Fraude lunar: la gran mentira del cielo

La Plata, jul 20 (Por Marcelo Metayer, de la redacción de DIB).- Hace 50 años tuvo lugar el evento de exploración más grande jamás realizado por la humanidad. La llegada del módulo lunar y el posterior descenso de dos hombres en nuestro satélite fueron vistos por más de 500 millones de personas simultáneamente por televisión. El hecho conmocionó al mundo y puso a Estados Unidos a la vanguardia de la carrera espacial tras más de una década de estar muy por detrás de los logros de la Unión Soviética. Pero como todo gran suceso, también tiene sus detractores. En este caso, puntualmente, aparecen los nonbelievers o incrédulos. Los que aseguran que jamás se llegó a la Luna y que fue todo un fraude, un hoax. Son más de lo que se piensa: de acuerdo con la misma NASA, cerca del 14% de la población de Estados Unidos descree que la misión Apolo 11 haya hecho contacto con la superficie lunar, es decir, unos 40 millones de personas. Y eso, solo en el país que envió la misión.

De acuerdo con esta idea, lo que se transmitió el 20 de julio de 1969 fueron imágenes montadas en un estudio de cine en el engaño más grande jamás creado, ya que participaron en él, para empezar, los miles de empleados de la agencia espacial estadounidense. Se dice, incluso, que el lugar donde se registró el falso alunizaje fue el desierto de Nevada y que todo estuvo a cargo del director de cine Stanley Kubrick, captado por el gobierno después de su obra magna “2001: odisea del espacio”. 

Pero ¿por qué alguien no creería en un hecho que fue de los más documentados y comentados de la historia? ¿Cuáles son las razones? Y, sobre todo, ¿cuáles son los argumentos de los que afirman que todo fue un fraude?

Supuestas evidencias 

Uno de los principales defensores de la idea del fraude es el escritor Bill Kaysing. Su libro “Nunca fuimos a la Luna”, autopublicado en 1974, continúa siendo la Biblia para los nonbelievers. Allí plantea sus puntos en contra de la llegada del hombre a la Luna aquel julio de 1969:

* La NASA carecía de los recursos técnicos para colocar un hombre en la Luna y hacerlo regresar sano y salvo a la Tierra. Kaysing afirma que ya en 1969 tenía sus dudas, ya que parecía todo “armado” para cumplir con el discurso de Kennedy de siete años antes. De hecho, solo pasaron algo más de dos años desde las muertes del Apolo 1 a la misión triunfal del Apolo 11. Según los teóricos de la conspiración, era imposible que la NASA pudiera depurar su tecnología en un plazo tan breve.  

* No aparecen estrellas en las fotos desde la superficie lunar: solo se ven los astronautas, los vehículos y el suelo. ??ste es una de las evidencias más fuertes, de acuerdo a los apoloescépticos. Otros autores van más allá y plantean que es “increíble” que los astronautas no hayan tomado fotografías del cielo visto desde la Luna, o no hayan filmado las súbitas salidas y puestas de Sol, prácticamente instantáneas en un cielo sin atmósfera. 

* La ausencia de un cráter debajo del motor del LEM tal como lo mostraban los dibujos artísticos publicados por la NASA un tiempo antes del alunizaje .

* La ausencia de polvo lunar levantado por el motor de descenso del LEM sobre las patas del mismo, al cual las fotos de Apolo 11 muestran inmaculado, a pesar que el video del descenso de esa misión muestra una gran cantidad de polvo levantado por el motor.

* “Inexplicables” anomalías ópticas en las fotografías tomadas en la Luna.

* La bandera de Estados Unidos aparece flameando en un cielo sin atmósfera fue también un argumento, pero esto fue se explicó: la tela se despliega y queda colgando de una varilla plegable.

De La Plata a la Luna

En Argentina, la voz cantante de la facción antialunizaje corre por cuenta del afamado ufólogo platense Luis Burgos, quien por otra parte siempre destaca que comenzó a investigar el tema ovni después de la fascinación que le produjo contemplar la transmisión del supuesto descenso en la Luna. Burgos sostiene que habla del fraude del Apolo 11 desde principios de los años ?80, y publicó en su blog un texto que lleva el título “Héroes de papel” (https://luisburgosovni.blogspot.com/2014/03/heroes-de-papel.html), donde desarrolla sus argumentos y el que se pregunta: “¿Semejante costo político y desgaste económico en la alocada carrera contra los rusos para plantar la bandera, traer unas piedras y dejar una placa de despedida?”.

Burgos exhibe una cronología donde se aprecia la aplastante superioridad soviética desde 1957, cuando pusieron en órbita su primer satélite, hasta fines de la década siguiente, en que de golpe EE.UU. se pone a la cabeza con un suceso que fue, además de lo ya expuesto, absolutamente propagandístico. Y afirma que si “los rusos no llegaron porque se dieron cuenta que NO PODIAN HACER PIE EN LA LUNA POR LAS SERIAS DIFICULTADES QUE ELLO REPRESENTABA (las mayúsculas son del original), máxime con un tiempo tan corto de experiencia espacial”.

A los argumentos citados más arriba, Luis Burgos añade unos cuantos de su cosecha: “Satélites lunares y observatorio instalado de los que nunca se conocieron resultados; caminatas nocturnas no difundidas; huellas que requieren humedad, y en la Luna no la hay; espacio físico de las Apolo que no encuadra para 1969, respecto a su hábitat para el transporte de equipos y medios de transmisión (viejas computadoras, radios, etc.); extrañísimas huellas del Rover, algunas con ángulos de 90; variaciones de temperaturas de las que nadie se da por enterado; ninguna Apolo provocó depresiones, pero sí se marcaron todas las pisadas”, entro otros. Y concluye, parafraseando a Neil Armstrong: “Fue un pequeño paso para un hombre, pero? un gigantesco fraude para la humanidad”.

¿Sí o no?

En este momento hay una ventaja que los escépticos no tenían a principios de los años ?70: el archivo de fotos del proyecto Apolo está completo en Internet desde hace un tiempo. Se puede consultar en https://www.flickr.com/people/projectapolloarchive/ y las fotos pueden descargarse a máxima resolución. ¿Hay o no anomalías, hay o no estrellas en el cielo? Queda en el lector curioso dedicarse a investigar y ver de qué lado de la conspiración se encuentra. (DIB) MM