La Plata, jun 4 (DIB/AMPLIACI??N).- Autoridades de la
municipalidad de La Plata aseguraron que el estado de la elefanta que se
encuentra alojada en el zoológico local “no mejora” en su estado de salud,
aunque sostuvieron que si bien los resultados de los análisis no son los
esperados, “no muestra signos de sufrimiento”.
Integrantes del equipo técnico, formado por los veterinarios
del Jardín Zoológico y los especialistas del santuario de Brasil junto a la
Fundación Franz Weber, monitorearon a la elefanta toda la noche y durante el
día y consideraron que Pelusa “después de muchos años de sufrimiento por su
enfermedad, es el momento en que menor dolor siente en sus patas”.
El secretario de Espacios Públicos y Gestión Ambiental,
Marcelo Leguizamón, detalló que “Pelusa está serena, tranquila y sin
dolor, aunque no ha mostrado voluntad de pararse. El director del santuario de
Brasil, Scott Blais, nos informa que la única posibilidad de que se levante es
que ella muestre signos de querer hacerlo”.
El director del santuario de Brasil aseguró hoy que
“todo indica” que la elefanta Pelusa “está en la etapa final de
su vida”.
El sábado Pelusa se acostó luego de permanecer dos años
parada debido a la enfermedad que le impedía echarse, y ya no volvió a
levantarse, por lo que los especialistas mostraron preocupación, ya que ello
denota un desmejoramiento en su ánimo.
Desde la comuna montaron una carpa para proteger al
paquidermo del rocío y del frío, lo cubrieron con mantas y entibiaron el
ambiente con varios calefactores de pie, al tiempo que el equipo de
profesionales se mantuvo a su lado de manera permanente.
El equipo veterinario del zoológico y los especialistas de
la Fundación Franz Weber, con Scott Blaise al frente, advirtieron que “si ella
no presenta signos de querer levantarse, no debe ser forzada a hacerlo; la
experiencia en casos similares ha demostrado que ese curso de acción puede
entrañar riesgo de muerte”.
Blaise sostuvo que “desde hace dos años no se puede
recostar, lo que puede ser agotador para un elefante, causar más daño, más
dolor porque no puede liberar la presión de sus patas”.
El experto explicó que “este es el resultado del cautiverio:
50 años en este espacio que es completamente insuficiente ya que no permitió la
estimulación física, psicológica ni emocional”. No obstante, resaltó que
“sus cuidadores están completamente dedicados a ella, la adoran, quieren
hacer todo lo posible, pero es muy difícil luchar contra lo que genera el
cautiverio”. (DIB) JG