“Padecí una violencia intolerable”, dijo la sobreviviente del asesino de Ensenada

que conlleva el hecho de haber sido expuesta a
niveles de violencia intolerables para cualquier persona, y al hecho de tener
que afrontar la pérdida de mi amiga”, dice A.L.

“Mi abogado -continúa-, solicitó, en los últimos días,
que por favor se tratara el caso con perspectiva de derechos lo que implica,
entre otras cosas, resguardar mi intimidad, y preservarme, junto a mi entorno,
de situaciones que me expongan a un proceso de revictimización”.

“El derecho que me asiste de intentar retomar mi
habitualidad, mis rutinas, no debe ser menoscabado por un tratamiento amarillista,
que no aporta nada a visibilizar el flagelo de las que somos víctimas cientos
de miles de mujeres”, agrega la joven. Al final del texto, A.L. le
solicita “a los medios de comunicación” que “no decidan”
por ella, que “no hablen” por ella y que “respeten las
decisiones” que va tomando en conjunto con sus seres queridos.

El hecho se registró durante la madrugada del sábado 8 de
julio pasado en una antigua vivienda de las calles 126, entre 5 y 7, de Punta
Lara, donde María Emma se hallaba junto a una amiga de 25 años. Cuando las
amigas salieron de la casa a cerrar el portón y a entrar a los perros, apareció
un hombre armado con un revólver que las amenazó, obligó a desnudarse, ató,
violó y golpeó con una pala, ataque en el que Córdoba terminó asesinada. Para
lograr su impunidad y borrar evidencias, el asesino también intentó prender
fuego a las víctimas y la casa con un encendedor y un aerosol que utilizó como
lanzallamas.

El imputado, Ariel Osvaldo “Papu” Báez (23), fue
detenido por la policía en la casa lindera, donde además se secuestró una
mochila que tenía objetos robados a las víctimas, entre ellos, sus celulares,
una notebook, sus DNI, tarjetas bancarias, un juego de llaves y cosméticos.
(DIB) FD