrá visitarse, de manera gratuita, desde hoy hasta el 15 de septiembre en el Museo Pettoruti (calle 51 n°525, La Plata). Contará con fotografías ya reconocidas y también muchas rarezas, que ayudan a seguir redescubriendo a varias de las figuras más importantes de nuestra música.

Nora Lezano charló con DIB sobre sus comienzos, su forma de trabajo y qué quiere mostrar del otro.

Nora Lezano por Guido Adler.

Los comienzos

“Yo estudiaba biología en la Facultad y mi mejor amiga de la secundaria me propone hacer un curso de fotografía, porque a ella le encantaba. Era el año 1990, teníamos 20 años y nos anotamos con un mes de anticipación. Era un curso básico, en donde se aprendía a usar una cámara, un poco de revelado (época de rollo). Ella tiene un problema personal y me dijo que no podía hacer el curso, que siga yo. Trabajaba, iba a la Facultad y de ahí al curso de fotografía. Ahora no sé cuál fue el punto de inflexión en el que dije tiene que ser por acá”, afirma Nora.

¿Por qué no fuiste músico?

-La música fue muy importante en vida desde muy chiquitita, era fanática de Parchis, Menudo, etcétera. Ya en la secundaria me gustaba mucho el heavy metal, fana total. Tenía todo mi cuarto con posters de Whitesnake, Judas Priest, Ozzy Osborne y Deep Purple, pero también de Charly, Fito y Soda Stereo. Sí hubo ahí una cosa con la música, porque tuve un montón de novios, y creo que todos tocaban la guitarra. Así que la música tuvo un enganche muy importante. Creo que no fui músico por no tener ductilidad de tocar un instrumento, pero la vida me dio la facilidad de tocar otro instrumento y así poder fotografiar músicos.

¿Cómo fue tu incursión desde muy joven en un ámbito como el rock que históricamente ha sido machista?

-Siempre fue sin ningún problema, hay que hacerse el lugar, respetar y que te haga cuidar el trabajo, el nombre. Además cuidándose uno, cuidas todo esto y también al otro. Y te puedo decir que no fue un problema el machismo en mí y en mi carrera.

¿Te acordás de cuáles fueron tus primeras fotos a músicos?

-Yo era muy fan de los Illya Kuryaki, iba siembre a sus shows, así que cuando tuve mi cámara empecé a llevarla a sus espectáculos y sacar fotos. Llegaba a mi casa, las revelaba en mi cuarto, las copiaba y al otro shows se las llevaba y se las regalaba. Recuerdo que Dante (Spinetta) me comentó que iban a sacar un disco y querían que yo sacara las fotos, ese disco fue “Chaco”.

Nora con Fito Páez.

¿De qué se trata la muestra FAN?

-FAN fue concebida en 2015 para el Festival Ciudad Emergente que se hizo en Recoleta y me dieron una sala soñada, era la Sala Cronopios del Centro Cultural, es inmensa, así que la muestra original es de más de 400 fotografías. Después fue rotando por distintos circuitos culturales en Argentina y básicamente consistía que en 2015 se cumplían 25 años de fotografiar músicos, entonces fue como una celebración. Yo siempre digo que no es una retrospectiva, sino una antología de mi trabajo. Por eso se pueden ver distintos trabajos que hice para editoriales, tapas de discos y también se puede ver parte ver una intimidad, que no es tan común, pero son tantos años de seguir músicos que he logrado alcanzar un vínculo de amistad, amiguismo. La muestra siempre se fue adaptando al lugar, en el caso de La Plata serán unas 100 fotos.

Cuando la fotografía se transforma en trabajo, ¿qué necesitas del artista?

-Desde los comienzos me costó un montón entender que era un trabajo. Me daba tanto placer que me paguen por hacer algo que me gustaba tanto que por eso era raro tomarlo como un trabajo, y a veces también te jugaba en contra esa confianza con los músicos que eran amigos. Necesito que el otro también esté conectado y siempre digo que no es uno solo, esto es de a dos. Cuando me dicen que me apure porque siempre hago fotos “lindas”, yo le contesto que tienen que poner de sí. Porque somos dos en la fotografía. 

¿Cómo te definís a vos misma a la hora de encarar un proyecto?

-Tengo muchas ideas, pero después me cuesta concretarlas. A veces no las hago, en otras busco ayuda en el otro. Pero una vez que encaro soy bastante obsesiva y soy extremadamente exigente conmigo, una combinación letal, aunque no me ha ido tan mal. Vos podes mostrar y eso no quiere decir que tenga un cierre, pero a mí me sirve cerrar, porque conociéndome no termino más. Inclusive estoy pensando cerrar FAN, ya tengo el año que viene Córdoba y me parece que después de ahí se termina. Seguramente con las fotos haré una subasta, las donaré o las regalaré, es que siento que ya fue. Yo tengo casi 50 años y hacer siempre lo mismo no da, que te pregunte lo mismo o colgando siempre las mismas fotos.

Cuando fotografiás a músicos, ¿cuánto hay de trabajo y cuánto de placer?

-Un 60/40 (risas), yo disfruto mucho e incluso con el músico que no tengo tanta afinidad, o no me gusta su música, la energía es la misma, eso es profesionalismo. Con el que sos medio amigote o sos fan obviamente que voy a disfrutar más, entonces digamos un 50/50 (nuevamente risas).

¿Cómo te llevás con el paso de lo analógico a lo extremadamente digital?

-Me costó un montón, porque a mí me cuestan los cambios. Recuerdo haber perdido muchos clientes al principio, porque cuando apareció lo digital y esa cosa de la inmediatez yo seguía con el rollo, el revelado, los contactos, el escaneado, el retocado y eso era un montón de plata. Pero eso es historia, ahora ya está, suelo trabajar con retocadores, yo no las retoco, es que mi trabajo no requiere mucho retoque, es mucho más real.

¿Cuál es tu forma de trabajar?

-Uso una cámara Canon 5D Mark IV, unas luces, suelo alquilar un estudio. Menos es más, no me interesa ese circo que se forma alrededor al fotografiar gente. Y quiero dejar claro que esto no suene a máximas. Me gusta estar sola, porque pasan otras cosas que están ahí. Yo necesito soledad y no maquilladores, estilistas, peinadores otro que filma y uno que graba. Me gusta laburar con el error, el accidente o lo inesperado y con la intuición, por eso no suelo planear nada. Si es cierto que tengo esa confianza que lo voy a resolver. 

La pregunta que nunca te hicieron: ¿qué músico te hubiese gustado fotografiar? 

-Siempre que preguntan eso voy cambiando (risas). Pero te digo hoy al Indio Solari.

¿Y alguno que no pudiste como quisieras?

-Eso nunca. Tenés artistas como Cerati, Charly o Fito que saben bien lo que quieren, pero a la vez te escuchan tus propuestas. Siempre hice lo que quise y nunca me fui con algo pendiente.

¿Y te arrepentís de alguna?

-No, de ninguna. Tengo fotos de Cristian Aldana y cuando pasó lo que le pasó, descolgué las fotos de la muestra. Aunque no me arrepiento de haberlas hecho.

¿Tenés alguna foto preferida?

-No tengo preferidas, pero está esa fotografía icónica de Cerati, que jamás me imaginé que sería su foto representativa. Fue en la primera sesión con él. Me llamó para las fotos de prensa de su disco “Bocanada” y fue muy loco, porque eran épocas de rollo y le saqué unas 15 y cuando le llevé la plancha de contacto para que eligiera, las empezó a pasar, siempre muy distante y serio, y yo que era la segunda vez que lo veía y era muy fan, pensaba espero que les guste. En un momento que termina la pasada y vuelve al primer contacto, me mira, se da la vuelta a la mesa, se me acerca, me agarra las manos, me da un beso en las manos y me dice: “Es la primera vez que me reconozco en fotos y no hablo de verse lindo o feo”. Y estoy segura que esa fue la devolución más importante de mi vida, la cosa más linda que me han dicho. Y me da mucha alegría que una foto de aquella sesión en donde él se reconoció, hoy lo represente, es muy hermoso.

Gustavo Cerati por Nora Lezano.

¿Que está primero, la amistad o el trabajo, fotográficamente hablando?

-Primero es el trabajo y después es como todo, puede llegar la amistad, y va pasando a medida que tenés más contacto, yo nunca jodí un vínculo por la angurria de hacer alguna foto, siempre supe bajar la cámara.

La última: ¿qué es lo importante para vos: resaltar al artista, el momento de la toma, la fotografía o el mismísimo fotógrafo?

-El momento de la toma es lo más importante, para que después la fotografía quede terminada. El fotógrafo tiene que trabajar con la energía del retratado. En esos cinco minutos u ocho horas que dure la sesión me parece super importante, y repito que no suene a máxima, el retratista tiene que tener mucho sentido del oportunismo y también es importante laburar los egos. (DIB) MR