Panorama político bonaerense: la sangría propia que preocupa al vidalismo

La Plata,
mar 3 (Por Andrés Lavaselli, de la redacción de DIB).- Un video que circula entre
miembros del gabinete de María Eugenia Vidal resume el temor que atormenta a
una parte de su entorno. Las imágenes muestran a un movilero de TN en un corte
de la avenida 9 de Julio realizado a principios de la semana pasada por
organizaciones sociales. De repente, un elegante señor baja de un auto caro que
había quedado bloqueado y, desencajado, descarga su enojo contra??? Mauricio
Macri. No es un disgustado más: se trata de un aportante generoso de la campaña
de Cambiemos, miembro de una familia de implacable tradición antiperonista, en
cuyo linaje figura un intendente de General Sarmiento durante la dictadura de Juan
Carlos Onganía.

De un modo
menos impresionista o intuitivo, apegado por motivos profesionales al análisis
de datos duros, el consultor Lucas Romero, director de Synopsis, dice algo
parecido. En términos de opinión pública, el presidente Mauricio Macri está en
el peor momento desde que asumió su mandato, no tanto porque Cristina Kirchner
esté sumando voluntades, sino porque él está perdiendo apoyos que antes tuvo.
Ese drenaje, explica Romero, es de perfil no K, por lo que naturalmente está
alimentando el crecimiento de la tercera opción electoral, cuyo representante
más competitivo parece ser Roberto Lavagna. En ese contexto, el consultor no
descarta que haya un balotaje, pero entre dos peronismos.

Sumergido
en las urgencias de la política práctica, un ministro bonaerense que mira las
imágenes de TN llega a una conclusión perentoria: “No se puede tapar el sol con
las manos, ningún presidente impuso su reelección aumentando impuestos y
tarifas”.  En su escritorio tiene un
trabajo de otro consultor, Julio Aurelio, que dice que Macri está perdiendo por
unos 10 puntos en la provincia de Buenos aires. Para colmo, desde el equipo
económico le dijeron a Vidal que, en el mejor de los casos, las primeras buenas
noticias económicas se van a dar recién en julio, cuando se difundan los datos
de la inflación de junio. “Eso es, después de que todas las decisiones de
armado electoral ya estén tomadas”, arquea las cejas el funcionario.

Existe una
vinculación, un hilo conductor entre el video y las encuestas. Además de
expresar el ciclópeo trabajo de campaña que deberá hacer el oficialismo para
modificar la tendencia negativa que afecta los índices de Macri, ponen de
manifiesto el riesgo electoral que acecha a Vidal, tan o más profundo que el
que se cierne sobre el Presidente. Es que si a nivel nacional Macri tiene entre
30 y 32 puntos de intención de voto (contra 28 estables de CFK y 20 o 23 en
aumento de los postulantes de Alternativa Federal sumados), el empeoramiento de
ese nivel que se registra en provincia abre el horizonte de la derrota
bonaerense, donde para colmo la elección se define por un voto, sin balotaje.  

El
mecanismo que perjudica a Vidal es conocido, pero vale la pena explicarlo
nuevamente. Al ir en el tope de la boleta, Macri, que tiene malos números,
perjudicaría a Vidal, que tiene índices mucho mejores, porque lo usual en
Buenos Aires es no elegir por el tramo medio de la papeleta. Para que eso no se
verifique, tendría que haber un corte masivo como ocurrió en 2015, cuando Vidal
ganó en Provincia pese a que Macri perdió ante Daniel Scioli. La evaluación que
hacen en Gobernación es que esa particularidad, que contra lo que indica el
lugar común debe más a la perfomance de Felipe Solá que a la de Aníbal
Fernández, difícilmente se repita.

Sobre esas
bases, un sector del vidalismo intenta que se considere la posibilidad de que
su jefa sea la candidata a presidenta. Saben perfectamente que ese plan tiene
contraindicaciones severas. La más importante es el efecto desmoralizador que
tendría el corrimiento del escenario del líder del espacio gobernante. Otro,
menos grave, es la carencia de un candidato a gobernador que tenga la potencia
de Vidal. También aceptan que el entorno inmediato del Presidente es totalmente
refractario. Sobre todo Marcos Peña, Nicolás Caputo, José Torello y Guillermo
Dietrich. Novedad: ya no incluyen en esa lista a Jaime Durán Barba.

A la propia
Vidal, aseguran, no la seduce para nada la cuestión, como pareció dejar en
claro con su discurso ante la Asamblea Legislativa, donde deslizó señales en
favor de intentar su reelección. Sin embargo, circula en despachos cercanos al
suyo el rumor de que podría considerar la posibilidad si es fruto de una
voluntad compartida en el oficialismo que se presente bajo un cariz “positivo”,
vinculado a la necesidad de no aferrarse a los cargos y priorizar la
continuidad del “cambio”. Pero, sobre todo, si se define a último momento,  para que no aparezca como el resultado de un
desmoronamiento de las posibilidades de Macri.

Los
impulsores del “salto” de Vidal suman argumentos sobre la conveniencia de la
movida, más allá del humor social.  Uno
no menor tiene que ver con el efecto que tendría sobre una porción del
electorado radical, que de otro modo podría sentirse cómodo con una opción como
la de Lavagna. Igual pasaría con el socialismo. Incluso se ilusionan: “Una
interna Vidal con Martín Lousteau contendría a todos”. Otro razonamiento es
totalmente futurista: aún en una hipótesis de triunfo de Macri, la gobernadora
estaría mejor posicionada que él para continuar en 2020, porque las
dificultades económicas persistirían pero sin el “dique de contención” para el
malestar “de los propios” que significa la presencia en el escenario de CFK. (DIB)
AL