Otro mensaje de Francisco: designó a un cura villero obispo en Lomas de Zamora

La Plata, mar 3 (DIB).- El Papa Francisco nombró nuevamente
a un cura villero como obispo en una jurisdicción argentina: esta vez monseñor
Jorge García Cuervo fue designado como auxiliar de Jorge Lugones en la diócesis
de Lomas de Zamora, una de las zonas más pobres del conurbano  bonaerense.

García Cuerva, que ejerció casi todo su presbiterio en la
villa La  Cava, de San Isidro, recibió
hoy su ordenación episcopal en la catedral de Lomas, en una misa concelebrada
por 20 obispos y encabezada por Oscar Ojea, designado el año pasado como
presidente de la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina.

“Quiero ser testigo de la vida en medio de la muerte hoy en
el conurbano bonaerense, en sus comunidades y barrios, en las periferias
existenciales”, dijo García Cuerva, en una cita directa del Papa Francisco, que
varias veces se refirió a la cuestión de las “periferias existenciales” como
prioritarias.

El nuevo obispo también aseguró que se propone acompañar “el
caminar y la lucha de tantos que sufren el flagelo de la droga, el drama de la
falta de trabajo y de vivienda, la cárcel, la enfermedad, la soledad, la más
profunda angustia existencial” de los habitantes del Conurbano, que tiene los
peores índices sociales de la Provincia.

La designación de García Cuerva es la segunda de un cura
villero como obispo que hace Francisco, luego de elevar a auxiliar de Buenos
Aires a Gustavo Carrara, un cura que había desarrollado buena parte de su
ministerio de villas de Dock Sud.

Al igual que con Carrara, García Cuerva fue retirado en
andas de la

catedral en medio de un clima festivo por parte de vecinos,
fieles y amigos del cura nacido en la provincia de Santa Cruz el 12 de abril de
1968. Durante la ceremonia, el nuevo obispo utilizó un báculo de madera
realizado por presos del Complejo Penitenciario de Ezeiza, un ámbito también
conocido para el sacerdote referente dentro de la pastoral carcelaria.

Entre los símbolos de su ministerio episcopal, García Cuerva
eligió las “chapas de las casas de las villas”, bajo los cuales “el calor y el
frío se sienten mucho más”. Dijo que “allí se escuchan hasta los más mínimos
ruidos y se distinguen todos los sonidos del barrio. Allí se adquiere una
sensibilidad particular, que quiero mantener y profundizar en mi corazón de
pastor estando bien cerca del pueblo”. (DIB) AL