Agencia DIB finaliza su servicio de 10 de marzo de 2018

La Plata, mar 10
(Por Andrés Lavaselli).- Al cabo de una semana en la cual la contundencia del
grito feminista del 8N desvió la atención de las minucias de la política
partidaria, la gobernadora María Eugenia Vidal 
recibió una noticia que la tranquilizó. Al menos por ahora, el plan
político principal de PRO sigue previendo que intente la reelección. Por eso, archivó
algunas iniciativas que podían generar turbulencias y dio por iniciado el
tránsito hacia 2019, un camino que, paradójicamente, comienza con la pelea con
los docentes.

Vidal estaba
inquieta por el surgimiento de un rumor que la colocaba como pieza de recambio
electoral nacional luego de tres meses de caída de la imagen de Mauricio Macri.
A la gobernadora le preocupaba sobre todo que aquella versión, surgida de los
entresijos del oficialismo, no hubiese sido desmentida, lo que le daba un viso de
factibilidad. Al mismo tiempo su persistencia contribuía, insólitamente, a desgastar
la figura del Presidente, ya que especie de prematuro efecto pato rengo.

Por eso, que el
congreso partidario del viernes en Parque Norte estuviese dedicado exclusivamente
a reafirmar que Macri, Vidal y el jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez
Larreta irán por un nuevo mandato era un paso obligado de cara a las internas
que, como en todo espacio político, a veces tienden a descontrolarse Cambiemos.
Por supuesto, a un año y medio de las elecciones nadie puede descartar un
cambio de planes, pero lo importante que es por ahora todo sigue igual.

En  la provincia, el primer efecto fue reafirmar
lo planes de la Gobernadora para este año. Vidal decidió dar de baja alguna de
las reformas estructurales más ambiciosas que hasta ahora tenía en carpeta para
este año: como quedó claro hace un par de semanas no habrá cambios en el
sistema previsional, pero tampoco en el Estatuto Docente. Al menos esa es la
señal que manejan algunos de los coroneles parlamentarios más prominentes del
oficialismo.

En cambio, la Gobernadora
optó por impulsar proyecto de leyes que supone menos riesgosas para su imagen.
El de obra pública es uno de ellos. El combo que se difunde desde el año pasado
como reforma judicial, que da sus últimos giros de revisión por despachos del
Ejecutivo antes ser enviaba a la Legislatura, otro. Tal vez, con suerte, la
discusión sobre el nuevo esquema de coparticipación municipal que elabora el
ministerio de Economía sume un tercer ítem. Pero no mucho más.

Esa prudencia encaja
con la comodidad que parece sentir Vidal en la pelea docente. El viernes eso se
reflejó en la dureza con que ordenó tratar a los sindicalistas después de los
dos días de paro del inicio de la semana. En ese encuentro de segundas líneas
no hubo ningún intento del gobierno de acercar posiciones. Lo gremios
terminaron más enojados que antes, al punto que una de las representantes de
Suteba pidió que si iba a ser en esos términos, no los llamen más.

De todos modos, es
probable que la semana que comienza sean convocados. Nadie cree que si se
presenta una oferta renovada, las novedades sean espectaculares. A despachos
del gobierno llegó un modelo renovado de cláusula de actualización, elaborada
en un sector gremial, que podría  ponerse
sobre la mesa. Consiste en otorgar un 15% de aumento y reabrir la negociación
en el momento exacto en que Indec informe que la inflación alcanzó esa cota.

Habrá que ver cuáles
son los pasos que finalmente da Vidal. Pero el solo hecho de que en las mesas
de arena sus negociadores contemplen ese tipo de variantes, da la pauta de
hasta qué punto se siente cómoda con el gremialismo docente en la vereda de
enfrente. Si lo que la semana que pasó quedó refrendado es que la idea de
reelección sigue en pie,  la morosidad de
la Gobernadora en las negociaciones parece indicar que cree que gana más
enfrentando a los sindicatos que al peronismo partidario.

Vidal, en el fondo, piensa
lo mismo que Nicolás Massot dejó entrever en el bluff televisivo en el que
desnudó la poca valoración del macrismo a los radicales: si la economía en
algún momento empieza a acompañar, para el núcleo PRO pude haber seis o diez
años de gobierno antes de que el peronismo logre  rearmar una propuesta de unidad competitiva.
Lo que ni la Gobernadora  ni el diputado
no responden aún es qué pasa si las variables económicas siguen evolucionando
como hasta ahora. (DIB) AL