La Plata, jul 16 (DIB).- Las ferias de venta de usados y de
intercambio de productos o trueque son cada vez más frecuentes en la provincia,
mientras el comercio bonaerense sufre los embates de la caída del consumo, el
aumento de los alquileres y las tarifas.
En Mar del Plata, una de las localidades más castigadas por
la desocupación según cifras oficiales, la presencia de feriantes se incrementó
en las plazas ante las dificultades económicas. Los martes y viernes, por
ejemplo, en la plaza Rocha, entre Luro y San Martín, no sólo se ven los típicos
gazebos, sino que también muchos vendedores se ubican en rincones con sólo una
manta o un perchero.
“Es una feria de emergencia social”, describió al diario La
Capital la concejal de Unidad Ciudadana, Marina Santoro. “Hay dos puntos
fundamentales en ese tema. El primero, y más urgente, es la cuestión social de
Mar del Plata y Batán, que tiene que ver con los altos índices de desocupación
que no paran de crecer”, agregó.
El escenario se repite en varias localidades del conurbano,
pero también comienza a ser frecuente en el interior. En Ramallo, por ejemplo,
se organiza un encuentro de “prosumidores”: productores y consumidores que
intercambian bienes y servicios sin que haya dinero de por medio.
“El balance es muy positivo. Todos nos fuimos muy
contentos y comenzaron a crearse lazos de solidaridad y respeto mutuo. Creemos
que este nodo va a crecer mucho y esperamos que continúe de la manera en que
comenzó. Vayamos creando ideas entre todos para mejorar y ayudarnos”,
expresaron a través de las redes sociales tras el primer encuentro celebrado
días atrás.
Esta modalidad también se repite en Junín, en el barrio
Bicentenario, donde incluso se cambia ropa por comida, según advierten los
mismos vecinos que participan de la feria, improvisada con mantas en el piso.
Pero el fenómeno no comenzó ahora: en el conurbano, algunos
espacios de trueque y venta de usados funcionan desde hace un año y medio. Ese
es el caso de “El Galpón”, en Temperley, un lugar que los vecinos alquilan dos
veces por semana para canjear distintos productos, entre los que se destacan
ropa y alimentos. O de otros espacios al que los vecinos llamaron Pepe Fragata
o El Rancho de Don Pedro en San Francisco Solano o Manos Unidas en Ezeiza.
Pero también esta modalidad es frecuente a través de redes
sociales como Facebook. En grupos cerrados, los usuarios de distintos barrios y
ciudades ponen en consideración diferentes tipos de productos por los que piden
a cambio algo en particular.
El comercio en alerta
Mientras tanto, el comercio bonaerense sufre las
consecuencias del aumento de tarifas y de alquileres, y de la caída del
consumo. Mientras que desde el sector muestran preocupación por la venta
informal.
En ese sentido, desde el Nucleamiento Empresarial del
Noroeste Bonaerense reclamaron la semana pasada contra la venta ilegal de
diferentes productos en las distintas localidades de la región, que según se advirtió,
creció además en casas particulares, bajo la modalidad de “showrooms”
y “ventas de garaje”, así como también a través de las redes
sociales.
No obstante, la baja en las ventas es un problema
fundamental. Al respecto, el presidente del Centro Comercial, Industrial y
Servicios de Chivilcoy, Jorge Ballerini, lamentó que “se piensa cómo comprar la
comida y no ir a comprar una ropa o un par de zapatillas”.
“Estamos atravesando por una situación muy compleja y para
que se revierta se tiene que reactivar la producción. Tiene que haber más
trabajo para que la gente esté más tranquila. Los sueldos quedaron muy
retrasados con el aumento del dólar y la inflación”, estimó en declaraciones al
diario La Razón.
En Olavarría, el titular de la Cámara Empresaria local
(CEO), Mario Antista, también analizó la realidad y sostuvo que “hay
preocupación en el sector” y que el principal problema es “la
retracción del consumo”. Locales desocupados, liquidaciones por cierre o
por cambio de firma y promociones que intentan incrementar aunque sea un poco
más las ventas, según informó el diario El Popular.
En La Plata, un reciente relevamiento dio cuenta que casi el
10% de los locales comerciales están vacíos. Mientras que en la capital
provincial también crece la venta callejera en parques y plazas. (DIB) MCH