La Plata, abr 15 (Por Ana C. Roche, aroche@dib.com.ar).- El proceso que hoy ubica a Carolina del Carmen Peleritti en la escena folclórica independiente como una de las voces más potentes se fue dando lentamente, siguiendo intuiciones, pero con firmeza y tenacidad. “En algún momento empiezan las cosas”, afirma, frase que repite en varios momentos durante la charla con DIB.
Hoy, tras recorrer pasarelas, sets y tablas como actriz, y a nueve años de haberse parado a cantar una copla en Jujuy, Carolina reconoce que esta versión suya, la de cantante, la que dice a través de la palabra y la música en comunión, es la más genuina. Ella misma reconoce en su página web que el estudio de la voz fue el nacimiento de su identidad.
“Tiene que ver con una búsqueda muy adentro. De chica era muy introvertida y me costaba mucho hablar y en el proceso de la infancia estuve muy cerca de la música. Mi mamá y mi papá además de tener una gran cantidad de discos de vinilo me llevaban a conciertos, recuerdo haber visto a Mercedes Sosa en vivo cuando tenía 10 años, recuerdo a la gente que lloraba. Mucho más tarde reconocí los nombres de los autores que escuchaba de chica”, cuenta, haciendo un recorrido minucioso de lo que hoy es su carrera en la música, pensando en un origen, para explicar el presente y empezar a bocetar el futuro.
La voz, herramienta, instrumento. La voz habilita, en los términos en los que expresa Carolina, una búsqueda profunda y un encuentro con algo que podría definirse como una esencia, como lo no impostado.
“Cuando empecé a trabajar como modelo empecé a estudiar teatro y tenía una dificultad con la voz, sentía que no se me entendía nada. Empecé a estudiar canto con una cantante lírica y desde ese momento no he parado de estudiar canto y no he parado de trabajar con la voz”, describe y afirma: “Fue un trabajo de encuentro con algo que tenía guardado”.
Hasta ese momento la música estaba en un segundo plano en su vida. Era el hobby. “Me iba comprando distintas cosas. Una guitarra eléctrica, un micrófono, un piano, tomaba clases. Me equipaba sin pensar que en algún momento iba a cantar”, cuenta.
El tiempo fue pasando y la voz ya estaba más trabajada. Era momento de armar un repertorio, lo decían los profesores, los amigos, los compañeros de teatro. “Cantaba boleros, canciones en inglés, pero no tenía decidido qué era lo que quería cantar. De hecho me escuchaban cantando algo en el teatro y me empezaron a llegar propuestas para hacer comedia musical, pero de alguna manera interna me fui como negando a eso. Algo me decía ?no, por acá no va?”, confiesa. “En una de esas intuiciones me reencuentro con los discos que yo escuchaba de chica, los de Mercedes, y dije: “es esto, esta es la música que yo quiero cantar”; recuerdo al haber encontrado esto una sensación de haber tenido la llave de un empezar”, grafica.
La profesional
Con repertorio decidido, llegaron los mentores y compañeras de ruta. Aquí es donde entra Jaime Torres en la historia de la Carolina Peleritti cantora.
“Un amigo del teatro Maipo que escuchaba la música que yo llevaba y es muy amigo de Jaime me dijo “vos tenés que conocerlo “, y así fue que un día fui a la casa, a su cumpleaños, conocí a su familia. Fue de alguna manera el que me abrazó el que me integró”, afirma.
En 2009 llegó el momento del debut, la prueba de fuego. Cantó en Jujuy, en el Tantanakuy, en pleno junio, con la quebrada de Humahuaca como telón de fondo. “Fue un momento muy importante para mí como un verdadero salto al vacío. Me animé y canté ahí con todas mis fuerzas”, rememora Peleritti.
Después vinieron más empujones, de amigas del camino, como Rita Cortese, Melania Pérez, Lidia Borda, Teresa Parodi y Dolores Solá, con quienes en 2010 formó parte del colectivo de cantoras que organizó en San Telmo el ciclo “Jaula abierta”, que fue para Carolina una posibilidad de fogueo con colegas y público, un espacio de formación y de compartir.
“En algún momento empiezan las cosas”, dice. Con firmeza le sale la frase. “Más allá de mi impronta previa tenía que meterme en ese mundo. Tuve que ir a buscar esas raíces adentro”, subraya.
Paso a paso. Así fue el camino de construcción de la identidad de la Carolina cantante que hoy se planta en los escenarios, quizás la versión más auténtica de todas sus facetas artísticas.
Cuenta como anécdota que cantaba como caballito de batalla una coplita, con caja en mano. La copla es “Vámonos vida mía”, que plantea una pregunta sobre el futuro, sobre un lugar aún no definido pero deseado. “Vámonos vida mía, vámonos dónde”, reza la letra, que se repite como un mantra. Pareciera que de cantarla y cantarla, Carolina ya encontró adónde ir y de qué lado quedarse en esta vida.
Proyectos y presentaciones
Entre sus planes a corto y largo plazo no descarta grabar un disco de estudio por primera vez con su banda y tiene en agenda un viaje a Corea en mayo junto a Soema Montenegro, para presentar la música argentina en un intercambio cultural.
Asimismo, durante los sábados de este mes, Peleritti mostrará una faceta más intimista junto al guitarrista Juan Pablo Ferreyra, con el percusionista Leandro Savelón como invitado. La cita es en Velvet Club, ubicado en Salta 755. (DIB) AR