Panorama político : un conflicto arduo, pero con un sugestivo clima de prudencia

La Plata, feb 24 (Por Andrés Lavaselli, de la redacción  de DIB).- El gobierno de María Eugenia Vidal
y los gremios docentes protagonizan, a una semana de la fecha prevista para el
inicio del ciclo lectivo, una extraña negociación salarial. A la luz de los
datos duros sobre pedidos sindicales y propuestas oficiales parece muy lejos de
poder resolverse, pero que al mismo tiempo se encuentra dominada por un clima
de prudencia, casi de concordia, inédito a estas alturas en años anteriores.

Después del último encuentro formal entre los negociadores de
ambas partes, la distancia  entre lo que
unos pretenden y lo que otros ofrecen es de por lo menos cinco puntos: los
gremios exigen 20%, el gobierno se planta en 15%. Ese último porcentaje no es
casual. Es el límite que Mauricio Macri pide a los suyos que no crucen, como
estrategia en la despareja pelea contra la inflación  en la que está empeñado.

Horacio Rodríguez Larreta se anotó una victoria a los ojos de su
jefe precisamente por cerrar una paritaria del 12% con los empleados del Estado
porteño. Pero al mismo tiempo, dio una señal ambigua, porque en la letra fina
del acuerdo, a partir de una serie de ítems, el porcentaje trepaba bastante más
arriba, como comunicó, sin ser desmentido, el siempre oficialista Amadeo Genta,
líder sindical de esos trabajadores.

Desde cierto punto de vista, Vidal parece tantear un esquema
similar. Mandó a sus dos halcones, los ministros de Trabajo, Marcelo  Villegas y de Economía, Hernán Lacunza, a que
reafirmen el techo del 15%. Y al mismo tiempo ofreció un plus por presentismo de
6.000 pesos anuales, que agregaría un 2% de incremento al neto anual promedio
que percibirían los maestros que no falten un solo día a su trabajo en 2018.

En realidad, lo que esas alambicadas maniobras muestran es la
dificultad de fondo para de cerrar un acuerdo de aumento en 15% cuando el Banco
Central, que conduce Federico Sturzenegger, estimó que la inflación de este año
será del 19,4%, un porcentaje que las consultoras privadas que el gobierno
escucha estiran incluso uno o dos puntos más.

El año pasado, el temor a esa brecha se había conjurado con la
cláusula gatillo, aunque ahora la necesidad de extremar las señales a “los
mercados” dio de baja también esa herramienta del recetario oficial. En algunas
paritarias se reemplazó por la “cláusula embarazo”, que consiste en reabrir la
negociación a los 9 meses. Pero no es lo mismo: la primera implica una
corrección automática de los sueldos si quedan retrasados respecto de los
precios, en la segunda ese ajuste es solo eventual.

La discusión sobre el presentismo merece párrafo aparte. Hay un
primer deslinde que hacer: según Villegas, trepa al 17% en las escuelas
públicas una cifra que triplica a la de los colegios privados. Pero de acuerdo
a la secretaria adjunta de Suteba, María Laura Torre, es significativamente
menor: 7% en el ámbito estatal.

Como fuere, y más allá de si esa discordancia llega a clarificarse
o no, ese plus difícilmente sirva para zanjar el conflicto. Y eso porque, la
recomposición de ingresos que supone no es segura. Ante ese panorama, hay voces
del oficialismo que, internamente, ya se plantean la posibilidad de que se
termine por modificar la oferta puramente 
salarial en uno o dos puntos, para llevarla al 16 o 17%. 

Lo llamativo es que con una negociación que a estas instancias luce
tan trabada, los gremios aún no hablen de paro ¿Existe la posibilidad de que
comiencen las clases en tiempo y forma, aunque el conflicto prosiga? Sería una
estrategia novedosa por parte de los gremios, que el año pasado terminaron el
largo conflicto que llevó a 17 días de paro más desgastados que Vidal, aunque
consiguieron el aumento que querían.

Al lado de la gobernadora parecen darle algún crédito a esa
posibilidad, como demuestra el hecho de las referencias de los funcionarios al secretario
general del Suteba, Roberto Baradel. El año pasado, el gremialista era descripto
como el enemigo público número uno. Pero ahora, es considerado un dirigente que
“está actuando de modo razonable, concentrado en los números”.

 

Dificultades

Mientras ese minué se desarrolla, la oposición peronista ensaya su
propio baile: el de la unidad. Pero aquí también  el acuerdo parece lejano. Aunque cierto clima
que emergió de la marcha de Hugo Moyano apuró algunas movidas. Fernando
Espinoza, Verónica Magario y Jorge Ferraresi fueron, 24 horas después, a la
reunión del Concejo del PJ que comanda Gustavo Menéndez, al que hace un mes
buscaban vaciar.

El propio Menéndez fue recibido por Cristina Fernández de
Kirchner, en una ???curiosa- forma de exteriorizar una disculpa que permitió
seguir con la relación política luego de que, vergonzosamente, se difundiera
otra grabación judicial, en la que esta vez la expresidenta apareció insultando
al alcalde. No es que ahora se soporten más que antes, pero que el encuentro haya
existido y que los K haya ido al Concejo son señales.

El camino, aquí, de todas maneras parece tan sinuoso como arreglar
las paritarias. Visto desde Buenos Aires, uno de los obstáculos importantes
siguen siendo los gobernadores. Miradas desde esta última óptica, el problema
es CFK. Lo mismo que hace dos años. (DIB)