La Plata, jul 8 (Por José Giménez, de Agencia DIB).- El
posible traspaso de las empresas de Edenor y Edesur a la órbita de la provincia
de Buenos Aires y Capital Federal implicará, más allá de la discusión política,
un complejo mecanismo jurídico, técnico y económico. Y, por sobre todas las
cosas, un aumento significativo de los costos para los usuarios bonaerenses.
Si finalmente las conversaciones políticas llegan a buen
puerto, la provincia de Buenos Aires deberá hacerse cargo (junto con Capital
Federal) del control de un verdadero “monstruo”: Edenor y Edesur, en su
conjunto, triplican la cantidad de clientes de todas las prestadoras
bonaerenses, cuadriplican su consumo y facturación y, por sobre todas las
cosas, multiplican por mucho la exposición de sus problemas técnicos.
Como viene informando DIB, la posible transferencia del área
de concesión de las empresas eléctricas a la órbita bonaerense y porteña fue el
eje de intensas y repetidas reuniones la semana que pasó. Las negociaciones
incluyen también el traspaso del control del transporte metropolitano. También
se sondeó el futuro de AYSA, la empresa estatal que provee el servicio de agua
y cloacas a Capital Federal y buena parte del Conurbano.
Por ahora, las conversaciones por las eléctricas están bien
encaminadas, las del transporte se encuentran en ciernes, y las de AYSA
quedaron prácticamente descartadas. Según los números que se manejan hasta el
momento, todo el “paquete” tendría un costo cercano a los $ 100 mil millones: $
50 mil por el transporte del área metropolitana, $ 35 mil por las eléctricas, y
$ 15 mil por AYSA.
Pero por fuera del plano político, las mayores dudas giran
en torno al aspecto técnico del traspaso. Fuentes especializadas consultadas
por DIB vaticinaron un panorama por demás de complejo para operativizarlo. ¿En
qué se basan?
– En el plano económico, los especialistas aseguran que la
división de jurisdicciones implicaría, de entrada, un aumento en las tarifas
del Conurbano. La explicación es sencilla: actualmente, el precio del Kw es
similar para todos los usuarios, aunque el costo de distribución es más barato
en Capital Federal, donde los usuarios se concentran en pocos kilómetros. Al dividirse,
éstos deberían pasar a pagar menos, mientras que los usuarios bonaerenses se
verían fuertemente afectados. El régimen impositivo también contribuiría a
empeorar la ecuación, aunque en los últimos meses el gobierno de María Eugenia
Vidal impulsó la eliminación de varias tasas provinciales.
– En el plano jurídico, Edenor y Edesur llevan adelante una
concesión firmada por 95 años con el Estado nacional, con un plan tarifario
para los próximos 5 años, que iguala las tarifas a uno y otro lado de la General
Paz. La transferencia implicaría, a priori, dividir el área de concesión y,
consecuentemente, partir las actuales dos empresas en cuatro, que deberían
firmar nuevos contratos con cada administración.
– En el plano técnico, existen en la actualidad centenares
de instalaciones cruzadas: hay muchas subestaciones ubicadas en el límite entre
Capital Federal y el Conurbano que brindan el servicio a ambas jurisdicciones.
Dividirlas o construir nuevas para respetar un nuevo mapa del servicio
implicaría grandes inversiones, aseguran los especialistas.
Diferencias
Otro aspecto a tener en cuenta es que, de aprobarse el
traspaso, la administración Vidal deberá hacerse cargo del control de una
estructura que supera por mucho el actual sistema eléctrico bonaerense: entre
Edenor y Edesur contaban, en 2017, con 5,4 millones de usuarios contra los poco
más de 1,5 millones que hoy atienden las cuatro empresas provinciales (Edelap,
Edes, Eden y Edea) y las 200 cooperativas del interior. Una salvedad: aquí se
contemplan también los usuarios porteños, puesto que en las estadísticas no
aparecen divididos. De todos modos, un número muestra como pocos la diferencia
existente: Edenor y Edesur cuentan con casi 700 clientes por km, mientras que
las prestadoras bonaerenses, apenas 5.
En relación al consumo, durante 2017 los usuarios
bonaerenses de Edenor y Edesur utilizaron poco más de 23 millones de Mwh,
mientras que los del interior de la provincia, apenas 6 millones. En costos, la
facturación de las empresas concesión nacional, solo por electricidad (sin
contar impuestos), rozó los $ 40 mil millones. En el caso de las provinciales,
llegó a los $ 12 mil millones.
El costo del traspaso
Mucho se habló en los últimos días acerca del costo
económico que deberían enfrentar Vidal y Rodríguez Larreta por el traspaso de
las empresas de servicio. Los cálculos que trascendieron marcan un global de $
100 mil millones, entre ambas administraciones.
En el caso de las eléctricas, los especialistas plantean
reparos. Si bien se habla de un costo de $ 35 mil millones, un informe
reservado del Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE) sostiene que
las tarifas de Edenor y Edesur ya no cuentan con subsidios en el tramo de la
distribución (VAD), sino que solo se benefician con el que el Gobierno nacional
aplica sobre el mercado eléctrico mayorista (MEM). Es decir, el mismo que
reciben los usuarios de todas las provincias, y que aplana el costo de
producción de la energía. De ser así, el traspaso no sería tan oneroso para la
Provincia.
En el caso de AYSA, el año pasado el Gobierno nacional,
según los registros de la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración
Financiera Pública (ASAP) transfirió más de $ 12.000 millones, un número que
(se estima) este año llegará a los $ 15.000 millones.
Respecto al transporte, el año pasado el Gobierno invirtió $
66.000 millones en subsidios para el área metropolitana, de acuerdo a datos del
Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa). Se calcula que con el
aumento de los boletos ese número caiga a cifras cercanas a los $ 50.000. Con
todo, Buenos Aires se queda con el 95% de los subsidios que Nación destina al
transporte urbano en todo el país. (DIB) JG