Panorama político bonaerense: movidas al amparo de tres grandes dudas

La Plata, mar 10 (Por Andrés Lavaselli, de la redacción de
DIB).- Con las tres grandes decisiones que ordenarán la carrera electoral  de este año todavía en diverso grado de
indefinición, el escenario bonaerense terminó de convertirse en la última
semana en un mar de opciones abiertas y combinaciones posibles. Es un desorden
que afecta  tanto a la oposición,
dominada por los escarceos en torno a una eventual unidad del peronismo, como
en el oficialismo, donde la inquietud por el impacto de la crisis económica se
extiende también al radicalismo.

¿Será finalmente candidata Cristina Fernández, aunque eso
exponga a la oposición a una derrota en segunda vuelta? ¿El experimento
“centrista” de Roberto Lavagna seguirá creciendo hasta que se confirme su
postulación? ¿El Presidente Mauricio Macri irá por la reelección o su caída en
las encuestas hará que la gobernadora María Eugenia Vidal lo reemplace en ese
rol? Esas son las tres cuestiones que el sistema político todavía no da por
definidas, aunque algunas tengan un grado de incertidumbre mayor que otras.

Mientras las respuestas maduran, lo que depende de factores
políticos tanto como de la evolución de la economía, en la provincia los
movimientos son parciales y reversibles pero van ocurriendo. Uno de los más
notorios de la semana tuvo como protagonista al kirchnerismo, que aprovechó el
congreso del PJ nacional del jueves pasado en el microestadio de Ferro para
explicitar el fin de una desavenencia interna y, al mismo tiempo, lanzar un
llamado abierto a un sector con el que hasta no hace poco parecía
irreconciliable.

La interna la protagonizaban dos sectores de La Cámpora
liderados respectivamente por Eduardo “Wado” de Pedro y Andrés “Cuervo”
Larroque, que tenían visiones diferentes sobre cómo encarar las elecciones. Uno
quería abrir el kirchnerismo a acuerdos con vertientes  del peronismo tradicional pero el otro era
más reacio. Triunfó De Pedro, o más bien terció CFK: fue ella la que dio la
orden ???ejecutada por los capitanes camporistas a duo- de llamar
públicamente  Sergio Massa a sumarse a un
frente electoral ampliado.

La directiva de la Expresidenta ???transmitida por Oscar
Parrilli- intenta sumar al territorio bonaerense a la red de acuerdos locales
que ya tejió en provincias como La Pampa, Santa Fe o Entre Ríos. En Buenos
Aires el interés por avanzar es incluso mayor, dado su significado estratégico
en materia electoral. Por eso, se movió con cautela: “Por ahora, la lógica es
sumar espacios a una posible interna, después vendrá la etapa de definir quién
es candidato y quién no y a qué”, explican, entre pícaros y enigmáticos, desde
el Instituto Patria.

Es que la movida implica reconocerle un lugar especial al
massismo en el mismo territorio que Axel Kicillof recorre diariamente con traje
de candidato, con colaboración de Florencio Randazzo por pedido de CFK. Y al
que los intendentes del Conurbano tampoco renuncian. De hecho, en una reunión
reciente evaluaron como un logro que tres de los cinco apoderados partidarios
definidos en el cónclave de La Matanza son “propios o afines”. Se trata de los
encargados de firmar las listas que los alcaldes quieren ver encabezadas por
Martín Insaurralde o Verónica Magario.

De todos modos, quien crea que las idas y vueltas pueden
terminar con Massa postulándose a gobernador en acuerdo con el kirchnerismo tal
vez se equivoque. Aunque el tigrense sabe que no son pocos los que en su propio
espacio ven con buenos ojos esa posibilidad, las señales internas que  emite no van en esa dirección. Tal vez lo
haya influenciado una encuesta que le hicieron llegar recientemente, que lo da
con una intención de voto del  11% en la
Provincia.

En su entorno, claro, apuntan a otros factores. Massa no se
definirá en lo inmediato, pero la encerrona política en la que parece estar
ingresando está atada a dos variables. O más bien a dos candidaturas: la de CFK
y la de Roberto Lavagna. ??l siempre dijo que si la expresidenta se postula, su
propia postulación se tornaría problemática. Ahora, parece estar pensando que
un crecimiento del economista tendría el mismo resultado ¿Será por eso que el
hijo del exministro, Marco, ha comentado, en reuniones reservadas, que el lugar
para Massa es el primero de lista de diputados nacionales?

Por lo pronto, la incertidumbre parece dar lugar para casi
todo. Hasta el conductor de TV Marcelo Tinelli puede jugar con una eventual
candidatura a gobernador de la mano de Lavagna. No es que se trate de una
eventualidad con chances de concretarse, pero da una idea de todo lo que cabe
bajo el paraguas de las indefiniciones que todavía persisten. Y también revela
de qué modo una personalidad conocida y con sintonía popular puede aportar al
“ensanche” de un espacio político, aunque esa figura no necesariamente traduzca
masividad en votos propios.

 

Desconfianzas

La opción Lavagna tiene otra función, buscada o no: sirve
como faro electoral alternativo para una porción del radicalismo que no está
conforme con el rumbo económico ni con el manejo político que viene haciendo el
gobierno nacional. Es casi una amenaza interna de fuga que se basa en una
peculiaridad del exministro: su perfil bipartidario, que lo llevó a integrar
los gobiernos de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner pero también el de Raúl
Alfonsín y que, en 2007, lo hizo candidato del radicalismo a la presidencia.

Más allá de los casos como el de Ricardo Alfonsín o Federico
Storani, que no ven con malos ojos una salida de Cambiemos, esa amenaza no
parece ser la cuestión dominante en el radicalismo bonaerense. Pero eso no
quiere decir que  allí no exista
preocupación. La hay, por ejemplo, entre muchos intendentes, que optarían un
reemplazo de Macri por Vidal como candidata a la presidencia si estuvieran en
condiciones de decidirlo. Así como también se entusiasman con la idea de
combinar  esa movida con una interna que
contenga a los descontentos,

En ese marco, la Convención Nacional del radicalismo que se
realizará hacia fines de abril será un punto de no retorno para el esquema
político del oficialismo, porque ahí se define la política de alianzas del
partido. Es la misma cita que en 2015 terminó de fraguar Cambiemos, en
Gualeguaychú, pero realizada luego del desgaste de tres años de gobierno, en un
contexto económico que se adivina por lo menos complicado. Dicen los que están
al tanto del detalle que hoy se impone la voluntad de seguir formando parte del
oficialismo, pero no por mucho.

Interna con Martín Lousteau como candidato propio, ruptura
de una parte del partido con Cambiemos o, en la Provincia, preocupación de los
intendentes por el peso muerto electoral que significa Macri si no mejora en
sus índices, los temas de debate en el principal aliado electoral de PRO hablan
del desgaste de la coalición gobernante. A eso hay que sumar que Gerardo Morales
se incorporó al lote de gobernadores radicales que adelantaron sus elecciones
para minimizar el impacto de un eventual traspié presidencial en octubre.

Pero al fin de cuentas es un reflejo de lo que también
piensa una parte del dispositivo político que rodea a Vidal, tal como se contó
aquí la semana pasada. (DIB) AL